Hubo un tiempo, que hoy parece lejano, en el cual la alternativa democrática de Venezuela dominaba la discusión pública en la red social Twitter. La relevancia que llegó a tener el liderazgo opositor, con Henrique Capriles a la cabeza, ha dado paso ahora a una conversación en la que predominan los hashtag o etiquetas que se promueven desde el chavismo, resultado de una estrategia alineada para copar este espacio.
El giro dado desde el Gobierno, trazando una clara estrategia para posicionar en Twitter no la cuenta de Nicolás Maduro o la de algún dirigente oficialista, sino para conducir la conversación, tuvo lugar entre diciembre 2015 y abril de 2017.
El reciente retorno de Capriles a la palestra política, con su llamado a participar en las elecciones legislativas que prepara el chavismo para el 6 de diciembre venidero, también sirvió para dejar en evidencia la contaminación que priva entre los venezolanos en Twitter. Prevalecieron los insultos y descalificaciones.
En una punta del hilo está el reajuste que vivió el chavismo tras la sonora derrota electoral que le permitió a la entonces Mesa de la Unidad Democrática (MUD) pasar a controlar legítimamente la Asamblea Nacional. En la otra punta, está la decisión política de reprimir sin contemplaciones el descontento social extendido entre abril y julio de 2017, en una clara muestra de que no se abandonaría el poder fácilmente.
El chavismo, asumiéndose en minoría, dio un giro en su política comunicacional. En el pico de popularidad del padre fundador, Hugo Chávez, entre 2007 y 2010, la estrategia consistía en mostrar que era una mayoría.
Desde 2015 se pasó a una política de una minoría organizada, que trabaja de forma orquestada para someter a una mayoría descontenta. Esta, como hemos visto, está desconectada y fragmentada con lo cual afronta serias dificultades para desencadenar la transición democrática.
A partir de la elección de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), en julio de 2017, el régimen de Maduro comenzó a transitar por el camino del rechazo masivo de Occidente. Más de 50 países, principalmente de Europa y América, catalogaron de ilegitima a la ANC.
Maduro, aún con una ANC ilegitima, encontró respaldo político y diplomático en China, Rusia y Turquía. Estos países tienen tres cosas en común: están en los rankings internacionales por ser naciones donde se violan abiertamente los derechos humanos y, en particular, la libertad de expresión; son naciones con peso determinante en la agenda internacional por lo que gozan de un manto de protección pese a ser depredadores de las libertades; y en tercer término, los tres países ejecutan políticas de Estado orientadas a la desinformación de sus ciudadanos y a generar caos en el concierto informativo global.
En este 2020 vemos el resultado de la estrategia cocinada entre 2015-2017. El chavismo construye una "mayoría" virtual, para ello pasa a cooptar y apropiarse de la dinámica de Twitter, en particular, y se apoya en los regímenes aliados para acelerar la curva de aprendizaje.
Los datos del mes de julio del observatorio de entorno digital Probox resultan abrumadores. De un total de 191 etiquetas políticas y de temas sociales que fueron tendencia en Venezuela, durante ese mes, el chavismo totalizó 6,6 millones de tweets contra 209.000 de la oposición. Informes previos de esta iniciativa develan que se trata de una tendencia en este 2020.
Desde cuentas que incluyen a los organismos públicos, las instancias de comunicación y propaganda del régimen y el propio activismo digital, el chavismo generó 30 veces más mensajes que los actores democráticos. La minoría organizada puede dominar a una mayoría, también en una red social como Twitter.
De las 191 tendencias principales registradas en Venezuela, en este séptimo mes de 2020, un total de 66 fueron hashtag generados, promovidos u orquestados desde ese conglomerado de cuentas en Twitter alineadas con la estrategia chavista. Sin duda tienen éxito en generar un clima, apostando a esa estrategia de una realidad virtual, como parte de las estrategias de desinformación.
No se trata de cerrar medios de comunicación o apresar a periodistas, cosas que en Venezuela se siguen haciendo cuando el régimen lo considera necesario. Ahora lo que viene ocurriendo es que se genera una suerte de suprarrealidad, cada día con las etiquetas que se lograr imponer como tendencia en el país, con la que se intenta ocultar la realidad verdadera.
Las pensiones en Venezuela, que el 23 de julio equivalían a dos dólares al mes, fueron objeto de una acción de protesta digital en la que confluyeron actores políticos y sociales. Diversos periodistas críticos del Gobierno de Maduro se hicieron eco, asimismo, de dos hashtags que se posicionaron en el trending topic del 23 de julio pasado: #PensionesDignasYa y #PorPensionJustayDigna el primero reunió casi 36.000 tweets y el segundo algo más de 8.000.
Estas dos etiquetas, que sencillamente levantaban una bandera de simple justicia social, recibieron ese día como respuesta sendas respuestas desde el chavismo: #SoberaníaAlimentaria (165.000 tweets) y #RevoluciónEsAmorMayor (95.000 tweets).
La suprarrealidad sobrepasa con creces a la realidad en la dinámica de esta red social, en la que abundan robots para generación automatizada de mensajes, granjas en las que personas de carne y hueso manejan múltiples cuentas y se dedican a posicionar temas o descalificar a actores públicos, actuando de forma orquestada y con fines maliciosos.
La desinformación consiste, no en generar censura directa, como lo hizo el chavismo años atrás, aunque echa mano de ello si es necesario. Una de las estrategias busca saturar el sistema informativo con temas alternativos a los que son reales y perjudican al régimen.
En el caso de Twitter, el chavismo ha logrado cooptar y conducir la discusión en esa red social.
Eso son los venezolanos que tienen internet todavía. En Cuba, con 3 gentes de 100 con internet hay igual un ejército de ciberclarias en la UCI.
Pero igual la tienen difícil, la gente se rejode en una cola no le importa lo virtual.