El cubano Pedro Quiala, quien fue arrestado el viernes pasado por transmitir en vivo a través de sus redes sociales imágenes del estado del Hotel Saratoga tras sufrir una explosión que ha costado 31 vidas humanas hasta el momento, ya se encuentra en libertad, según anunció en sus redes sociales.
"Quiero agradecerles a las personas que alzaron su voz, a todos los hermanos de lucha que estuvieron presentes todo el tiempo exigiendo libertad para mí y mi hermano de lucha, Ángel Cuza Alfonso", afirmó Quiala en un video publicado el domingo en su cuenta de Facebook.
Sobre Cuza Alfonso, quien fue uno de los cubanos que participó en la protesta el pasado 30 de abril en la calle Obispo, Quiala dijo que no se tienen noticias y pidió a los cubanos que sigan exigiendo su liberación.
"Debemos seguir pidiendo libertad por nuestro hermano", dijo el activista, a quien el régimen le cortó el servicio de internet de su línea telefónica tras realizar la transmisión el pasado viernes.
Cuza fue liberado a inicios de mayo tras un arresto de cinco días en el cuartel principal de la Seguridad del Estado, Villa Marista, por protestar el 27 de abril en una cola para comprar cigarros, lo que también le costó una multa.
El activista cubano explicó entonces que fue multado con 30 pesos por manifestarse debido a que funcionarios del Gobierno local entraban al establecimiento sin respetar a quienes esperaban en una larga fila.
El activista explicó que comenzó a gritar consignas como "Patria y Vida", entre otras, y los agentes lo montaron violentamente en una patrulla para llevarlo a una unidad policial.
Cuza fue arrestado el 30 de abril del pasado año en la calle Obispo, de La Habana, junto a otros cubanos que realizaban una manifestación pacífica para llamar la atención sobre el caso del artista Luis Manuel Otero Alcántara, entonces en huelga de hambre.
Por ese hecho, Cuza estuvo ocho meses en la cárcel sin juicio; más de la mitad del tiempo de condena (de tres meses a un año de cárcel) previsto en el Código Penal cubano para los delitos que se le atribuían: desórdenes públicos y desobediencia.
A pesar de que las autoridades cerraron el caso del joven en septiembre pasado, este permaneció en la cárcel hasta enero de este año, cuando todos los participantes en esa protesta recibieron del Gobierno cubano un supuesto "acuerdo conciliatorio" para poner fin al proceso judicial en su contra.
