Cinco meses después del arribo de Joe Biden a la Casa Blanca, y tras una serie de señales nítidas de que se preparaba un cambio en relación con la política hacia Venezuela, finalmente se concretó una postura conjunta de alto nivel entre EEUU, la Unión Europea (UE) y Canadá.
Una negociación comprensiva y paulatina junto a la flexibilización de sanciones parecen ser la nueva hoja de ruta, según analistas consultados por DIARIO DE CUBA.
La apuesta de Biden de incluir el tema venezolano en el marco de su reconstrucción de la alianza atlántica se ha concretado, teniendo la negociación como método. Es un giro de 180 grados en relación a las directrices que marcó Donald Trump desde la Casa Blanca, con su política de "presión máxima" sobre el régimen de Nicolás Maduro.
Desde abril había señales sobre el nuevo enfoque le estaba dando Washington al tema venezolano.
El 25 de junio se difundió el comunicado conjunto sobre Venezuela firmado por el secretario de Estado, Antony Blinken, el alto comisario de la UE para política exterior, Josep Borrell, y el canciller de Canadá, Marc Garneu. Se trata de la primera declaración común sobre el tema venezolano que suscriben estos tres actores, desde que irrumpió en la escena Juan Guaidó, quien se proclamó presidente interino en enero de 2019 y tuvo un respaldo inmediato de unos 60 países.
Entre 2019 y 2020, Washington y Bruselas si bien respaldaron a Guaidó, mantuvieron notables diferencias en la estrategia que debía seguirse. La política de Trump había distanciado a su aliado natural, Canadá, país que había optado por alinearse con naciones sudamericanas en el llamado Grupo de Lima.
De acuerdo con el analista Michael Penfold, investigador venezolano adscrito al Woodrow Wilson Center de Washington, este comunicado "marca un cambio definitivo en la posición internacional hacia Venezuela", para abrir paso ahora a una política que busca acompañar el relajamiento de sanciones en función de avances concretos en materia electoral e institucional.
Al explicar lo ocurrido a DIARIO DE CUBA, Penfold sostiene que el giro de 180 grados está en el enfoque de lo que se entiende por negociación. Ahora se apuesta a "una negociación comprensiva y deja de hablar de una negociación integral", esta última implicaba que nada está negociado hasta que todo esté negociado.
De acuerdo con el analista, se abre el acompañamiento de la comunidad internacional occidental a un proceso que deberá estar compuesto de "concesiones mutuas que progresivamente se deben ir construyendo para abonar el camino electoral".
Un aspecto que representa un golpe para las posiciones de líderes opositores como Guaidó y María Corina Machado, es que EEUU, UE y Canadá ubican a las venideras elecciones de alcaldes y gobernadores, previstas para noviembre de 2021, "como el primer paso de la ruta electoral", en un contexto de reinstitucionalización.
La UE enviará el 6 de julio una misión exploratoria a Venezuela, para reunirse con autoridades electorales y la dirigencia política tanto chavista como opositora. Borrell dijo que esa misión ayudará a determinar si la UE envía una misión oficial de observación, lo cual podría ser el punto de inflexión para determinar lo legitima o no que puedan ser las elecciones de noviembre.
A diferencia del dos veces candidato opositor Henrique Capriles, quien abiertamente abogó por condiciones para estas elecciones de noviembre, incluyendo el nombramiento de un nuevo Consejo Nacional Electoral con presencia de voces independientes en altos cargos. Mientras que Guaidó y Machado han insistido en que no se puede ir a unos comicios regionales y municipales sin que entre en juego una nueva elección presidencial o legislativa.
El comunicado, tal como resalta Penfold, evitar referirse a la "repetición de las elecciones", una bandera de Guaidó y otros referentes opositores, dado que desconocen las votaciones que sirvieron para relegir a Maduro, realizadas en mayo de 2018.
Este pronunciamiento sí establece como necesidad "fijar un cronograma definitivo (time-bound) para presidenciales y legislativas", y se enfoca en las garantías: presos políticos, partidos ilegalizados e inhabilitaciones de dirigentes políticos opositores.
Finalmente, Penfold coincide con la postura de otros analistas, en el sentido de que sin dejar de reconocer a Guaidó como "presidente interino", una decisión que el propio Blinken ha expresado, la UE, EEUU y Canadá ya no hablan exclusivamente de Guaidó y sus fuerzas políticas como los únicos interlocutores ante el chavismo.
Esta nueva etapa de "negociaciones comprensivas deben incorporar a 'todos' los actores", resalta Penfold refiriéndose a la categoría en plural de stakeholders que es usada en la declaración original en inglés. No menciona la "presidencia interina" de Guaidó como la contracara al régimen de Maduro.
Finalmente, lo que está sobre la mesa, en la percepción de varios observadores, es que el chavismo debe mostrar primeramente disposición a ceder y a realizar concesiones, previo a cualquier política de flexibilización o relajamiento de las sanciones, por parte de EEUU y la UE.