El miércoles 5 de marzo atracó en el puerto de Santiago de Cuba el buque Pastorita, de bandera cubana y administrado por el conglomerado empresarial de los militares, GAESA, con una carga de aproximadamente 18.000 barriles de gas licuado de petróleo.
El cargamento, que llega en un momento en el que los cubanos carecen de ese combustible, muy utilizado para la cocción de los alimentos por miles de familias de la Isla, había partido el lunes último de la terminal de gas Coastal Petroleum Dominicana, en San Pedro de Macorís, República Dominicana.
El Pastorita entró en la bahía de la ciudad oriental al amanecer y atracó en el muelle próximo a la refinería de petróleo Hermanos Díaz, precisa a DIARIO DE CUBA Jorge Piñón, investigador no residente del Instituto de Energía de la Universidad de Texas.
Piñón indica además que el buque Fortunato, de bandera panameña pero operado por La Habana, partió el lunes del Complejo Petroquímico Pajaritos, en Veracruz, México, también con gas licuado, rumbo a Moa, en Holguín. El sitio de rastreo satelital Vessel Finder señala que debe llegar a esa ubicación del norte cubano el domingo 9.
Asimismo, el tanquero Marlin Aventurine, con una carga de aproximadamente 340.000 barriles de combustible comprado por GAESA en Francia, permanece desde el miércoles 5 en aguas cubanas frente a Matanzas, sin entrar a puerto.
Piñón señala que el buque cargó en "la refinería de Lavera, en el sur de Francia. Esta refinería tiene una capacidad de proceso de 210 millones de barriles diarios; pertenece a una empresa con 58% de participación China". El especialista señala que todo indica que la carga que trae es diésel.
"Lo que estimamos que es una transacción spot FOB, con un valor de aproximadamente 32,8 millones de dólares. Veremos cuándo entra en la terminal de supertanqueros de Matanzas. Actualmente el Corossol aparece anclado en la misma", apunta.
Lo anterior parece dibujar un embotellamiento de buques frente a Matanzas, por la imposibilidad de pagar los cargamentos, poca capacidad de almacenamiento o ambas razones. Recuérdese que el Corossol permaneció cuatro meses en espera antes de entrar a puerto en la bahía del occidente de Cuba, después que arribara allí en noviembre de 2024.
Las autoridades cubanas no hacen públicos los movimientos de sus buques ni las compras en el extranjero de combustible, pese a que la población sufre una crisis energética crónica que implica extensos apagones, la semiparalización del transporte y la suspensión de la venta de gas licuado, anunciada por la estatal Unión Cuba Petróleo (CUPET) hace menos de una semana.
