'Hay una suerte de reconocimiento oficial en Cuba del fracaso del modelo económico'

¿Acabó el Gobierno cubano de reconocer que el modelo económico una y mil veces remodelado que aplica no funciona? ¿Fueron las cifras ofrecidas durante la más reciente reunión de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) suficientes para activar las alarmas en torno a la cada vez peor situación que enfrentan el país y sus habitantes?

Según el economista cubano Pedro Monreal, la reunión, que se convirtió en un rosario de informes con malas noticias sobre el desempeño de la economía, "pudiera vislumbrar una especie de reconocimiento oficial, todavía acrítico e incompleto, del fracaso del modelo económico, sin disponerse aún de un reemplazo".

En un hilo en su perfil de Twitter, Monreal indicó que la situación actual no obedece solamente al fracaso del paquetazo económico de la Tarea ordenamiento, que desde enero de 2021 no hizo sino hundir en la pobreza aún más a los cubanos.

De acuerdo con el economista, se trata en cambio "del agotamiento del modelo vigente (concepciones esenciales). Contrastar la realidad con la 'conceptualización' y los 'lineamientos' revela la rápida caducidad del modelo 'actualizado' en 2021".

"El modelo de la 'conceptualización' y de los 'lineamientos' no ha generado 'la consolidación de la estabilidad económica y social con seguridad y sin incertidumbres sobre cuestiones esenciales del futuro personal, familiar y colectivo de los ciudadanos'", citó Monreal.

"Del modelo no queda nada de aquello de que 'el trabajo es la fuente principal de ingresos, que sustenta condiciones de vida dignas para todos', ni que el peso cubano es 'la moneda única', ni que existe 'una tasa de cambio económicamente fundamentada'", enumeró varias de las promesas de las autoridades al lanzar el paquetazo como solución a los problemas económicos de fondo.

Tampoco la Tarea ordenamiento aseguró el equilibrio del Sistema Monetario Financiero interno, ni evitó "terapias de choque" de duras consecuencias sobre los cubanos, "asociadas al choque inflacionario", señaló.

"Los 'análisis' escuchados se caracterizaron, en general, por la falta de autocrítica oficial en cuestiones cruciales; por la presentación de indicadores incompletos (en muchos casos poco relevantes); por no pocos 'regaños', y por el frecuente 'descubrimiento del agua tibia'", señaló.

"Las 'propuestas' consistieron principalmente en exhortaciones, 'advertencias', exageraciones sobre el efecto esperado de algunos mecanismos, pero, sobre todo, se caracterizaron por la ausencia de menciones a una eventual reconsideración medular del modelo", subrayó Monreal.

"Las experiencias históricas no necesariamente se repiten, pero el impasse actual en Cuba parece reflejar el dilema de transformaciones anteriores de modelos de 'planificación centralizada', cuando se hizo evidente la ineptitud del modelo y la futilidad de cambios secundarios", enfatizó, para cerrar su reflexión.

En otro hilo, dedicado a la dantesca situación de la agricultura cubana hoy, el economista advirtió que "lo que necesita el agro cubano es inversión y apoyo al sector privado, que es decisivo en la oferta interna de alimentos y que necesita un mercado mejor, empresa privada nacional 'grande' y libertad de negocios. Lo demás es secundario".

Acerca de la propuesta del Gobierno de imponer más controles sobre la producción de alimentos, fue enfático: "Ninguna 'alta fiscalización' a la burocracia ministerial reemplazaría el efecto que tendría un aumento de la inversión en la producción de alimentos, inclusive en una fase temprana de la transformación mayor que se requiere. No hacen falta recursos extra, sino redistribución".

"Por el momento, no queda claro el acento que tendría la 'alta fiscalización' del agro, pero en la misma sesión parlamentaria que tomó esa decisión se escucharon 'ideas' problemáticas (por ejemplo, 'confiscación'), respecto al entorno que necesita el crucial productor privado nacional", advirtió.

Sin embargo, como ya ocurriera antes de la aplicación de la Tarea ordenamiento, cuando varios economistas advirtieron que las consecuencias que hoy se patentizan podrían producirse, Miguel Díaz-Canel volvió a optar por la salida acostumbrada del régimen que preside en su discurso de clausura de la reunión de la ANPP.

En primer lugar, el gobernante reiteró que las consecuencias de los problemas de su Gobierno son, en ese orden: "la guerra económica, comercial y financiera de los Estados Unidos –particularmente su extraterritorialidad–; la crisis económica mundial y la lenta recuperación pospandemia, unido a los impactos de conflictos bélicos".

Ello, pese a las compras millonarias de La Habana en su vecino del norte y el apoyo abierto del régimen cubano a Rusia en su invasión de Ucrania, justamente el "conflicto bélico" que Díaz-Canel no quiso mencionar explícitamente.

Y, para blanquear la situación económica dantesca, aseguró que "a pesar de esos obstáculos, el Informe de la Economía y la Liquidación del Presupuesto en el primer semestre del año nos dice que las medidas en implementación, sin llegar todavía a los resultados esperados, indican una muy ligera tendencia a la recuperación".

Tan ligera es, que los cubanos aún no se han percatado de que hay síntomas de los que podrían alegrarse. Eso, hasta que en diciembre vuelva a reunirse la ANPP y se escuchen nuevamente las palabras incumplimiento, bajas producciones y "tenemos que hacer más".

Mientras tanto, el dólar y el euro no paran de subir en el mercado informal, y con ellos lo hacen también los precios de los bienes de primera necesidad, la escasez es cada día mayor y también el éxodo histórico que asumen como solución cientos de miles de cubanos.