El boxeador Ermes Orta Jr., quien salió de Cuba tras haber participado en las protestas que estallaron el 11 de julio de 2021 en más de 50 ciudades del país, denunció en su perfil de Facebook que ha recibido amenazas, y su casa, donde reside ahora su familia, fue vandalizada.
"Hoy 10 de julio del año 2022 después de sufrir variar amenazas hacia mi persona, mi casa amaneció así", escribió en un post acompañado de fotos que muestran cadáveres de aves fuera de su casa y la frase "Patria o Muerte. No sabes con quién te metes" pintada en la pared.
"Ese fue el despertar de mi madre y ver presente al presidente del CDR (Comité de Defensa de la Revolución) y a un oficial de la Seguridad (del Estado)", denunció Orta, quien añadió que aunque "se realizaron dos llamadas a la Policía denunciando, nunca se presentaron a tomar huella ni peritaje".
La indolencia de la Policía ante el acto vandálico, que contrasta con la premura de los oficiales de la Seguridad del Estado y de Criminalística ante pintadas de la frases "Patria y Vida", "Díaz-Canel, singao" o cualquier otra contra el Gobierno, demuestra que el acto fue ordenado por agentes del régimen.
Orta, responsabilizó públicamente al Gobierno, a la Seguridad del Estado y a la contrainteligencia cubana por lo que puedan sufrir su madre, su padre y su hijo en Cuba.
"Coño mi mamá una vieja enferma y está sola la familia eso no vale", concluyó su post.
El boxeador lleva unos meses en Miami, donde espera continuar su carrera deportiva, tras permanecer en un centro de detención para inmigrantes, según publicó AméricaTeVé la semana pasada.
Después de su participación en las protestas del 11J en Sancti Spíritus, Orta fue presionado por la Seguridad del Estado para que abandonara el país, según relató al canal estadounidense.
La vandalización de las viviendas es un mecanismo de intimidación y represalia que suele emplear el régimen contra cubanos que disienten de manera abierta.
El colaborador de DIARIO DE CUBA Pedro Manuel González Reinoso denunció recientemente que su apartamento se encuentra semidestruido y las paredes de carga podrían derrumbarse —según dos reportes técnicos— debido a un trabajo sistemático llevado a cabo por vecinos suyos al servicio de la Seguridad del Estado en Villa Clara.
El hecho de que los padres de González Reinoso, propietarios del apartamento, hayan sido dos revolucionarios, no ha constituido freno para quienes se han propuesto destruir la vivienda como represalia por las publicaciones críticas del hijo tanto en medios independientes como en sus redes sociales.