Transcurrido casi medio siglo desde que se produjera en Chile el golpe de Estado de Augusto Pinochet, aquel suceso sigue siendo un parteaguas en la sociedad chilena, que en medio de una marcada polarización votará este domingo 4 de septiembre si aprueba una nueva Constitución redactada por referentes de izquierda e independientes y cuestionada desde distintos ámbitos por su lenguaje abigarrado.
Los sondeos previos arrojan serias dudas sobre si la nueva Carta Magna será aprobada. El Gobierno del presidente Gabriel Boric, un referente de izquierda de las protestas de 2019 que justamente desencadenaron el debate sobre la necesidad de una nueva Constitución en Chile, se ha empleado a fondo en promover la opción de "Apruebo".
La no aprobación del texto fundamental dejaría a la Administración Boric en una situación política incómoda y con interrogantes en torno a la gobernabilidad para los años venideros. Además, en caso de no aprobarse el nuevo texto constitucional quedaría vigente la Constitución de 1980, último vestigio de la dictadura de Pinochet.
Unos 15 millones de chilenos deberán concurrir a las urnas. A diferencia del plebiscito para llamar a una Constituyente y la propia elección de la Convención Constituyente, que finalmente sesionó con 154 integrantes, la votación de este 4 de septiembre será de carácter obligatorio y habrá multas para quienes apuesten por la abstención. Este hecho incrementa los niveles de incertidumbre, dado que será una votación atípica en varios sentidos.
Los sondeos previos muestran un triunfo del "No apruebo". Hay, sin embargo, diferencias porcentuales significativas. Algunos estudios dan un margen del 4% y otras del 12%. En torno a un 10% de los votantes se ha manifestado, hasta última hora, como indeciso.
Consultado por el sitio de fact-checking Mala Espina, el abogado Javier Couso, sintetizó los principales cambios si el voto es mayoritario por el Apruebo: el establecimiento de un Estado regional, de un Estado plurinacional y de un Estado social y democrático de Derecho, además de un Estado ecológico, que se hace cargo de la crisis climática, y de pasar a una Constitución paritaria.
Por su parte, el constitucionalista Gonzalo García advierte que la nueva Constitución prevé "un incremento muy sustantivo en materia de derechos fundamentales. Pasamos de los actuales 58 derechos fundamentales que tiene la Constitución vigente a 140 derechos fundamentales, con un predominio absoluto de los derechos de naturaleza social".
Abigarrada, a ratos confusa y claramente con sesgos de izquierda, el texto constitucional aprobado será el más extenso del mundo, con cerca de 400 artículos. Para analistas es una suerte de cajón de sastre, en el cual muchos factores sociales y políticos fueron incluyendo demandas sin que haya claridad en torno a la viabilidad y coherencia del texto en su conjunto.
"La verdad es que el texto propuesto por la Convención Constituyente, y que se votará en plebiscito el 4 de septiembre próximo, es una gran lista de 'buenos deseos' que pretende resolver todas las injusticias pasadas, presentes y futuras", comenta a DIARIO DE CUBA Isaac Nahón Serfaty, profesor de la Universidad de Ottawa y observador de la dinámica política latinoamericana.
Nahón Serfaty se detiene en el artículo 25 del texto que será votado. En el Apartado 3 dice: "El Estado asegura la igualdad de género para las mujeres y niñas, diversidades y disidencias sexuales y de género, tanto en el ámbito público como privado". Se pregunta el profesor: ¿Qué quiere decir "disidencias sexuales y de género"? ¿Disidencia con respecto a qué? ¿Quién decide qué es una "disidencia sexual y de género"?
Así desgrana varios apartes del texto constitucional para terminar preguntándose: "¿No sería más sencillo retomar el principio liberal y democrático que dice que todos los seres humanos son iguales sin distingo de preferencia política, orientación sexual, creencia religiosa o pertenencia étnica?".
"Si bien el texto constitucional pretende corregir injusticias históricas contra grupos como los pueblos aborígenes y las minorías sexuales (transgéneros y homosexuales), lo hace creando un marco de definiciones vagas que fragmenta a la sociedad en sectores en pugna", sostiene el analista.
Otro tema álgido lo constituye el reconocimiento de Chile como un Estado plurinacional, una declaración que busca resarcir las injusticias históricas contra los pueblos indígenas.
El senador Javier Macaya, presidente del partido conservador Unión Demócrata Independiente (UDI), considera que como está, el texto implicaría instaurar "múltiples naciones al interior del país; creemos en la unidad nacional".
En tanto, para el constitucionalista de la Universidad de Los Andes, Jaime Arancibia, el rechazo a estos apartados muestra que un sector de la sociedad chilena quiere mantener una visión de un Estado "unitario" que se ha construido en más de dos siglos de independencia.
Finalmente, un asunto no menos preocupante lo constituye la ya anunciada intención del Gobierno de Boric y de factores de izquierda que apoyan su Gobierno de hacer ajustes al texto constitucional una vez se apruebe. En aras de suavizar las críticas que le han llovido a la propuesta, sus defensores dicen que podrán revisarse tales aristas una vez se apruebe la Constitución.
Para recalcar la necesidad de votar por el "Apruebo" apuestan a la tesis del mal menor. Según sus defensores, aprobar la nueva Constitución, a sabiendas de que deberá corregirse, termina siendo un mal menor para la sociedad chilena, que votar por el "No apruebo" y que entonces quede vigente la Carta Magna de Pinochet de 1980.
La constitución Pachamama sería la desaparición de Chile como nación para convertirse en un conjunto de tribus enfrentadas por cada charco y compitiendo con los árboles y los saltamontes, que también tienen derechos a la par. Si los chilenos aprueban semejante disparate merecerán su suerte por imbéciles e ignorantes, ojalá que no pero cualquier cosa es posible en Letrinoamérica.
Al final, este texto constitucional es comunistoide con chapuceros afeites populista. Ojalá sea rechazado
Esta “nueva constitución” no será aprobada, porque la “redactaron”, de una forma extremadamente populista y a su antojo, la extrema izquierda y “representantes” de los pueblos indígenas chilenos; la población de Chile es la mezcla de españoles, alemanes, italianos y los pueblos originarios, y ahora se pretende separar las comunidades mapuches, aymaras, quechuas, etc, del resto del país, incluso se propuso cambiar la bandera chilena.
Conozco muy bien Chile, jamás he visto un indio con la vestimenta típica por la calle, ahora todos quieren ser mapuches, enarbolando una bandera inventada, reclamando tierras que fueron conquistadas por España.
La extrema izquierda está detrás de todo esto, su sueño de destruir el país no lo conseguirá, esta constitución escrita con odio y resentimiento no será aprobada.
Viva Chile, mierda!
Quisiera que los chilenos rectificaran a tiempo, pero temo que se hundan. Desgraciadamente, la estupidez y la perversidad humana son mucho más extensas de lo que uno quisiera creer.
"será de carácter obligatorio y habrá multas para quienes apuesten por la abstención"
y a esto le llaman democracia? y los derechos de las personas que por uno u otro motivo no quieren votar? raramente algo obligatorio y con amenazas de algún castigo produce algo bueno, vivir para ver.
Les deseo que se jodan, al igual que los argentinos por idiotas todos. Gobiernos tras gobiernos de esos dos países en contubernio con sus ciudadanos respectivamente, nos deseaban a nosotros los cubanos en la isla Macondo, suerte y qué buenos son sus gobernantes.