Los pacientes que vuelven a dar positivo al nuevo coronavirus semanas después de recuperarse de Covid-19 es muy probable que no puedan transmitir la infección, según una investigación de Corea del Sur, según publicó el sitio Infobae.
Científicos de los Centros Coreanos para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) estudiaron 285 supervivientes de Covid-19 que dieron positivo al coronavirus tras aparentemente recuperarse de la enfermedad.
La investigación no arrojó que los pacientes que volvían a dar positivo propagaran la infección. Las muestras de virus recogidas de estos individuos no proliferaron en cultivos, lo cual indica que los pacientes expulsaban partículas de virus no infecciosas o muertas.
Las conclusiones, informadas el lunes por la noche, son un dato positivo para las regiones que quieren reanudar la actividad económica a medida que más pacientes se recuperan de la pandemia que ha enfermado al menos a 4.800.000 personas hasta el momento.
Los datos que emergen de Corea del Sur indican que aquellos que se han recuperado de Covid-19 no presentan un riesgo a la propagación del coronavirus cuando las medidas de distanciamiento físico se relajan.
Según el estudio, las autoridades de salud en Corea del Sur ya no considerarán que las personas que se han recuperado de la enfermedad son infecciosas.
La investigación del mes pasado mostró que las llamadas pruebas de PCR para el ácido nucleico del coronavirus no pueden distinguir entre partículas virales muertas y viables, lo que puede dar la impresión equivocada de que alguien que da positivo al virus sigue siendo infeccioso.
"Según los nuevos protocolos, no se requieren pruebas adicionales para los casos que han sido dados de alta tras el aislamiento", dijo el CDC coreano en un informe.
Algunos pacientes con coronavirus han dado positivo al virus nuevamente hasta 82 días después de infectarse. Casi todos los casos para los que se tomaron análisis de sangre tenían anticuerpos contra el virus.
El caso de Corea del Sur
A finales de febrero, Corea del Sur era el segundo país más afectado por el coronavirus en el mundo, después de China, donde apareció.
Sin embargo, las autoridades lograron controlar la situación mediante una estrategia agresiva de "rastreo, pruebas y tratamiento".
Lugares públicos como museos y galerías de arte acaban de reabrir y las temporadas profesionales de algunos de los deportes más populares del país, como el béisbol y el fútbol, acaban de comenzar, con semanas de retraso. Se espera que las escuelas reabran esta semana.
En la historia reciente de Corea del Sur hay otra epidemia de coronavirus, en la que el país hizo muchas cosas mal. El 20 de mayo de 2015, un hombre de 68 años proveniente de un país de Medio Oriente fue diagnosticado con MERS (sigla en inglés del Síndrome Respiratorio de Medio Oriente), causado por el virus conocido como MERS-CoV.
Ese caso dio lugar al mayor brote de la enfermedad fuera de la región en la que se originó, con 186 infectados, de los cuales murieron 36. La tasa de mortalidad fue de casi 20%, 20 veces superior a la del coronavirus actual.
"Corea tiene experiencia por el manejo de emergencias anteriores, incluyendo el brote de MERS de 2015. Este antecedente reciente ha proporcionado importantes lecciones a la población coreana", dijo a Infobae Gerardo Chowell, profesor del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Estatal de Georgia e investigador de la División de Epidemiología Internacional y Estudios de la Población del Centro Internacional Fogarty.