La Corte Suprema de Argentina desestimó los alegatos de Cristina Fernández de Kirchner, con lo cual la vicepresidenta deberá presentarse en el banquillo de los acusados el venidero 11 de julio, en un proceso donde se le acusa de corrupción, pero entretanto ella evita hablar de este tema y dedica sus mensajes públicos a fustigar al Gobierno de Alberto Fernández, como si no fuese parte de ese gabinete.
Todo apunta en realidad para 2023. Tanto el juicio en el que no podrá eludir hacerse presente, tal como pretendía, como sus mensajes reivindicando la bandera peronista y poniendo en duda la gestión social del actual Gobierno, todo en el fondo apunta para las elecciones presidenciales de 2023, en donde se da por descontado que el presidente Fernández no buscará la reelección.
La Corte Suprema de Argentina rechazó este 21 de junio varios recursos que había presentado la defensa de la ex presidenta (2007-2015) y actual vicepresidenta, en el marco de una causa judicial que se le sigue y en cuyo eje están las presuntas irregularidades en la concesión de obras viales. La causa bautizada como "Vialidad", está relacionada con obras públicas en la sureña provincia de Santa Cruz, cuna del kirchnerismo.
Antes de alcanzar la Presidencia de Argentina, en 2003, el difunto esposo de la vicepresidenta Néstor Kirchner fue gobernador de Santa Cruz por largos años, en 1991 y 2003. La fortuna declarada de los Kirchner, por el orden de los 42 millones de dólares, proviene de diversos negocios y propiedades afincadas allí.
La decisión del supremo argentino no dejó lugar a dudas, fue tomada de manera unánime, con lo cual Cristina Fernández de Kirchner no podrá evitar acudir ante la Justicia. Aunque recién se dará comienzo a la parte de los alegatos en este juicio, la Fiscalía podría solicitar una pena de entre cinco y 16 años de prisión para ella, según los delitos por los que se la juzga: encabezar una asociación ilícita y defraudar al Estado.
La cabeza visible de la corriente kirchnerista, que es en este momento determinante dentro del histórico peronismo, está acusada de haber favorecido al empresario Lázaro Báez en el otorgamiento de 51 obras públicas.
El año pasado, Báez fue condenado a 12 años de cárcel al ser hallado culpable de blanquear activos por 60 millones de dólares durante la segunda presidencial de Cristina Fernández de Kirchner. Según los relatos periodísticos de investigación, en poco tiempo Báez pasó de ser cajero de una agencia bancaria a millonario declarado.
Tras una ola de procesos judiciales en su contra, que logró evitar de muy diversas formas, Fernández de Kirchner tendrá en este el único juicio que podría demostrar su responsabilidad en una trama de corrupción.
La fórmula usada por Cristina Fernández de Kirchner en 2019, cuando su figura dividía a la opinión pública precisamente en medio de los escándalos que se dieron a conocer una vez que dejó el poder, fue convocar a quien había sido mano derecha de su marido y ofrecerle encabezar la dupla presidencial. De esa forma, según lo ha confirmado ella, fue Fernández de Kirchner quien fungió como tótem para la candidatura presidencial de Alberto Fernández y gracias a esto se logró reunificar al peronismo.
La luna de miel se acabó dos años después, cuando el peronismo perdió las elecciones legislativas de medio término, a fines del año pasado. Desde entonces presidente y vicepresidenta protagonizan una a veces velada, otras veces directa, disputa en una suerte de contrapunteo de declaraciones públicas.
Justamente, mientras la Corte Suprema anunciaba la decisión que le obliga a presentarse ante el tribunal, Cristina Fernández de Kirchner evitó referirse al tema y al contrario se dio un baño de masas que aprovechó para fustigar a Alberto Fernández.
Durante un mitin con sindicatos que le son afines al kirchnerismo, la vicepresidenta cuestionó públicamente que el Gobierno de Alberto Fernández, del cual ella es pieza fundamental, haya optado por "tercerizar" la ayuda social.
Desde el año pasado la vicepresidenta viene presionando por aumentar el gasto social y por tener mayor control sobre el mismo. No es un secreto que la base de apoyo oficial está imbricada con la entrega de ayudas a los más pobres, los "descamisados" en el lenguaje fundacional del peronismo.
En la actualidad, dos grandes grupos piqueteros, el Movimiento Evita y Barrios de Pie, también peronistas, tienen altos cargos dentro del Ministerio de Desarrollo Social, con lo cual tienen rol protagónico en la administración anual de unos 4.000 millones de dólares en planes sociales.
En su discurso, Fernández de Kirchner aseveró que "tercerizar" esa ayuda en estos grupos "no es peronismo".
Las diferencias y rencillas dentro del peronismo están a flor de piel y van más allá de la diatriba entre el presidente y su vicepresidenta. Semanas atrás la vocera presidencial admitió que Alberto Fernández llama a Cristina Fernández de Kirchner y esta no le atiende el teléfono.
Este 2022 es un largo prólogo de la carrera presidencial de 2023, aunque nadie hable en público aún de candidaturas. Tras la ruptura con el actual presidente, es difícil imaginar que el kirchnerismo le apoye para una relección. Tampoco Cristina Fernández de Kirchner, dados los altos índices de rechazo que reúne su figura.
Algunos analistas prevén que 2023 podría ser el año de Máximo Kirchner, de 45 años e hijo de la vicepresidenta y del fallecido presidente Néstor Kirchner. "No tiene experiencia directa en la gestión gubernamental, pero ha pasado toda su vida literalmente en el campo político, codeándose con el poder, además está en una edad razonable para asumir tal responsabilidad", explica a DIARIO DE CUBA un asesor legislativo vinculado al peronismo, desde Buenos Aires.
Creo que la palabra afanarse ( robar ) viene de dialecto lunfardo, Cristina Elisabet se afanó muchos dineros públicos ...
Parece una loquita, y evidentemente lo que ve en el espejo no es lo que ve el resto del mundo. Todo un bochorno para los aregentinos, o sea, para los que sean capaces de sentirlo.