El Gobierno de Alberto Fernández ha cedido a las presiones del ala radical del kirchnerismo, que tiene como figura visible a su vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. No solo aumentó los subsidios oficiales y postergó una negociación con el FMI, ahora decidió de forma unilateral congelar los precios, cuando restan tres semanas para unas decisivas elecciones legislativas.
En las elecciones legislativas del 14 de noviembre no estará en juego la presidencia, pero resultarán claves para los dos años finales del Gobierno del presidente Fernández. Si se repiten los resultados que mostraron las elecciones primarias del 12 de septiembre, la oposición tomaría control de la Cámara de Diputados y posiblemente también del Senado.
Con la cadena de decisiones que ha tomado, en este mes de octubre, el Gobierno de Argentina deja en evidencia el rol protagónico que pasó a tener la actual vicepresidenta y quien ya fue presidenta entre 2007 y 2015. Fernández de Kirchner de forma pública pidió una política de más gasto público. Según su análisis, allí estaba el meollo de la derrota electoral en las primarias del mes pasado, que si bien no tienen carácter vinculante terminaron siendo un claro termómetro político.
Las fuerzas oficialistas, el peronismo que logró reunificarse tras un largo periodo y en el cual se inserta la corriente kirchnerista, perdió en 17 de las 24 jurisdicciones en disputa. Si dentro de tres semanas se repite un resultado similar, esto dejaría a Fernández enfrentado a un Parlamento donde tendría protagonismo y control la oposición, para los dos años finales de su gestión.
Con aplausos del kirchnerismo, el Gobierno congeló de manera unilateral a partir del 20 de octubre y 90 días los precios de unos 1.432 productos. Esta medida, además, tiene carácter retroactivo al 1 de octubre.
La medida fue anunciada por el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti. Este ministro fue designado hace apenas una semana en el reacomodo que implementó Fernández de su gabinete tras una reprimenda que hizo pública Fernández de Kirchner.
La tesis del Gobierno es que el control de precios ayudará a combatir la inflación. Con un alza de precios del 3,5 % en este mes de septiembre, Argentina ha tenido en lo que va de este 2021 una inflación del 37%, que en nueve meses ya superó a toda la subida de precios de los 12 meses del año 2020.
La inflación en Argentina en todo 2021 se proyecta en 48,2%, según la última encuesta del Banco Central realizada con las 42 más grandes consultoras, centros de investigación, entidades financieras y analistas extranjeros.
Después de Venezuela, donde priva por cuatro años una crónica hiperinflación, Argentina tiene la segunda inflación más alta del continente. Sus países vecinos exhibieron al cerrar el mes de septiembre un índice anual de alza de precios mucho más acotado: Chile (4,8%), Brasil (10,8%) y Uruguay (7,4%).
La respuesta del gremio del sector privado, Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios, que agrupa a más de 2.000 empresas en más de 30 cámaras de la industria de alimentos y bebidas, apuntó al escenario de escasez o desabastecimiento tras la medida que tomó de forma unilateral el Ejecutivo de Fernández.
Esta coordinadora de las cámaras de la alimentación reclamó al Poder Ejecutivo un "diálogo genuino en lugar de instancias de definición unilateral".
"La experiencia nacional e internacional demuestra que los programas de congelamiento implementados en soledad no son útiles para contener la inflación: es apenas una gota de agua en un régimen de alta inflación como el que actualmente sufre la Argentina", cuestionó el analista Sergio Berensztein.
Para Berensztein la decisión de congelar precios, en el contexto de una campaña electoral, está reñido con las negociaciones pendientes de Argentina con el FMI para diseñar un plan de pagos para la deuda de 44.000 millones de dólares contraída por el entonces presidente Mauricio Macri, en 2018.
“Esta vieja es peor que el tuerto…”