El Gobierno cubano niega enfáticamente que la Resolución 176/2021 del Banco Central, prohibiendo a partir del 21 de junio los depósitos en dólares, sea una medida antiinflacionaria o un intento desesperado de recoger los dólares que circulan en manos privadas.
Lo primero es verdad, lo segundo es verdad incompleta.
No hay intención antiinflacionaria en la medida. El auge del dólar que supuestamente atajaría esta, no es más que un reflejo de la caída del peso. La inflación no es el encarecimiento del dólar —eso es un síntoma—, sino el abaratamiento relativo de la moneda cubana, algo totalmente distinto y que conllevaría diferente cura.
Sobre si es una extracción desesperada de los dólares del pueblo, ¿cómo creer que la medida que fuerza a que la gente entregue sus dólares no está relacionada con la calamitosa falta de estos que padece el Gobierno? Blanco y en botella…
¿Pero eso es todo?
Descartada la arista antiinflacionaria, descartemos también la interpretación de que el castrismo esté intentando una eurización de la economía. Son suficientes los acertados argumentos que contra esto el economista Elías Amor proporciona en un reciente artículo. No es que el Gobierno esté intentando una eurización y vaya a fracasar, sino que está intentando algo radicalmente distinto y la eurización será un mero efecto secundario.
Antes de continuar tengamos presente algo: nunca una medida económica tomada por un político es una medida económica, siempre es política —más en Cuba—, y debe analizarse desde esa perspectiva.
Está claro que las autoridades bancarias cubanas —como las judiciales, legislativas, religiosas, científicas o civiles— tienen cero independencia, son simples transmisoras de los intereses de la elite gobernante. Así, su decreto es coherente con la única política económica que rige en Cuba: todo el poder para el Estado, los ciudadanos mientras más dependientes, mejor controlados.
Desentrañemos entonces cómo este decreto quita poder al pueblo y lo da al Estado.
Si nos regimos por los principios puros de oferta-demanda, el fulgurante aumento del valor del dólar en el mercado negro sería evidencia directa del aumento de la demanda de esta moneda. Pero, como desde Jean-Baptiste Say sabemos que la oferta crea su propia demanda, comprenderemos que no presenciamos solo un aumento de demanda de dólares, sino también un aumento acelerado de su oferta y de su velocidad de circulación interna.
El aluvión de dólares cash que llegó a Cuba en los últimos meses —desde que Western Union dejó de funcionar— creó una oferta de esta moneda en el mercado negro que se compensó con bienes comercializados directamente en dólares. Como había gente con dólares buscando qué comprar, rápidamente apareció gente con cosas para vender en dólares. Y una vez iniciado este circuito comercial, se necesitaron más dólares para sostenerlo y ampliarlo, lo cual retroalimentó la demanda de esa moneda: la oferta creó su propia demanda.
Este circuito comercial no controlado es impensable en un Estado totalitario, pues el poder se desplazaría hacia el ciudadano.
La solución que el Gobierno dio a este dilema le es conocida. Ya le sirvió para ganar tiempo en los 90 hasta que milagrosamente apareció Chávez: instituir una moneda nacional referenciada en divisa extranjera, pero controlada por el Estado, garantizando su circulación creándole una oferta de bienes y servicios mejor e independiente a la del peso cubano.
Efectivamente, pongámoslo claro, estamos regresando al CUC, solo que ahora bajo el nombre de MLC.
Originalmente el CUC no era más que un sustituto local del dólar con un tipo de cambio 1x1, una herramienta para recaudar centralmente los dólares que llegaban por vías privadas.
Otra cosa es que, por estar subordinada la economía cubana a un grupo parasitario —tanto hacia dentro como hacia fuera de la Isla— los CUC perdieron la relación 1X1 con el dólar y tras varias peripecias terminaron siendo simples pesos cubanos 24 veces más valiosos que el peso común.
Así, en Cuba no había dos monedas, lo que había eran billetes nominalmente diferentes. La tan llevada y traída "unificación monetaria" fue una pantalla que tenían preparada para hacer algo más. Un más que terminó siendo la Tarea Ordenamiento.
La doble moneda es la única manera que tiene el Gobierno cubano para evitar que prospere y crezca un mercado negro en divisas extranjeras —¡más si son dólares!— dentro de su territorio, lo que crearía dinámicas totalmente fuera de su control con inciertos resultados políticos. El castrismo no puede vivir sin una doble moneda, el CUC murió porque ya no cumplía esa función.
El Gobierno aseguró que iba a eliminar el CUC y pasarlo todo a CUP, pero ¿qué ha pasado realmente? Todo lo que antes era en CUC no pasó a CUP, sino a MLC, que no es una tarjeta, ¡es la nueva moneda!. Una nueva moneda que, ahora sí, está referenciada en divisas internacionales, tiene su propia oferta de bienes y servicios y está totalmente controlada por el Gobierno.
¿Como han podido justificar esto? Pues aludiendo a la "agresividad" del Gobierno de Trump y a la pandemia mundial que supuestamente no les ha dejado más remedio. Sin embargo, ¿quién hizo la "unificación monetaria" y la Tarea Ordenamiento en pleno mandato del agresivo Trump y cuando la pandemia mundial estaba en auge? Efectivamente, el Gobierno cubano. El castrismo escogió el momento.
Ya tenemos la respuesta de por qué, contra toda lógica aparente, comenzaron la Tarea Ordenamiento, una transformación económica tan gigantesca —que podían haber comenzado años antes o podían haber hecho años después— bajo la que ellos dicen es la Administración norteamericana más agresiva de la historia y en medio de la crisis económica mundial más terrible en 300 años: querían verse forzados a, tras eliminar el CUC, reiniciar el ciclo con una nueva segunda moneda.
Esta segunda moneda no solo sirve para orientar el mercado negro —algo inherente a todo régimen de economía centralizada—, sino que actúa además como amortiguador de la inflación. Pretendían que el MLC, y no el dólar, absorbiera esa inflación que el Gobierno mismo creó con la Tarea Ordenamiento.
Mediante la Resolución 176/2021 del Banco Central de Cuba prohibiendo los depósitos en dólares, el Gobierno disminuye muchísimo la competencia para su nueva moneda. Ahora las transacciones callejeras se harán de tarjeta MLC a tarjeta MLC o con las pocas divisas que queden cash. El Gobierno recoge los dólares que estén circulando —lo que le viene muy bien—, fuerza a los emisores de remesas a alimentar las tarjetas MLC como canal para proveer a sus familiares y por último, aunque tan importante como lo anterior, avanza en su estrategia de bancarizar la sociedad y eliminar la circulación de todo dinero en efectivo, destino final de su estrategia de control social mediante la economía.
Probablemente las autoridades pensaron que el MLC iría tomando su lugar como moneda fuerte de manera automática y no estuviera en sus cálculos tener que llegar a algo tan ridículamente absurdo como negarse a recibir dólares en efectivo. Pero el vertiginoso auge del mercado negro en dólares expresado por el alza veloz del valor de esta moneda, y la ineficiencia congénita del Estado para mantener una oferta estable de bienes en las tiendas MLC, los ha obligado a tomar el control del asunto poniéndole esta zancadilla al dólar.
Esto no significa que el mercado negro desaparezca inmediatamente. Significa sobre todo que surge una trazabilidad de las transacciones allí realizadas que podrá ser utilizada por el Gobierno para reprimir a los agentes de este mercado cuando sea oportuno achicarlo de modo contundente a favor de las tiendas MLC, lo que harán cuando se sientan más fuertes, algo muy parecido al Plan Maceta.
Hay que reconocer que es una estratagema absolutamente brillante, una Blitzkrieg financiera: fulminante, inapelable, maligna.
Y para rematar el desastre financiero otra mala noticia ... ES GUACHIPUPA !!!
Dos muertos y 6 enfermos en una misma familia que se vacunó con Abdala
Las autoridades no permitieron que los cuerpos se velaran
Con todo el respeto a Rafaela ... yo creo que están simplemente quebrados ....
Miren este titular ...
Antes de viajar, los cubanos deberán pagar en divisas por su cuarentena de regreso.
Durán justificó las nuevas medidas debido al número de casos "en muchos países con los que tenemos relaciones"
Concuerdo con el autor. La zancadilla pienso que solo funcionara mientras :
1. Logren mantener una oferta estable en el mercado en MLC. Todos aqui sabemos (clareas incluidas) que eso no va a pasar nunca.
2. Las mulas empiecen el lleve y trae acostumbrado de dolares y articulos lo que proveera al mercado negro de la oferta necesaria para el mercado en dolares.
Es cierto, no se puede hablar de Cuba, de planes y economía porque no existen.
La situación del desgobierno en Cuba es comparable a aquella "trova", con la que nos envenenaban, contra la "República Mediatizada" de las llamadas "fichas ó tokens" con los que pagaban los centrales azucareros a los "pobres jornaleros", obligándolos a comprar en la bodeguita del dueño del Central.
No creo que exista otro ejemplo que describa a lo que nos llevó la Dictadura de FC.
¡Me Cago en tu Madre Compañero Fidel!
Que el Diablo te mantenga calentito.......
Un articulo muy interesante y creo que acierta en la razón de esta ridícula acción. Mi impresión es que si bien el régimen tendrá éxito en lograr un control momentáneo de la inflación, al no conseguir una mayor productividad llegará un momento que la inflación se le desborde porque no habrá suficientes alimentos en el mercado para abastecer minimamente a una gran parte de la población. La escasez aumentará porque no hay divisas para importar alimentos y por otra parte tampoco ha aumentado la producción. El régimen es muy posible que tenga un problema interno porque mientras el gobierno de Diaz-Canel está dando manotazos para mantener una mínima economía, la oligarquía castrista-militar no parece ceder ni una de sus ganancias, asunto que acabará estallando cuando el gobierno ya no tenga conejos que sacar de la chistera. La casta castrista-militar no creo que vaya a proporcionar un solo euro de sus ganancias que tiene en el exterior.
Sr. Preocupado, está usted en lo correcto. El emporio GAESA no va a soltar un solo Euro o Dólar para aliviar la situación nacional. Siempre lo he dicho, esa gente tiene un Estado paralelo al propio Estado y que funciona literalmente paralelo al mismísimo pueblo de Cuba. Ellos se desentienden de todos los problemas del país mientras siguen sacando jugosas cantidades a la propia población que les garantizan sus dólares en paraísos fiscales, salidos de las remesas que exprimen gota a gota. ¡Negocio redondo! No tienen responsabilidad con la población, no le rinden cuentas al Estado (real) y encima, parasitan todos los ingresos que pudiera tener el país, acopiándolos en bancos foráneos sin que nadie les fiscalice un peso. Son unos desvergonzados. Y ni cómo justificarse de toda la barbarie que están haciendo. Éstos son los artículos en los que los defensores del engendro, nunca comentan. A Rafaela Cruz, como siempre, mis saludos respetuosos y consideraciones por todo su buen trabajo.
Brillante la explicacion de Rafaela. Pero hay un gran "pero". La frase "bancarizar la sociedad y eliminar la circulación de todo dinero en efectivo, destino final de su estrategia de control social mediante la economía". Lo siento pero es no es factible en cuba. Con una internet de los años 90 -llevandola bien- no se puede hacer todo por el banco. Ni en EU se ha podido eliminar el cash.
Las tiendas MLC solo son en tarjetas, ahi si ganan. Hay que ver como le busca el hueco a esto el cubano, que se lo va a buscar.
En mi opinión se le da demasiada seriedad a la política ecnómica del régimen castrista. Cuba está en la bancarrota total y todo lo que estamos viendo es la improvisación de un gobierno desesperado y sin Plan B.
Cuba es como el Titanic, la orquesta del gobierno sigue tocando el vals de las olas, de los dólares y los euros, mientras, el barco hace agua y los pasajeros huyen despavoridos en los botes salvavidas, eso es en este momento Cuba.
Allí no hay nada más que hacer y lo que se puede hacer no lo quieren hacer
(Teófilo Stevenson, filósofo cubano).