El flujo migratorio internacional que sin documentación apuesta a llegar a EEUU, está lejos de haber disminuido o cesado tras el cese del Título 42 y las nuevas restricciones y controles de Washington. El paso por la peligrosa selva del Darién, que ha devenido en el primer desafío para los migrantes de diversos países, de nuevo muestra una cifra récord.
La selva o Tapón de Darién separa a Colombia de Panamá. No existen ni carreteras ni caminos formales, los migrantes se enfrentan a bandas delictivas y adversidades generadas por la propia naturaleza virgen, pero aún así este año va en camino de establecerse un nuevo registro sin precedentes de un incesante flujo humano que, luego del Darién, sigue avanzando por Centroamérica y México, teniendo como objetivo alcanzar territorio estadounidense.
Las autoridades migratorias de Panamá han confirmado que en el primer semestre del año algo más de 200.000 personas ingresaron caminando a ese país tras pasar por el Darién. La cifra es cuatro veces más que la de similar periodo de 2022, cuando ya se había establecido un récord en comparación con años anteriores. Lejos de disminuir, el flujo migratorio ha crecido.
En el primer semestre de 2022, un total de 49.452 migrantes cruzaron esta frontera natural con Colombia.
"La cifra de migrantes irregulares, que ingresan ilegalmente por las diversas trochas de la provincia del Darién, entre enero y junio de 2023, registra un total de 201.167 personas", informaron las autoridades panameñas.
El total de migrantes que atravesaron la selva del Darién en 2022 fue de 248.284, un número que ya significó un hito. Sin embargo, de continuar en los meses finales de 2023 el ritmo del primer semestre, al final de este año se estima que medio millón de personas habrá atravesado este peligroso tramo.
Entre los migrantes que cruzaron el Darién en lo que va de año, más de la mitad son venezolanos (103.028), seguidos de haitianos (33.553), ecuatorianos (25.925), chinos (8.964) y colombianos (6.484). Otras nacionalidades numerosas son chilenos, indios o brasileños.
De acuerdo con cifras de la dirección de Migración de Panamá, en 2019 entraron por el Darién 22.102 migrantes. En 2020 la cifra fue de 8.594; tuvo una subida explosiva en 2021 al alcanzar 133.726 y llegó a 248.284 en 2022. Las autoridades panameñas han advertido sobre los riesgos de cruzar esta selva: "aunque la migración es un derecho universal, es importante realizar la movilidad de forma regular, ordenada y segura".
La presidenta de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), Carolina Jiménez, resaltó la complejidad del drama humano que se vive en el Tapón de Darién, al ser consultada por DIARIO DE CUBA.
Jiménez destacó la masiva presencia de venezolanos encabezando en los últimos años este flujo migratorio. En 2019, acota, apenas 78 venezolanos cruzaron el Darién. En los últimos 18 meses, sin embargo, al sumar todo 2022 y el primer semestre de 2023, más de 250.000 venezolanos atravesaron este peligroso paso en su ruta que tiene a EEUU como destino.
Al cierre de 2022, como reseñó DIARIO DE CUBA, la mayoría de los migrantes que cruzaron la selva en su camino hacia Norteamérica procedían de Venezuela con 150.327 migrantes, seguida de Ecuador, con 29.356; Haití, con 22.435; Cuba, con 5.961, y Colombia, con 5.064.
En el primer semestre de 2023, entretanto, cayó de forma notable el flujo migratorio de cubanos, que ya no aparecen reseñados entre las nacionalidades más numerosas por parte del Servicio Nacional de Migración de Panamá.
De acuerdo con diversos organismos especializados en movilidad humana y derechos humanos, la selva del Darién se ha convertido en uno de los pasos más peligrosos del mundo.
En ese sentido, el coordinador de atención a población migrante de Fe y Alegría, Elías Cornejo, explicó a DIARIO DE CUBA que el Tapón de Darién es una región selvática, que por razones geopolíticas, en el marco de la Guerra Fría se mantuvo inexpugnable, para evitar la expansión de la guerrilla colombiana hacia Panamá.
En la actualidad, según este experto panameño, es técnicamente posible abrir un paso para permitir un flujo controlado de migrantes, pero no hay voluntad política. "Sería una de las primeras opciones que deberían tener los gobiernos, ver de qué manera se podría crear un paso más seguro, una carretera que permitiera al menos puestos fronterizos de control, y yo creo que habría mejores beneficios a nivel social y cuidando la biodiversidad de la zona", comentó.
El tránsito desordenado de miles de personas, sin condiciones sanitarias mínimas, va dejando huella en el Darién, que es también un parque nacional protegido. "El daño ecológico es muy grave", enfatizó Cornejo.
El nutrido flujo migratorio, además de lo que implica atravesar el Darién, se encuentra con diversas dificultades y violaciones a derechos humanos cuando atraviesa los países de América Central y México. En la frontera entre EEUU y México, además, hay controles y restricciones de lado y lado, una vez que México ratificó su disposición a alinearse con las restricciones migratorias de Washington.
La Casa Blanca activó el pasado 11 de mayo nuevas restricciones migratorias, al finalizar el conocido como Título 42 y aplicarse en su lugar el Título 8, la norma que históricamente ha regido la migración en este país. Se han sumado, asimismo, otras medidas que restringen el acceso a pedir asilo en su frontera sur con México.
Para Jiménez, una conocida activista venezolana de derechos humanos, el alto flujo humano que, a pesar de todo lo que les espera en el Darién deciden tomar esta opción, debería llevar a que muchos gobiernos de la región se pregunten por las razones sobre la expulsión masiva de ciudadanos que se vive en la región en países como Venezuela, Haití, Cuba, y ahora también Ecuador.
