De las casi 7.000 MIPYMES existentes en Cuba, menos de 100 son oficialmente estatales, mientras el resto son supuestamente privadas. De estas últimas, unas pocas tienen licencia para hacer importación y venta mayorista (a precios minoristas) de alimentos en volúmenes difícilmente comprensibles, en un país donde el Gobierno asegura mantener el monopolio del comercio exterior para el bienestar del pueblo.
Pero, o el comercio exterior cubano no es ningún monopolio como afirma el mismísimo Raúl Castro, o las MIPYMES "privadas" que alegremente trafican contenedores de alimentos no son realmente privadas, o el mismo Gobierno que hace la ley se beneficia con la trampa.
Analizando la publicidad que en Facebook, Telegram o Revolico hacen estas "afortunadas" MIPYMES con patente para importar, se encuentran algunas que con total desparpajo ofrecen contenedores de aceite, leche, jugos, carnes y demás alimentos inexistentes en las tiendas estatales. Importándolos incluso desde Catar y vendiéndolos a veces a precios equiparables al mismísimo mercado negro. Lo que no hace más que aumentar la inflación, resolviéndole el problema a los pocos que pueden pagar esos precios, sí, pero a costa de la creciente miseria de los millones de asalariados que ven como sus ingresos se licúan en un baile de cifras nada socialista.
¿Quién les da permiso para importar y vender a esos precios? Más importante aun, ¿por qué solo algunas tienen permiso y no hay ya miles de MIPYMES haciendo lo mismo para que la competencia baje los precios?
Alguien suspicaz y malintencionado que no conociera la ética que caracteriza a la Revolución, pensaría que el Gobierno está utilizando MIPYMES "privadas" para venderle al pueblo productos de primera necesidad a precios muy superiores a los oficiales. Pero, ¿acaso permitiría el PCC que algunos, aprovechando la escasez, lucraran con la miseria del pueblo?... Nahhhhh
Sin embargo, es extraño que el Gobierno permita estas importaciones y ventas de productos de primera necesidad a precios de mercado negro (una caja de pollo de 15 kg en la calle vale 6.000CUP, mientras una importadora mayorista acaba de anunciar que tiene varios contenedores de pollo disponibles a 5.850 la caja), lo que dispara la inflación y agota los pocos dólares que hay en circulación, sin que el Estado se beneficie. Raro… a no ser que algunos en el Gobierno estén lucrando con todo esto… Pero eso sería inconcebible en una sociedad socialista, ¿no?
Mientras ese comercio de MIPYMES "privadas" se anima, los precios oficiales siguen siendo, por ejemplo, 48 pesos el litro de aceite o 37 pesos el pomo de refresco, y aunque esos artículos jamás se encuentran en las tiendas estatales, el ministro de Economía puede regodearse —como cerdo en el barro— diciendo que el Gobierno no ha subido los precios en medio de la crisis, a diferencia de los gobiernos neoliberales y bla bla bla.
Y aunque la realidad sea que para comer hay que pagar precios diez veces superiores a los estatales, oficialmente no es el Gobierno quien así vende, sino esos malvados particulares, ¿acaso el pueblo no quería empresas privadas? Pues ahí las tiene.
Entonces el pueblo, económicamente analfabeto, al chocar con los altísimos precios que piden los negociantes privados, lo primero que piensa es que estos son unos "apretadores" y que la solución es que el Gobierno —¡tan bien intencionado!— tope los precios o ejerza efectivamente el monopolio absoluto del comercio exterior. A pocos se le ocurre que la solución no es menos libertad, sino más.
Tras 64 años de adoctrinamiento anticapitalista, a casi nadie en Cuba se le ocurre que la solución, como casi todo en economía, no es más control sino menos, para que el mercado tienda —sin alcanzar nunca— hacia su propio equilibrio. La solución no es que el Gobierno importe todo utilizando empresas estatales, empresas offshore que tiene en Panamá o Europa, o MIPYMES "privadas". La solución es que todo el que quiera importar lo haga sin necesidad de más permisos que los mínimos indispensables cuando se trate de algo potencialmente peligroso, como medicinas o un rifle de francotirador Barret M82 calibre 50.
Sin embargo, mientras los cubanos no comprendan cuán estrechamente ligados están la libertad política y el bienestar económico, seguirán enfadándose por un apagón o porque el niño va a la escuela sin desayunar, sí, pero a continuación participarán voluntariamente en las elecciones con que, el mismo Gobierno que los mantiene sin electricidad y con hambre, maquilla el autoritarismo empobrecedor.
Las tiendas: son del pueblo! La MIPYMES, de los sátrapas esbirros y testaferros de la mafia castrista desgobernante en Cuba
Excelente artículo!