Se define como minarquista, y por tanto a favor de un Estado mínimo, y anarcocapitalista, con una defensa a ultranza de las libertades individuales. Ataca por igual a peronistas como a la oposición conservadora tradicional. Es el diputado y economista Javier Milei, quien ve crecer su caudal electoral de cara a las presidenciales que se celebrarán en Argentina en octubre próximo.
Milei saltó de la palestra mediática al Congreso hace apenas dos años, con las elecciones de medio término para renovar parcialmente al Parlamento argentino. Su mensaje, directo y a veces visceral, parece resumirse en un "que se vayan todos" que parece sintonizar con la sensación de hartazgo que predomina entre los jóvenes que viven en las grandes ciudades, menores de 30 años y que no terminan de ver con claridad una mejoría radical para el país sudamericano.
La fotografía que muestran varias encuestas en este mes de marzo, cuando falta medio año para las votaciones presidenciales, es de unas preferencias que ya no se definen solo entre peronistas y conservadores (centro y derecha), sino que proyectan una carrera a tres bandas para las elecciones de octubre próximo.
El avance de Milei, y su identificación como opción de poder, más allá de que alcance o no la Presidencia, presupone un reacomodo significativo en la vida política e institucional de Argentina, que en los últimos años vivió una suerte de bipartidismo imperfecto.
Aunque existieron unas terceras opciones, no tuvieron un caudal de voto que cambiase la dinámica dominada por las dos coaliciones: Juntos por el Cambio (encabezada por el expresidente Mauricio Macri) y el Frente de Todos (peronismo reunificado con Cristina Fernández de Kirchner como referente central).
Milei, por otro lado, se va posicionando como referencia en un escenario marcado por las indefiniciones. El economista, de vestimenta extravagante y posiciones incendiarias cuando aparece en la televisión, está corriendo ya como candidato y se da por descontado que en las primarias de carácter obligatorio termine siendo el abanderado de la opción "libertaria" con un liberalismo a ultranza.
Recientemente, en una entrevista local, Milei se autodefinió como "un anarcocapitalista, porque el Estado es el enemigo. Pero uno vive en un mundo real y tiene que tener los pies sobre la tierra. En ese contexto, yo soy un minarquista, es decir, alguien que considera que el Estado solo debe estar a cargo de la seguridad y la justicia".
Acto seguido enfiló su discurso contra la clase política tradicional, uno de sus temas favoritos, que encuentra amplio eco entre los votantes jóvenes: "La gente se da cuenta de que cada vez somos más pobres y que los únicos que progresan son los políticos, los parásitos que integran la casta".
En Juntos por el Cambio, en tanto, las cosas comienzan a despejarse tras el sorpresivo anuncio hecho por Macri este 26 de marzo en el que confirmó que no buscará nuevamente la Presidencia. El exmandatario se cuidó de no mostrar preferencias públicas por ninguno de los aspirantes de su coalición.
El centrista Horacio Rodríguez Larreta, actual jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, oficializó su precandidatura en Juntos por el Cambio, y se espera que en breve lo haga la conservadora Patricia Bullrich. Aunque aún falta mucha campaña electoral por recorrer, las encuestas muestran a Milei de tú a tú ante los precandidatos de esta coalición.
En el seno del peronismo, dentro del cual el kirchnerismo lleva la voz cantante, aún no hay definiciones.
La dos veces presidenta Fernández de Kirchner es vitoreada por sus seguidores en cualquier acto oficial, que tienen un tinte más electoral. Apenas se conoció que había sido condenada por la Justicia por un sonado caso de corrupción, la actual vicepresidenta dijo que no se presentaría de nuevo a un cargo que le diera un fuero y que incluso terminaría presa si la Justicia ratificaba su condena.
Pero en esta coalición gubernamental ella parece tener el poder decisorio en materia de la candidatura presidencial, con lo cual se descarta que le otorgue nuevamente la bendición al actual mandatario Alberto Fernández, con quien no se habla desde hace largos meses, pese a que hacen equipo de alto Gobierno en la actualidad.
El superministro de Economía, Sergio Massa, quien es el vaso comunicante entre el presidente y la vicepresidenta, parece ser el candidato natural del peronismo para estas elecciones, pero sus posibilidades están asociadas al impredecible resultado de una taciturna política económica.
La semana pasada, por ejemplo, instituciones oficiales confirmaron que Argentina vivió su inflación más alta en tres décadas, con un índice anualizado por encima del 100%, con lo cual se revivió el temor de un regreso a la hiperinflación que asoló al país entre 1989-1991.
A partir de una encuesta realizada por la consultora Innovación, Política y Desarrollo, se realizó una proyección del voto presidencial: Rodríguez Larreta tendría 32%, Milei 28% y Massa 25%. Por las leyes electorales, con tal votación sería necesaria una segunda y definitoria vuelta con los dos candidatos más votados en la primera ronda electoral.
Un resultado de este calibre, e incluso uno en el que Milei ronde el 20% de los votos, como prevén otras encuestas, significaría por sí mismo un seísmo de gran magnitud en la vida política y pública de Argentina.
Dudo bastante que los argentinos puedan safarse radicalmente del nefasto peronismo, que es lo que tienen que hacer para enderezarse, igual que Cuba tiene que hacer con todo lo que huela a castrismo.
Milei 2023, Trump 2024!
Milei para presidente y Agustin Laje vicepresidente.
Así se acabaría en Argentina la corrupción y todos esos movimientos ligados al feminismo radical y la mariconería con todas sus variantes, que no son más que símbolos de la nueva izquierda.
Totalmente de acuerdo, he seguido a ambos en YouTube y sería una buena combinación para sacar a Argentina de la basura. Saludos.
Cañizalez, ¿a qué viene lo de “vestimenta extravagante”? Siempre Milei aparece muy bien vestido con traje y corbata.