El Gobierno de Estados Unidos informó que no se unirá al proyecto global para desarrollar, fabricar y distribuir entre la población más vulnerable una vacuna contra el coronavirus, pues no confía en la "corrupta" Organización Mundial de Salud (OMS), involucrada en la iniciativa.
Además, la Casa Blanca rechazó el martes las preocupaciones expresadas por la OMS después de que un alto cargo de la Salud estadounidense dijera que podría aprobarse una vacuna contra el coronavirus sin completar todos los ensayos, reportó Reuters.
El nuevo desplante a la organización dependiente de las Naciones Unidas llega unos meses después de que EEUU anunciase el congelamiento de los fondos que proporcionaba al organismo e iniciara su retiro formal de este, previsto para mediados de 2021 por "gestionar mal y encubrir" la propagación del virus.
Alrededor de 172 países integran el plan de la OMS para desarrollar la vacuna contra el coronavirus, acompañado por la plataforma Covid-19 Vaccines Global Access (COVAX) que pretende asegurar un acceso equitativo a las vacunas, comunicó la organización recientemente.
"Estados Unidos continuará comprometiéndose con nuestros socios internacionales para asegurarnos de que derrotamos este virus, pero no nos veremos limitados por organizaciones multilaterales influenciadas por la corrupta Organización Mundial de la Salud y China", dijo el portavoz de la Casa Blanca Judd Deere en un comunicado.
"Este presidente no escatimará en gastos para asegurar que cualquier nueva vacuna mantenga el estándar de oro de nuestra propia Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en cuanto a seguridad y eficacia, y que sea examinada a fondo y salve vidas", añadió.
El esfuerzo global para desarrollar una vacuna contra el virus, que ha matado a más de 851.000 personas, incluye el inicio reciente de ensayos de última fase, pero las investigaciones de tratamientos también se han acelerado.
No existe una vacuna contra el coronavirus aprobada, excepto una autorizada en Rusia antes de realizar ensayos a gran escala.
El director de la FDA, Stephen Hahn, dijo al Financial Times en una entrevista publicada el domingo que su agencia estaba preparada para autorizar una vacuna contra el Covid-19 antes de que se completaran las últimas pruebas clínicas de la fase tres, siempre y cuando los responsables estuvieran convencidos de que los beneficios superan a los riesgos.
El lunes, altos cargos de la OMS dijeron que apresurarse a hacer una vacuna disponible para grandes grupos de población podría plantear riesgos.
"Si se actúa con demasiada rapidez para vacunar a millones de personas, es posible que se pasen por alto ciertos efectos adversos", afirmó Mike Ryan, jefe del programa de emergencias de la OMS.
El jefe científico de la OMS, Soumya Swaminathan, agregó que el enfoque de la FDA "no es algo que se haga a la ligera". Dijo que la estrategia preferida de la OMS sería contar con un conjunto completo de datos que pudieran utilizarse para la precalificación de las vacunas.
Trump ha sido crítico con la gestión de la pandemia de coronavirus por parte de la OMS, acusándola de estar demasiado centrada en China y de dar malos consejos.
El objetivo de COVAX es evitar el acaparamiento de la vacuna por parte del país que primero la consiga, y de ese modo enfocar los esfuerzos en priorizar a las personas de alto riesgo en todo el mundo.
Estados Unidos, por su parte, apuesta por acuerdos bilaterales con compañías farmacéuticas en lugar de integrarse a la iniciativa global, pero la OMS defiende que se pueden hacer las dos cosas a la vez.
"Al unirse a la plataforma, al mismo tiempo que realizan acuerdos bilaterales, en realidad se está apostando por un mayor número de candidatos a vacunas", señaló a mediados de agosto Mariângela Simao, directora adjunta de la OMS para el acceso a medicamentos y vacunas.
