Agentes del régimen cubano intentaron medicar a la prisionera política Lizandra Góngora Espinosa, sentenciada a 14 años de cárcel por manifestarse el 11J, tras llevarla el lunes al Hospital Psiquiátrico Nacional, popularmente conocido como Mazorra, en La Habana, denunciaron sus allegados.
"La llevaron de la prisión del Guatao para Mazorra porque decían que ella estaba loca. Allí intentaron darle unas pastillas, pero ella se negó porque no sabía su procedencia, y podía ser algo dañino", dijo a Cubanet Ángel Delgado, el padre de tres de los cinco niños menores de Góngora.
Según el testimonio del también activista, la presa política fue devuelta el mismo día a la Prisión de Mujeres del Guatao, donde está encarcelada. Delgado la visitó el jueves y aseguró que se encuentra bien de salud.
Emilio Arteaga Pérez, vocero del Gremio Médico Cubano Libre, grupo de profesionales críticos del régimen, advirtió en diálogo con DIARIO DE CUBA que ese suceso debe encender las alarmas.
"Lo que más suena las alarmas en nosotros es el historial de cómo el aparato de inteligencia cubano ha usado los servicios de psiquiatría, al personal de salud mental, a las instituciones psiquiátricas, para cometer cualquier tipo de arbitrariedad médica, que puede ser de varias maneras", señaló Artega Pérez.
"Por ejemplo, colocar un diagnóstico de esquizofrenia o trastorno psiquiátrico mayor a alguien que no lo tenga solo por el hecho de ser disidente, y de esta manera etiquetarlo con un diagnóstico mental grave, incapacitarlo y, por supuesto, hacerlo pasar por loco y no por alguien que se opone al poder. Una vez que esto ocurre, también les garantiza la posibilidad de aplicar tratamientos antipsicóticos y de electroterapia", precisó.
"Hay historias en la antigua URSS, Rumanía, Alemania, donde se han formado los servicios de Inteligencia y una parte de la escuela de Psiquiatría cubana después de 1959. Y hay antecedentes en Cuba de procederes similares o iguales a estos, en Mazorra precisamente", recordó Artega, quien estudió Psiquiatría en el Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana y reside en España.
"Otra cosa que puede ocurrir es que la persona tenga algún trastorno emocional y se le niegue la asistencia médica, o se le brinde una atención distorsionada, dirigida a modificar su pensamiento, sus emociones, conducta, o que 'terapeutas' que son miembros activos del propio aparato represivo usen estos mecanismos en esa posición asimétrica de poder sobre alguien que está en calidad de paciente, peor aún, en calidad de paciente con una supuesta incapacidad mental, que lo hace aún más vulnerable".
Recordó el caso de Daniel Llorente, quien después de manifestarse con una bandera de EEUU en plena Plaza de la Revolución en 2018 fue golpeado, detenido, torturado durante un mes en la prisión de 100 y Aldabó y luego encerrado durante meses en Mazorra junto a enfermos psiquiátricos.
Arteaga Pérez subrayó: "La alerta es la siguiente: ¿qué indica que el personal médico en salud mental dentro de la Psiquiatría o la Psicología que pertenece al sistema de salud cubano o que están en instituciones de salud de Cuba no sean o miembros activos del aparato represivo o civiles al servicio de ese aparato represivo? Si hay un lugar que no ofrece seguridad, y lo digo con todo conocimiento de causa, como psiquiatra cubano que soy, y me aterra que algún disidente visite o lleven, es a una institución psiquiátrica o a algún servicio de salud mental en Cuba. Sinceramente se lo digo".
Góngora fue condenada en abril pasado por el Tribunal Militar Territorial Occidental a 14 años de prisión junto a otros 32 cubanos que participaron en las protestas del 11 de julio en Güira de Melena, provincia de Artemisa.
La severidad de las sentencias de Góngora Espinosa y del periodista independiente Jorge Bello Domínguez, condenado a 16 años de prisión en la misma causa, estaría basada en sus críticas al régimen.
"Fueron los únicos a los que le aplicaron la ley a máximo rigor por el activismo político, eso está bien claro y definido que fue por el activismo político", consideró entonces Ángel Delgado, quien aseguró que a otros manifestantes les redujeron la condena hasta diez años menos de lo que pedía el fiscal.
En Güira de Melena, los vecinos se concentraron frente a la sede del Partido Comunista y también protestaron frente a una de las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC) de la localidad.
En medio de un enfrentamiento que se produjo ante a la tienda entre los manifestantes y las fuerzas desplegadas por el régimen, Góngora Espinosa recibió dos heridas en una pierna, pero aseguró no haber tenido participación en los daños que habrían provocado otros manifestantes a ese centro comercial y que fueron recogidos en videos divulgados a través de las redes sociales.