La activista Saily Núñez ha denunciado en un video las agresiones contra su esposo, Maikel Puig Bergolla, en la prisión de Quivicán. También alertó que en una carta que escribió su esposo, preso político del 11J, denunció que su vida corre peligro en la cárcel, pero que también están en la misma situación de riesgo los presos políticos "Roberto Pérez Fonseca, Anibal, Urbita, Juan Enrique y Duniesky Ruiz Cañizares".
En conversación con DIARIO DE CUBA, Núñez dijo la mañana de este miércoles que iba saliendo para la prisión porque necesita saber de su esposo y no ha recibido llamadas telefónicas. "Voy a advertir a esos esbirros. Sé que no les importa, pero es importante que sepan que mi esposo no está solo", agregó.
Contó además que el martes último se presentó en la Fiscalía Municipal de Güines y mostró "audios y cartas" de su esposo como evidencia del riesgo en el que se encuentra en la cárcel. "Me dijeron que ellos iban a llamar a la prisión y que con Maykel no iba a pasar nada", dijo. Aunque también explicó que una de las oficiales que la atendió le dijo estar "totalmente segura" de que lo que ella le estaba contando "sí eran estrategias de allí de los militares contra los reos" para lograr beneficios y "tener una mejor vida". "Es difícil pero son sucesos que desgraciadamente se dan en las prisiones", le comentó la oficial, según Núñez.
La activista considera que todos los oficiales son cómplices de la dictadura y apenas se logran resultados con esas visitas, pero sentenció: "No voy a parar".
Núñez explicó en el video que hizo público en sus redes sociales que, a raíz de unos "altercados" que ha tenido su esposo en la prisión con presos comunes, "peligraba su vida". Allí están "obligados a decir 'Patria o Muerte'" y, como Puig Bergolla, condenado a 12 años de prisión, tiene "como referencia la frese 'Patria y Vida'", toman represalias contra él, afirmó.
"Esto ha desencadenado problemas con los reos. El jefe de la prisión me confirmó que había unos reos que querían agredirlo pero que ya fueron sacados del destacamento, que eran cuatro", agregó. La activista mostró preocupación porque a los pocos días "integraron a uno de ellos de nuevo" al mismo destacamento.
Para Núñez, "los presos políticos corren peligro" además, porque "los presos comunes se venden lo mismo por pabellones, que por visitas, que por comida".
"Desde el día 22 de julio, Maikel está plantado, está en inanición, no he tenido noticias de él porque tampoco ha llamado", advirtió. Recordó que a su esposo "lo han llevado a celda (de castigo) por gusto" otras veces y denunció que, ahora que "nosotros como familiares lo estamos pidiendo y él también, porque corre peligro su vida", no lo han llevado.
En la carta que recibió Núñez de su esposo, este contó "que siguen los problemas" con El fino y Yulieski, precisó que se trata de "personas que tienen cargos ahí" y que se ocupan de "estar desencadenado todas estas riñas con los presos políticos". "También se suman a esto Humberto, el segundo ahora en Quivicán y otro guardia que se hace llamar Inaudi", precisó.
Núñez recordó que, aunque su esposo fue condenado a 12 años por las protestas del 11J, debe cumplir 14 por el delito de "atentado" que pesa en su contra, una causa que consideró fue "fabricada" estando Puig Bergolla en prisión.
A las denuncias de represión que deben enfrentar los presos en cárceles cubanas se suman además las pésimas condiciones de vida en los centros penitenciaros. Según publicó Martí Noticias, "presos políticos y comunes han denunciado las precarias condiciones y abusos a los que son sometidos en las prisiones de la ciudad de Camagüey". Estos responsabilizaron por esta situación al jefe de establecimientos penitenciarios en la provincia, el teniente coronel Eider Sierra Ochoa.
Mencionaron que los familiares de prisioneros "han reportado la presencia de un brote diarreico en el sistema penal de la cabecera provincial" que afectó a muchos reclusos, "debido al consumo de alimentos en estado de descomposición". Apuntaron además que "los reos no disponen de medicamentos para paliar esta situación".
Lester Ayala Alarcón, sentenciado a diez años en la cárcel de Kilo 9 por participar en las protestas populares del 11 de julio en Camagüey, en comunicación telefónica con el activista Jiordan Marrero Huerta, denunció: "Aquí el jefe de unidad nos trata como si fuéramos animales, no puedo callarme. Ellos me amenazan que me van a llevar para La 26, siempre tienen una amenaza conmigo".
