Las señales se siguen mostrando. Los avances de negociaciones entre el Gobierno de Nicolás Maduro y un sector opositor, en Venezuela, apuntan a darle legitimidad a las elecciones de alcaldes y gobernadores, para lo cual la Unión Europea (UE) considera enviar una misión de observación, cosa que no ha ocurrido por más de una década.
El jefe de la diplomacia de la UE, el español Josep Borrell, ha confirmado este lunes que se hace una evaluación preliminar en Venezuela para determinar si hay condiciones para enviar formalmente una misión de observación electoral, que tenga presencia independiente en las elecciones de gobernadores regionales (provinciales) y alcaldes municipales.
Dentro de Venezuela, en tanto, el nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), sigue avanzando en la preparación de estos comicios. En este nuevo CNE dos figuras independientes forman parte de la directiva de cinco rectores y se han hecho una serie de revisiones a decisiones políticas tomadas en el pasado, cuando el chavismo estaba cerrado a dar condiciones electorales a la oposición.
Tras la llegada de Joe Biden a la presidencia de EEUU, sin que el tema venezolano sea una prioridad en la agenda de la Casa Blanca, Washington se ha alineado con la UE para presionar por una negociación política, con la mediación de Noruega, como lo ha señalado Juan Guaidó.
Las diferencias en el campo opositor, según diplomáticos consultados por DIARIO DE CUBA, representan hoy el mayor obstáculo.
Guaidó y el sector que él representa apuestan a una negociación, pero a su juicio se debe incluir una elección presidencial. El excandidato y exgobernador Henrique Capriles encabeza un sector que apuesta por una estrategia gradual, de participar por ejemplo en las elecciones regionales y municipales sin debatir la legitimidad o no de Maduro. Un tercer grupo, que tiene como referente a María Corina Machado, sostiene que antes de cualquier elección Maduro deberá abandonar el poder.
EEUU y la UE han alineado posiciones. Tanto Bruselas como Washington estarían dispuestos a suavizar las sanciones que pesan sobre el régimen de Maduro si este toma decisiones concretas que favorezcan la actividad política opositora. Las elecciones de noviembre próximo son, hasta ahora, una prueba de fuego para el chavismo sobre su capacidad de respetar resultados electorales que, según las encuestas, le serán adversos.
Siendo en realidad una minoría, el chavismo apuesta a mantenerse unificado y al mismo tiempo promover e incentivar las divisiones en el campo opositor. "El chavismo está apostando a mantenerse en el poder siendo una minoría, sin fisuras públicas entre ellos y avivando las diferencias que existen entre los opositores", explica el politólogo Piero Trepiccione a DIARIO DE CUBA.
Junto a la realización de elecciones regionales y municipales, sobre lo cual no existen consenso total entre los opositores venezolanos, un sector crítico formado por exchavistas y disidentes de izquierda ha lanzado la tesis de realizar un referendo revocatorio del mandato de Maduro, una figura que está prevista en la Constitución, pero que en otros momentos los poderes públicos han boicoteado para evitar su realización.
"En Venezuela hay una posible apertura política", manifestó con cautela Borrell el pasado lunes 21 de junio. Dos días después de reunirse, también por primera vez en largo tiempo, con el canciller venezolano, Jorge Arreaza.
La UE había bloqueado por dos años todo contacto al más alto nivel con el Gobierno de Maduro. La reunión de Arreaza y Borrell representa un giro en la estrategia diplomática de Bruselas.
Consultado por las condiciones para enviar una misión de observación electoral, Borrell dijo que son muy variadas y que deben responder a preocupaciones de seguridad. A nivel político, agregó, es necesario "que la gente que enviemos pueda desarrollar su trabajo en un marco de seguridad, con la capacidad verdaderamente de observar sin obstáculos".
El nuevo CNE, cuya vocería llevan ahora figuras como los rectores Roberto Picón (exprisionero político y "cerebro electoral" de la extinta Mesa de la Unidad Democrática) y Enrique Márquez, dirigente político socialdemócrata, echó por tierra lo que había impuesto el chavismo en comicios anteriores.
El chavismo había implantado el "acompañamiento" de países hermanos en las elecciones, acabando con la presencia de observadores profesionales e independientes, como misiones de la UE o la Organización de Estados Americanos (OEA).
La discusión y evaluación de la UE de enviar "una misión de observación", y que esto sea solicitado también por el propio chavismo, representa otro giro.
"El chavismo sin duda está haciendo concesiones, pero siempre y cuando eso no ponga en peligro su control sobre el poder central: Presidencia de la República, Asamblea Nacional (Parlamento) y Tribunal Supremo de Justicia. Dominando a estas instituciones se sienten blindados y están dispuestos a que una oposición fragmentada acceda a puestos regionales o municipales", explica Trepiccione, coordinador del Centro Gumilla, una entidad de análisis sociopolítico.
Que la UE considere las elecciones justas y libres, en Venezuela, "dependerá del resultado de la observación", ratificó Borrell.
A fines del año pasado, la UE junto con la mediación local de Henrique Capriles hicieron esfuerzos por lograr mejores condiciones de cara a la elección de la Asamblea Nacional, que tuvo lugar el 6 de diciembre, finalmente sin la participación de fuerzas opositoras reconocidas como tales por la comunidad internacional.
"No lo conseguimos, así que no reconocimos el resultado de esas elecciones (…) Pero ahora estamos en una situación en la que algunas cosas han mejorado en la cuestión electoral", aseveró el alto representante diplomático de la UE, dejando en claro que hay un escenario de reacomodos.
Con Borrell el comunismo está garantizado por los siguientes 62 mil milenios.