La 'luna de miel' de Petro parece desinflarse a dos meses de gestión

Las grandes promesas de su campaña le llevaron a ocupar la Presidencia, en una verdadera ruptura histórica en Colombia. Dos meses después de asumir el poder, las grandes expectativas de cambio que generó el líder izquierdista Gustavo Petro parecen ser un bumerang que se le vuelve en su contra.

La encuestadora Invamer, una de las firmas más respetadas de opinión pública, según el medidor de confiabilidad que desarrolló el medio digital independiente La Silla Vacía, reflejó una caída del 10% en la aprobación de Petro, si se le comparaba con su pico máximo de popularidad, de 56% cuando asumió en agosto. Los resultados del sondeo fueron difundidos este 19 de octubre.

Pero, para analistas, más que la caída en la aprobación, el punto clave parece estar en un aumento significativo del rechazo. Al inicio de su gobierno solo un 20% de los colombianos, según estudio de la misma Invamer, decían rechazar a Petro. La cifra se ha duplicado en estos dos meses.

"El principal enemigo de Petro son las altas expectativas que creó y cuya narrativa de 'cambio' empieza a agotarse", apunta el politólogo Camilo Barrios, quien acota otro elemento: "el único proyecto que se adelantó durante la luna de miel es también el más impopular: la reforma tributaria y aún no se aprueba".

Tradicionalmente, en ciencias políticas y mercadeo político se ha establecido como un periodo de "luna de miel", entre un nuevo presidente y los ciudadanos de su país, en torno a los primeros 100 días. En el caso de Petro eso estaría en torno al 14 de noviembre. Sin embargo, el desgaste de su imagen positiva se ha acelerado con rapidez.

La analista de riesgo Katherin Galindo sostiene, por su parte, que el aumento del rechazo hacia Petro debe leerse junto a lo que también reflejó la encuesta Invamer: entre los colombianos ha crecido una percepción negativa del futuro. Un 64% cree que va a empeorar la situación general del país y la tasa se eleva a 80% de encuestados que creen que la economía no mejorará.

"Si te sientas en algún café de la zona norte de Bogotá, y prestas atención a lo que se conversa en las mesas, en general la gente está hablando de vender propiedades o de salir del país", comenta a DIARIO DE CUBA el comunicador Gerardo Lombardi, quien gestiona proyectos de la Iglesia Católica en América Latina y tiene como base de operaciones a la capital colombiana.

También, en la mirada que hace Lombardi de Bogotá, ha observado que aumentaron los avisos de "Se Vende" en ventanas de apartamentos o fachadas de locales comerciales.

El presidente Petro, entretanto, sigue teniendo una agenda y un discurso como si fuese candidato presidencial, de acuerdo con analistas colombianos. Visita muchos lugares, se muestra sin corbata o mangas de camisa, está preocupado por dar demostraciones simbólicas de su compromiso social junto a los más pobres, rompe con el protocolo tradicional de la Presidencia. "Es terriblemente impuntual", se queja bajo condición de anonimato una joven periodista que ejerce la corresponsalía de una agencia internacional de noticias.

Invamer consultó en torno a una de las grandes promesas de Petro: su reforma agraria. El porcentaje de personas que creen que su Gobierno podrá devolver sus tierras a los campesinos desplazados cayó del 72 al 59%. Este es uno de los puntos cruciales que también le genera fricciones en la agenda externa.

Congresistas de EEUU le plantearon a Petro de forma muy directa que evite fortalecer alianzas comerciales y económicas con China, por el riesgo de que como contrapartida Beijing se haga de formas de control sobre Colombia.

Petro, según la reseña de estas reuniones en Bogotá, les dijo a los congresistas que una manera de evitar la irrupción de China es redoblar la cooperación de Washington. En concreto, el presidente colombiano quiere convencer a Joe Biden de financiar la compra de tierras de ganaderos por parte del Estado para entregárselas a los campesinos.

"Aunque hay un discurso público de que los grandes propietarios de tierras están dispuestos a vender al Estado, para llevar adelante esta reforma agraria, tras bastidores se observan con preocupación señales de que en este tema pueda reaparecer la violencia que tanto daño ha hecho en Colombia", apunta un diplomático a DIARIO DE CUBA.

Precisamente el tema de la violencia puso en aprietos a Petro este 19 de octubre. Una protesta indígena, un sector que cifró esperanzas en el nuevo Gobierno, devino en las calles de Bogotá en actos de violencia contra funcionarios policiales. Videos mostraron como varios hombres se ensañaron contra una mujer policía, siendo el tema de género otra bandera del Gobierno de izquierdas.

El Petro candidato, quien en medio de la represión policial de las protestas de 2019, fue sumamente crítico de los uniformados, en esta ocasión desde la Presidencia fue tajante al señalar: "Nunca será protesta la agresión a un policía".

Este caso simboliza una de las tantas ollas de presión a las que se enfrenta la gestión de Petro, en una sociedad que sigue teniendo como telón de fondo el malestar social.