Sanar las heridas aún presentes que dejó el golpe de Estado de 2009 contra su esposo, Manuel Zelaya, generar gobernabilidad con una administración inclusiva y sin revanchismo, así como la promoción de un diálogo político genuino, serán los desafíos principales del nuevo Gobierno de Honduras, que por primera vez en historia tendrá a una mujer al frente, Xiomara Castro.
Una semana después de las elecciones, celebradas el 28 de noviembre, aún las autoridades electorales de Honduras no habían escrutado el 100% de los votos. Sin embargo, el triunfo arrollador de Castro en las urnas provocó su rápido reconocimiento. Tanto la comunidad internacional como las fuerzas políticas que le adversaban pasaron a reconocerle como presidenta electa.
Castro es la candidata más votada desde que se estableció la democracia en Honduras, en 1982. Con el 84% de los votos escrutados, hasta este domingo 5 de diciembre, la esposa de Manuel Zelaya llevaba a su favor la mitad de las papeletas revisadas. Esos 1,4 millones de votos le dan triunfo holgado con una diferencia de casi 15 puntos sobre el candidato oficialista Nasry Asfura, del Partido Nacional.
Para Tiziano Breda, analista para Centroamérica del think tank Crisis Group, un desafío de arrancada y crucial para Castro será "buscar los consensos con diferentes sectores económicos, políticos y sociales para asegurar una transición ordenada y la gobernabilidad durante su período. Esto será particularmente importante en el Congreso".
La periodista Thelma Mejía explica desde Tegucigalpa a DIARIO DE CUBA que la nueva presidenta estará al frente de "un país fracturado, estancado desde 2009", con una multicrisis ya que, a la crisis institucional que se vive desde que Zelaya fue desalojado del poder, se han ido sumando capas de problemas sociales y económicos, agravados por la pandemia de Covid-19.
Mejía coincide en señalar que el Congreso tendrá un rol clave. Ella apunta la necesidad de revertir "leyes que han fortalecido la impunidad y menoscabaron el Estado de derecho", aprobadas en especial en los últimos cuatro años, desde que en 2017 el entonces presidente Juan Orlando Hernández pasó por encima de la Constitución para hacerse de un segundo período consecutivo como jefe de Estado.
Tras el triunfo de Castro, Hernández, del Partido Nacional, ha anunciado su disposición para garantizar una transición pacífica. No pocos se preguntan, en Honduras, cómo manejará el nuevo Gobierno el caso de quien pasará a ser ex presidente, dado que Hernández ha sido señalado en EEUU de haber facilitado el tráfico de drogas.
En enero de este año, fiscales federales de EEUU presentaron ante el distrito sur de Nueva York unas mociones en las que acusan a Hernández de haber aceptado sobornos de narcotraficantes. No le nombran explícitamente, pero se hace referencia a su cargo como presidente y al vínculo con su hermano y exdiputado, Juan Antonio "Tony" Hernández, hallado culpable de narcotráfico por un jurado de Nueva York en octubre de 2019.
Asimismo, al presidente Hernández se le vincula con Geovanny Fuentes, quien fue detenido en marzo de 2020 en Miami, acusado de narcotráfico.
De acuerdo con proyecciones del diario La Prensa, dado que aún no hay resultados totales por parte del poder electoral de Honduras, en el nuevo Congreso 2022-2026, Castro con el partido que creó Zelaya, Libertad y Refundación (Libre), obtendría 49 escaños sobre un total de 128, con lo cual queda distante de la mayoría legislativa de 64 con votos propios.
El Partido Nacional, que ha ejercido el poder, quedaría con 40 legisladores, y el otro partido clásico de Honduras, el Liberal, obtendría 23. Castro tiene a su favor que el Partido Salvador, creado recientemente y que le apoyó en la campaña, obtuvo 12 diputados. Este partido ha manifestado su apoyo a la agenda legislativa que adelante el nuevo Gobierno.
De acuerdo con Breda, al ser consultado por DIARIO DE CUBA, el nuevo Gobierno tendrá un desafío igualmente importante en "dinamizar una economía estancada, en medio de una crisis humanitaria y social muy profunda, que alimenta la migración masiva a México y EEUU".
Este analista recuerda que Castro tendrá poco margen de maniobra en el manejo de los recursos públicos, "ya que heredará una deuda pública mayor al 60% del Producto Interno Bruto (PIB)".
Pedro Barquero, diputado del Partido Salvador de Honduras y quien forma parte del equipo de transición de Castro, dijo que combatir la pobreza, reactivar la economía y reestructurar la deuda externa, forman parte del plan de prioridades para los primeros 100 días de gobierno.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, tres de cada cuatro hondureños vive en pobreza y el 54% de la población está en pobreza extrema.
A juicio de Mejía, la necesidad de reactivar una economía que ha estado estancada y afectada por la pandemia será clave en el inicio de la nueva administración. La crisis económica ha potenciado la migración. "Más de 500 personas abandonan cada día el país", precisa la periodista.
"El problema de la migración debe ser encarado con una política de largo plazo, tomarlo como un problema del país, más allá del tema remesas", sostiene Mejía, quien además recuerda que la crisis migratoria que viven varios países, y también Honduras, ha sido definida como tema clave por la gestión del presidente estadounidense Joe Biden.
Finalmente, pero no menos importante que la gobernabilidad y la recuperación económica, figura como un desafío central para Castro el combate a la corrupción y la impunidad.
"Deberá empezar a recuperar la confianza en las instituciones y cumplir con las expectativas de una población harta de la corrupción desmedida que ha estado experimentando el país", apunta Breda. "La gente espera que haya una genuina lucha contra la corrupción", sintetiza Mejía.
Con un caudal de votos sin precedentes, siendo la primera mujer en tomar las riendas del Estado y rompiendo además con el bipartidismo de los partidos Nacional y Liberal, Xiomara Castro trae consigo unas enormes expectativas de cambio en Honduras. Tocará aguardar por su gestión y las primeras decisiones que tome, para saber si estarán en sintonía con lo que se espera de ella.