Dos artículos recientemente publicados en la prensa española acerca del apoyo de la Administración Trump al presidente encargado de Venezuela Juan Guaidó destacan el papel desempeñado por políticos cubanoamericanos como Mauricio Claver-Carone, Mario Díaz-Balart o Marco Rubio.
Según publicó el diario español ABC, durante meses, bajo la iniciativa de John Bolton y unos pocos funcionarios en el Consejo de Seguridad Nacional —en especial Claver-Carone— se ideó todo un plan de ayuda a la oposición venezolana: se aprobaron sanciones contra Maduro y su círculo más cercano, se incautaron bienes y se declaró la nulidad de las elecciones. Pero lo más importante, se decidió emplear la mayor riqueza venezolana, el crudo, a favor del cambio.
El artículo se basa en el relato de los hechos que llevaron al reconocimiento a Guaidó por parte de EEUU a partir de varias conversaciones en Washington con funcionarios y veteranos diplomáticos retirados.
El País, por su parte, destaca cómo más recientemente, la noche del 21 de enero, la Casa Blanca llamó al congresista Mario Díaz-Balart y al senador Marco Rubio para una reunión con Donald Trump, junto al vicepresidente Mike Pence y el equipo de seguridad, en relación con Venezuela.
No es secreto para nadie que Díaz-Balart y Rubio han influido sobre el actual mandatario para que redoble la presión contra el régimen de Nicolás Maduro y lo incluya en la lista de financiadores del terrorismo, en la que ahora solo se encuentran Irán, Corea del Norte, Sudán y Siria.
En la noche del martes 22 de enero Rubio escribió en su cuenta de Twitter: "Mañana será un día muy bueno (e importante) para la democracia y el orden constitucional en Venezuela".
Al otro día, Guaidó, opositor al régimen de Nicolás Maduro y presidente del Parlamento venezolano, se juramentó como presidente interino de Venezuela amparado en el artículo 233 de la Constitución —que establece que cuando se produzca la falta del presidente el jefe de la Asamblea Nacional se encargará del Gobierno de la república—.
En una llamada a Guaidó después de que el Parlamento declarara "ilegítimo y usurpador" al régimen de Nicolás Maduro, Pence le comunicó al joven opositor que para la Casa Blanca el suyo era ya el "único órgano democrático elegido en el país" y le animó a defender la Constitución.
Esa conversación telefónica ocurrió antes de la reunión del Consejo de Seguridad y en la que habrían participado Díaz-Balart y Rubio.
Como señala ABC, todos coincidieron en que Guaidó, a sus 35 años, no solo había unido a la oposición, sino que era alguien con las aptitudes y compromiso necesarios para liderar el cambio en Venezuela.
Por eso, pocos minutos después de la juramentación de Guaidó como presidente interino de Venezuela se produjo el reconocimiento de EEUU y a continuación la suma de numerosos apoyos en América y fuera de la región.
Vence la línea dura
Para el congresista Díaz-Balart, citado por El País, "muchas cosas que la Administración intentaba lograr se estaban impidiendo por la burocracia del Departamento de Estado y la llegada de Pompeo, un gran conocedor del hemisferio sur por su papel como director de la CIA, fue en cambio fundamental".
"Después está la visión del embajador Bolton, que trajo a Mauricio Claver-Carone", recuerda Díaz-Balart.
Claver-Carone, anticastrista radical, es considerado por la mayor parte de fuentes citadas por el diario español "como uno de los grandes valedores de la doctrina de la mano dura contra Maduro de los últimos tiempos".
Un equipo especialmente dispuesto a implicarse en Venezuela rodeó a Trump y se conectó muy bien con una oposición venezolana que empezó a unirse y que, además, vislumbró una vía constitucional para expulsar a Maduro.
"Es una alineación de astros, la Casa Blanca ve que difícilmente se va a repetir una oportunidad así", afirmó una fuente conocedora de las conversaciones.
Acuñando una expresión que, según señala El País, "recuerda a aquel 'eje del mal' de la Administración de George W. Bush (Irak, Irán y Corea del Norte), el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, habló el pasado noviembre de una 'troika de la tiranía' en América Latina".
"Esta troika de la tiranía, este triángulo de terror que va de La Habana, a Caracas y Managua, es la causa de un sufrimiento humano inmenso, el motivo de una gran inestabilidad regional y la génesis de una cuna terrible de comunismo", dijo y aseguró que EEUU deseaba "ver caer cada punta de ese triángulo".
Julio Borges, expresidente de la Asamblea Nacional venezolana, también cree que la ola contra Maduro sobrepasa Venezuela, y añade a Bolivia: "Es un efecto dominó, porque Venezuela hasta ahora había sido el factor que alimentaba a tres economías totalmente quebradas y era el respirador artificial de Cuba y Nicaragua. Y antes lo había sido de otros gobiernos. La propia crisis del Ejecutivo de Maduro, del cubano, hace que ni siquiera dé para sobrevivir más allá del Caribe o de Centroamérica, y los únicos que les quedan son esos enclaves: Cuba, Nicaragua, y colateralmente Bolivia".