Siete manifestantes del 11J en Mayabeque irán a juicio a partir de este miércoles 26 de enero. Entre los procesados, además de dos menores de 20 años, está el estudiante de arte y músico Abel González Lescay, un joven de 23 años que fuera sacado por la fuerza de su casa en Bejucal por la Policía al amanecer del 12 de julio de 2021, al día siguiente de las manifestaciones populares en su pueblo.
Los agentes ni siquiera lo dejaron vestirse y permaneció desnudo en prisión hasta que le dieron un mantel para que se cubriera, y más tarde un uniforme de recluso.
Durante los días en que estuvo preso recibió golpes y maltrato verbal, además de contagiarse de Covid-19 mientras permaneció en el Técnico de San José de las Lajas y en otro sitio, adonde fue llevado después de dar positivo a la enfermedad. Su testimonio personal con los detalles de esa experiencia fue publicado en la revista Rialta Magazine.
Desde que fuera excarcelado el 18 de julio, González Lescay ha estado bajo condición de "reclusión domiciliaria", aunque desde que se restablecieron las actividades docentes ha estado asistiendo a clases en la Universidad de las Artes, de cuya Facultad de Música es alumno.
Preparando una presentación estaba el pasado domingo, cuando DIARIO DE CUBA habló con él. "Estoy ahora mismo en la escuela en un concierto, trabajando, tocando música todos los fines de semana", contó.
La fecha del juicio no le había sido notificada para entonces. "Me enteré por un muchacho que está en mi mismo expediente. Me lo encontré por la calle y me dijo que el juicio era el miércoles. Mi abogada no sabía nada. Cuando la llamé ella preguntó y se lo confirmaron".
"A un testigo mío sí lo citaron ya. No me han dicho que mis testigos no pueden estar. Yo tengo varios para presentarlos", refirió.
Sin embargo, desde que las autoridades lo excarcelaran no han vuelto a citarlo ni conversado con él. A pesar de eso, la fiscal Daylet Fuentes Morales le pide siete años de cárcel por los presuntos delitos de "desacato a la figura básica", "desacato a la figura agravada" y "desorden público".
"Tengo la intención de ir a ese juicio y que hagan lo que les de la gana. Voy a asumir como un retiro espiritual los años que ellos decidan meterme en la cárcel. No se puede esperar lógica de ese proceso. Comprendo que las cosas que suceden en la vida son parte del destino y hay que aceptarlas como son. Es una pesadez que hagan eso a la vida de uno, pero no voy a ser ni el primero ni el último preso político", señaló.
En la Universidad de las Artes ha seguido haciendo vida normal. "En la escuela no me han dicho nada. Me dieron una carta que me avala como un estudiante con talento y el rector se reunió conmigo. La Asociación Hermanos Saíz, la nacional, también me dio un aval como artista que ha participado en sus actividades. No soy miembro oficial, pero he ido a muchos de sus eventos. Ellos estuvieron muy atentos cuando estuve preso. Y al salir, les pedí que me dieran esa carta. Ambos avales están en el expediente del caso. Tengo otro del jefe de cátedra de Música del ISA, que es mi maestro".
Diversas voces se han alzado en solidaridad con el joven. En diciembre, cuando fue anunciado el juicio en su contra, que luego fuera postergado, varios estudiantes cubanos, nucleados alrededor de la plataforma Reclamo Universitario, rechazaron la causa judicial en su contra y reclamaron solidaridad internacional con su caso.
"Cuando me pospusieron el juicio el año pasado no me pareció una buena noticia. Mi caso ha sido muy visible en comparación con los cientos que están presos. Si no me meten preso, va a ser una victoria que va a opacar la cantidad de personas presas", comentó González Lescay.
"Lo que me tiene tranquilo es que mientras más atrocidades hagan, más rápido salimos de ellos. Así que tengo ganas de que me metan preso, para que esa visibilidad que tengo ayude a que se acaben de dar cuenta de lo que está sucediendo", señaló.
