A dos años de las históricas protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021 en Cuba, a muchos de los padres, madres, esposas, hijos de los manifestantes que hoy cumplen prisión política les queda el camino de la denuncia, de la exigencia sin descanso de libertad para quienes cumplen injusto y duro encierro. Una vez más, como ocurrió durante aquella Primavera Negra de 2003, el régimen ha empujado a cubanos sin motivaciones políticas al camino contestatario, al activismo.
Saily Núñez, esposa de Maikel Puig Bergolla, sentenciado a 12 años por protestar el 11J en Güines, Mayabeque, y actualmente confinado en la prisión de Quivicán, lo tiene claro.
"Para nosotros ha sido muy fuerte lo que hemos vivido durante estos dos años de injusto encierro. No pensamos nunca pasar momentos tan duros y difíciles con nuestros hijos", dijo a DIARIO DE CUBA Núñez, quien desde los primeros momentos asumió la opción de la denuncia.
"El tema de la represión conmigo, sitiada, amenazada una y otra vez por la Seguridad del Estado, deprimida, sometida a un sinnúmero de interrogatorios (han creado) traumas a mis hijos. El más afectado es el más pequeño, con problemas de psiquiatría. Maikel también ha presentado muchos problemas de salud", señaló.
"Para nosotros ha sido un daño familiar muy grande, tanto así que la han roto (la familia). Me siento una persona a la que después del 11 de julio me ha tocado asumir otra posición. He sido empujada al activismo", consideró esta mujer, parte del recién creado movimiento Cuba de Luto.
"Me siento una persona que no está en nada de acuerdo con este sistema, para mí totalmente fallido. He logrado tener una madurez política, reconozco que en Cuba hay una dictadura que reprime, que hace muchísimo daño, que rompe familias como la nuestra, que priva de libertad como ha sido a mi esposo", añadió.
"Me ha tocado vivir dos años de exigencias continuas. Voy a continuar. No cesaré un segundo porque no he llegado al punto de la conformidad y no lo pienso hacer. Agradezco a todas las personas que a lo largo de este tiempo se han convertido más que en amigos, en familia", afirmó.
"A pesar del distanciamiento, la frustración, estoy orgullosa de mi esposo, de la mujer en que me he convertido. Me ha tocado darle mucho ánimo tanto a mi esposo como a mis hijos. Lo que pido es libertad para mi esposo Maikel Puig, libertad para todos los presos políticos", resumió.
Mailin Sánchez recordó a DIARIO DE CUBA que su esposo, Yosvany García Caso, de 34 años y padre de tres hijos, fue condenado a 15 años de cárcel por el delito de sedición tras las protestas del 11J en Holguín.
"Está recuperándose aún luego de una huelga de hambre que realizó (en mayo) y que lo llevó hasta terapia. En estos momentos está muy delgado. En esos 22 días plantado perdió mucho peso y ya en la prisión, por la mala y poca alimentación, es muy difícil recuperarse", dijo Sánchez.
"La vil injusticia cometida contra mi esposo ha involucrado a toda la familia. Estamos sufriendo esta horrible separación y lo que trae es muchos deseos de alzar nuestras voces por su libertad", afirmó
Ailex Marcano Fabelo, madre de Ángel Jesus Véliz Marcano, sentenciado a seis años por manifestarse en Camagüey, es otra mujer que se ha pasado al activismo por la libertad de su hijo y la de todos los presos políticos. Es parte también de Cuba de Luto.
A Véliz Marcano recientemente le fue revocada su condición de mínima gravedad y ahora se encuentra en un centro de alta severidad junto con reos comunes que cumplen sentencias por asesinato y otros delitos graves.
"Mi hijo fue trasladado en contra de su voluntad para el centro Kilo 9, en condiciones infrahumanas, con chinches, demasiados mosquitos que le impiden conciliar el sueño en reiteradas ocasiones, mucho calor, la comida pésima, pero mi hijo no se queja, se engrandece, mi hijo está cada vez más convencido de sus ideales, de lo que él representa, un preso político y de conciencia", dijo Marcano Fabelo.
"Se ha ganado el cariño, el respeto y la consideración de todos los reos comunes por su comportamiento, por su dignidad", señaló.
Marcano, así es llamado entre oficiales y reclusos, "ha crecido en ideales y conciencia y se siente convencido de que ellos mismos (el régimen y sus represores) nos han convertido en disidentes, en opositores a este régimen totalitario, manteniendo nuestra firme conducta de lograr una libertad plena para nuestra isla de Cuba", añadió esta madre camagüeyana.
"Estos dos años han tenido un gran significado, sobre todo en el plano emocional. Siento profundamente la ausencia de mi hijo, que es para mí, mi todo, oxígeno, mi razón de vivir. Somos uno para el otro, vivimos uno para el otro. La Seguridad del Estado se ha empeñado en destruir nuestro amor, se ha empeñado en torturarnos psicológicamente de una forma u otra, pero nunca lo van a lograr, así se lo he hecho saber mi hijo", señaló.
Pese al hostigamiento que sufre ella y las represalias contra su hijo dentro de la cárcel, concluyó: "Seguiremos adelante por la libertad de todos los presos políticos".
Para Wilber Aguilar Bravo, padre del preso político del 11J Walnier Luis Aguilar Rivera, el silencio no es una opción.
Walnier Luis Aguilar Rivera, natural de La Habana, tenía solo 21 años de edad en el momento de ser detenido. Fue sancionado en primera instancia a 22 años de privación de libertad por el delito de sedición, el mismo por el que fueron procesados 96 vecinos de La Güinera. Su sanción fue disminuida a 12 años como resultado de un proceso de casación. Aguilar Rivera tiene un diagnóstico de deficiencia intelectual no atendido ni tratado adecuadamente durante la fase judicial ni durante la fase ejecutiva de la sentencia.
En julio de este año, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le otorgó una medida cautelar a Walnier Luis Aguilar Rivera, tras considerar que se encuentra actualmente privado de libertad en una situación de gravedad y urgencia de riesgo de daño irreparable a sus derechos.
"Esta familia ha sido destrozada, a mi hijo lo juzgaron con odio. Nunca funcionaron las leyes, funcionó una decisión ejemplarizante. Fue una manifestación de un país entero, pero a estos muchachos los procesaron sin antecedentes penales. Mi hijo no tiene antecedentes, mi hijo no tiene problema social ninguno, nunca ha tenido problemas de nada, no viene de una familia de delincuentes", declaró a DIARIO DE CUBA Aguilar Bravo.
"Estoy muy molesto. Mi hijo tiene una documentación de que tiene una enfermedad, que tiene una lesión en el cerebro y producto de esto tiene un retraso. Todos estos documentos los han ignorado", añadió.
"Por yo alzar la voz, salir a gritar la libertad y defenderlo a él, lo han trasladado dentro de la cárcel a donde se encuentran los presos con más años (con sanciones elevadas por delitos graves), con más problemas, es como un rehén de guerra", manifestó.
"Esta es la situación mía y de otros familiares que decidimos alzar la voz, la cogen con ellos, con nuestros hijos, con nuestros familiares queridos. Es muy triste ver cómo un gobierno coge todo el poder para ir contra su propio pueblo. Estamos muy decepcionados y muy molestos por toda la represión contra él, contra nosotros. Nadie se puede quejar porque es perseguido, reprimido", denunció Aguilar Bravo.
Sin embargo, este padre, abuelo y esposo afirmó que no va dejar de exigir la libertad de su hijo y elevar su voz donde sea necesario: "El silencio es lo peor que podemos hacer en todo esto", concluyó.