La inversión en los sectores vinculados al turismo se mantuvo como la que mayor cantidad de recursos recibió en Cuba en 2023, segundo año consecutivo tras el fin de la pandemia del Covid-19 en el que las autoridades no lograron cumplir sus metas de veraneantes, mientras los hoteles permanecen semi vacíos.
Así lo confirmó la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) en su informe acerca de las inversiones entre enero y diciembre últimos. Según esas cifras, los denominados servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler recibieron 23.744,8 millones de pesos, poco más que los 23.359,6 de igual periodo de 2022.
Si se suma a lo anterior lo invertido en hoteles y restaurantes (otra categoría que tributa al negocio turístico), que fue 8.626,4 millones (casi el triple que los 3.226,5 del año anterior), entre ambas suponen un tercio del total de 96.622 millones de pesos gastados en los principales sectores que contiene el resumen de la ONEI, por encima de los 71.069 millones de 2022.
Pese a la crisis alimentaria que viven los cubanos, el incremento de la inversión en agricultura, ganadería, caza y silvicultura (2.966,7 millones, frente a los 1.855 del año previo) es ínfimo. Lo mismo ocurre con la pesca (657,6 millones en 2023; 511,9 en 2022).
También hay ligeros incrementos en el gasto en educación (de 819,9 millones a 1.339,4 millones); salud pública y asistencia social (de 1.519,9 millones a 1.770,8 millones); construcción (de 1.016,6 millones a 1.527,1 millones), y suministro de electricidad, gas y agua (de 6.988,6 millones en 2022 a 9.642,2 en 2023).
Llama la atención la caída en lo invertido en explotación de minas y canteras (de 5.066,3 millones en 2022 a 4.880,7 millones en 2023), la industria azucarera (de 410,1 millones a 369,1 millones), y ciencia e innovación tecnológica (de 531,7 millones a 523,9 millones).
El economista cubano Pedro Monreal resumió el informe de la ONEI en su perfil de X, donde advirtió que, según esas cifras oficiales, se "confirma la persistencia de una estructura muy deformada de la inversión en Cuba, en la que un tercio se concentra en actividades articuladas principalmente alrededor del turismo".
Si bien, señala Monreal, las cifras "indican una reducción del peso relativo de la inversión asociada al turismo, desde el récord de 47,6% en 2020", esta sigue siendo "más de la tercera parte de la inversión nacional".
El economista consideró "preocupante" que, ante la situación de "inseguridad alimentaria" que viven los cubanos, "el peso relativo de la inversión agropecuaria se mantenga estancado en un nivel que es 11 veces inferior al peso relativo de la inversión asociada al turismo".
Admitió que lo mismo vale para "actividades claves como salud, educación y construcción, todas con valores inferiores a 2%", mientras que ciencia e innovación tecnológica es "la tercera actividad con menor inversión (0,5%)".
"El sostenido predominio de la inversión turística hace que esta tenga un peso relativo muy superior a la inversión combinada en la industria manufacturera y en el sector agropecuario, dos áreas claves para la productividad y los eslabonamientos productivos", subrayó.
"Con una baja tasa de inversión de 15% en 2022 (medida como % de la formación bruta de capital en el PIB) y con un patrón de inversión muy deformado, son ilusorias las afirmaciones oficiales acerca de 'reimpulsar' la economía y fomentar el desarrollo", finalizó, en referencia al paquetazo que aplican las autoridades prometiendo metas que no fueron alcanzadas cuando en 2021 impusieron la llamada Tarea ordenamiento.
Desde entonces, la ya crítica situación de la vida en Cuba ha empeorado, con una inflación disparada, una crisis crónica del suministro de electricidad y pérdida del poder adquisitivo del peso cubano, lo que ha derivado en una dolarización de la economía informal, un éxodo migratorio histórico, incremento de los delitos y frecuentes estallidos sociales que ponen en jaque al aparato de control del régimen.
Mientras, La Habana sigue culpando al embargo de EEUU de las principales privaciones que padecen los cubanos de la Isla, mientras los medios oficiales silencian los datos de la ONEI.
En países como Irán y Egipto, los militares mantienen un monopolio sobre los rublos más rentables de la economía, pero con más diversificación en sus inversiones. La distorsión económica en Cuba es tal, que el país arriesga caer en un agujero negro donde no es posible revertir la crisis económica. Es como dedicar el PIB a un solo rubro y arriesgar un colapso generalizado. Pedro “confirma la persistencia de una estructura muy deformada de la inversión en Cuba”.
Un poco de seriedad. No se puede afirmar "el incremento de la inversión en agricultura, ganadería, caza y silvicultura (2.966,7 millones, frente a los 1.855 del año previo) es ínfimo" cuando supone un aumento del 60%. O decir "hay ligeros incrementos en el gasto en educación (de 819,9 millones a 1.339,4 millones)" cuando supone un aumento del 63 %.
De que inversión agropecuaria habla Pedro?
En el campo de concentración antillano eso nunca ha sido prioridad e incluso en los años del subsidio billonario, la producción agrícola solo servía para abastecer un mínimo de las necesidades básicas que escapaban al acopio controlador y servir para el truque socialista en el Consejo de Ayuda Muta Económica.
El cartel de Punto Cero recibía IKARUS, Ladas, compotas rusas y miles de toneladas de materias primas y combustibles a cambio de azúcar, naranjas y ron.
Ahora no solo les falta un host al que parasitar, tampoco cuentan con la mano de obra esclava de casi un millón de jóvenes que han escapado en la década reciente.