Este 29 de junio se cumplen 100 días de la renuncia y posterior desaparición de la escena pública de Tareck El Aissami, el otrora hombre fuerte dentro del chavismo. Su caída, según analistas, debilitó principalmente a Nicolás Maduro, dentro de Venezuela y en su interacción internacional, y al mismo tiempo dejó en evidencia una pugna por el poder entre varias corrientes del chavismo.
La renuncia pública de quien hasta ese momento era ministro de Petróleo del Gobierno de Nicolás Maduro fue seguida de su evaporación, ya que no hay información oficial sobre su paradero ni sobre su estatus judicial. Decenas de altos funcionarios fueron detenidos desde marzo pasado, incluidas figuras del chavismo que formaban parte del entorno íntimo de El Aissami, quien en el pasado estuvo a cargo de los organismos de inteligencia y en los últimos años fungió como una suerte de enviado especial para las relaciones con naciones aliadas como Irán, Siria y Turquía.
Ni Maduro ni ningún otro alto funcionario se ha referido públicamente a El Aissami en estos 100 días, salvo el diputado y exministro Jesús Faría, quien aseveró que el exministro y exvicepresidente sí estaba siendo investigado judicialmente para determinar su responsabilidad en una red de corrupción que envolvió, según la propia información oficial, a entidades como Petróleos de Venezuela, la Superintendencia de Criptomonedas y la Corporación Venezolana de Guayana (industrias básicas en el sur del país).
A juicio del analista Ricardo Ríos, politólogo y presidente de la firma Poder y Estrategia, para deducir lo que ocurre dentro del chavismo debe entenderse que tras la muerte del gran referente del oficialismo que fue Hugo Chávez, predomina una suerte de federación de grupos. "Maduro como presidente en verdad se ha encargado de gobernar esos grupos, y es su prioridad porque sabe que ahí hay poder", precisa.
Consultado por DIARIO DE CUBA, Ríos sostiene que "el caso de El Aissami, que era otro líder de grupo, ahora señalado por la red de corrupción, debilita a Maduro y evidencia las fracturas que tiene el oficialismo dentro de esos grupos de poder que existen".
Otros referentes de poder, según este analista, son: Diosdado Cabello, que maneja al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y que venía perdiendo terreno ante El Aissami, y los hermanos Rodríguez, contra quienes ha tenido confrontaciones políticas que al final debilitan al Gobierno y a Maduro". Jorge Rodríguez es el actual presidente de la Asamblea Nacional y su hermana, Delcy, es la vicepresidenta del Poder Ejecutivo en Venezuela.
A juicio de otros observadores, la pugna interna que vive el chavismo les llevó a implosionar al Consejo Nacional Electoral (CNE), cuya directiva en su mayoría era afín al chavismo, pero no a las corrientes que tienen poder en la actualidad. Electa la directiva para un período de siete años, fueron "renunciados" cuando apenas tenían dos en funciones, en una decisión unilateral que anunció el presidente de la Asamblea Nacional. Se espera, ahora, una nueva directiva en la cual Diosdado Cabello recupere un importante espacio de influencia.
"Hay muchos elementos que indican que no están unidos, normalmente en cualquier movimiento hay corrientes, matices, pero particularmente el oficialismo creo que está enfrentando la crisis más severa a lo interno", sostiene Ríos al hacer un balance en particular de los diez años que tiene Maduro en el poder.
Tras ser ungido como heredero por un Chávez que poco después fallecería, Maduro se impuso por poco margen en los comicios de abril de 2013. Unas elecciones presidenciales que se realizaron de manera precipitada, mientras estaba vivo el duelo de millones de venezolanos por la muerte de Chávez y los sectores de oposición debieron improvisar para realizar una muy corta campaña electoral.
Ríos cree que el oficialismo no está unido y que en la actualidad vive la crisis más profunda desde que llegaron al poder. En su opinión, los grupos dentro del Gobierno se dividen por los que se formaron y se alinearon con el fallecido presidente Hugo Chávez y las corrientes que se crearon y tomaron fuerza con Nicolás Maduro.
"La forma de gobernar de Chávez y la de Maduro marcaron diferencias; eso los fragmentó y ya son diez años en esa situación, lo que a su vez los ha debilitado", precisa el politólogo.
Sobre el futuro político de El Aissami, Ríos describe un escenario donde el menor costo para el chavismo será, en algún momento, mandarlo al exilio, posiblemente a algún país aliado en el Oriente Medio.
En las redes sociales, entretanto, en las últimas semanas han llovido las noticias falsas y diversas especulaciones. La tesis que cobra más fuerza es que El Aissami está en una suerte de plan piyama, en su casa y con movimiento y comunicaciones limitadas, sin que el aparato de Justicia haya decidido aún cómo proceder en su caso.