"Quebrar", el término que los aparatos de seguridad utilizan como sinónimo de lograr rendir bajo presión a opositores y activistas, es el objetivo prioritario del régimen cubano en su estrategia represiva contra el artista Luis Manuel Otero Alcántara. Para ello han usado todo, incluso encerrarlo junto a presuntos delincuentes que lo amenazaron de muerte el sábado último.
Desde que en 2018 tanto Luis Manuel como el Movimiento San Isidro (MSI) se erigieran como el muro de contención ante el Decreto 349 aprobado por el entonces recién designado gobernante Miguel Díaz-Canel, y que pretende criminalizar la creación independiente y fiscalizar los contenidos de las propuestas artísticas fuera del control del Estado, nada ha podido doblegar la voluntad de los activistas.
El artista ha estado desde entonces detenido en casi medio centenar de ocasiones, a veces por horas. Pero en 2020, fue llevado a la prisión de Valle Grande durante casi una quincena de días, después de ser apresado, acusado de "maltrato a la propiedad", "desacato" y "ultraje a los símbolos patrios".
A raíz de esa detención pretendieron enjuiciarlo, pero una ola de solidaridad internacional obligó al régimen a dejarlo en libertad y posteriormente a paralizar los procesos en su contra. En ese tiempo fue sistemáticamente criminalizado, calificado de mercenario, discriminado por negro y pobre por voceros del régimen, entre muchas otras manera de mancharlo y disminuirlo.
La policía política llegó tan lejos en la tarea de restarle apoyos y destruir su reputación que hackeó las redes sociales del MSI para publicar fotos íntimas del artista y su pareja. No obstante, en reacción, una campaña en las redes hizo que decenas de personas se desnudaran públicamente en solidaridad con los afectados.
Bajo esa presión, Otero Alcántara y el MSI no dejaron de retar al aparato represivo a través de las redes, o convocando a protestas públicas, haciendo visible el reclamo creciente por el respeto a la libertad de expresión, reclamando justicia por los afectados por los derrumbes en La Habana y protagonizando un plantón y huelga de hambre en la sede del MSI en noviembre pasado.
Esas acciones han conseguido otorgar aliento nuevo a la sociedad civil independiente y desquiciado al régimen, que busca a cualquier precio aplastarla.
Pese a todo, Otero Alcántara ha vuelto a declararse en huelga de hambre después que sufriera el asalto a su vivienda el 16 de abril y el robo y destrucción de sus pinturas allí expuestas, a manos de la policía política. Tal decisión ha sido la manera de expresar su repudio a la situación en que está desde hace meses, y que desde su perspectiva no le deja más salida que inmolarse.
Después que el artista decidiera salir a diario para expresar su repudio al cerco policial alrededor de su vivienda, al corte de su conexión a internet y a la prohibición de que sus allegados entren a su casa, la policía política parece haber decidido ir más lejos en su estrategia represiva.
Según relató a DIARIO DE CUBA, en las sucesivas detenciones que sufriera durante la pasada semana el régimen ha recurrido a la seducción y a la violencia: "El primer día me llevaron a la prisión; el segundo a un calabozo; los otros dos días a casas de protocolo en plan 'te vamos a dar comida', como una especie de disculpa, como si fuera un niño al que le das un chocolate y se va a callar".
Pero el último sábado en la noche, algo cambió. Ese día, después de ser detenido como en las jornadas anteriores, fue trasladado a una estación policial, aunque no tuvo contacto con agentes de la Seguridad del Estado, sino con dos presuntos delincuentes que fueron colocados junto a él en una estrecha celda, según refirió.
"Cuando llego a la unidad de Policía me tienen como una hora afuera esposado dentro de la patrulla", contó el miércoles en diálogo telefónico con la artivista Tania Bruguera, quien divulgó la conversación a través de su muro de Facebook.
"En esta unidad el calabozo está a dos metros del policía de guardia, y el primer calabozo donde nos ponen es para mujeres, porque tiene litera y colchones. (...) El policía, que me ha visto en otras ocasiones, estaba ríspido, en una cosa muy rara, y dentro del calabozo estaba un tipo que supuestamente había disparado un arma y matado a alguien. (...) Empieza como a darme consejos: 'quítate de eso o pírate [vete de Cuba]. Era menos agresivo (...) Como a la hora y media entra el otro mucho más agresivo y el primero le dice: 'este es de la gente de San Isidro'".
El segundo sujeto fue más violento, ofendió a Otero Alcántara y lo amenazó con asesinarlo. "Usaban la frase de que 'si no somos nosotros, dentro de 15 días van a venir otros y te van a dejar tirado con la boca llena de hormigas'. (...) Eso estaba bien calculado, las palabras que decían, cómo lo decían", refirió.
Además, los hombres mencionaron para humillar al artista asuntos como los videos íntimos divulgados por la Seguridad del Estado en 2020, entre otros que hacen suponer que tenían información previa y que el "encuentro" fue todo menos fortuito.
En el diálogo con Bruguera, Otero Alcántara mencionó también sus reuniones con psicólogas de la Seguridad del Estado.
"Eso empezó desde el Hospital Fajardo [donde estuvo recluido tras su huelga de hambre en noviembre de 2020]; primero fueron dos psicólogas y ya se quedó una. Lo primero que te tratan de meter en la cabeza es que estás equivocado: 'te estás victimizando', son las frases que se te quedan; 'esto que está pasando también es culpa tuya, si tú provocas tienen que accionar'. Tú les dices: 'no estoy provocando, estoy dentro de mi casa'".
"La psicóloga lo máximo que me ha comentado es que no estoy listo para ir más allá. El seguroso me ha dicho que esto puede afectarme psicológicamente: 'te puede llevar a un extremo de locura'. (...) Es tortura", subrayó.
Ese agente que lo "interrogó" antes, dijo a el artista a DIARIO DE CUBA, le habría dicho: "Te vas a desgastar psicológicamente, no vas a aguantar esto".
Las tácticas de tortura de la Seguridad del Estado tratan por todos los medios el quiebre del activista, que abandone Cuba o deje aparcada su lucha a cambio de algunas concesiones. Con Otero Alcántara abandonando, la dominación del aparato represivo del régimen reforzaría la idea de que toda resistencia ante su poder es inútil.
Pero, ante eso, Otero Alcántara asegura: "Yo voy a morirme por mis derechos. Una de las razones por las que planteo esta huelga de hambre y de sed es porque ya veía que iban a ir por más. (...) Aquí estamos educando a la ciudadanía, esto no es una performance, no es una obra de arte. Los derechos no son obras de arte, son lo que da sentido a tu vida".
Nuevamente, pone en jaque al régimen y a su aparato de tortura y los coloca ante una encrucijada.
¿Calculan ellos el costo que tendría el sacrificio final de Luis Manuel Otero Alcántara?
Solo con diez Alcantaras se jode aquello,tremendos timbales, pero la gente calla...
El gran problema de la dictadura es que camina la cuerda floja más paradójica de toda su existencia, es un riesgo que quisieran evitar, pero el miedo al error los tiene paralizados ... ellos prefieren apostar por la muerte de Alcántara por un beneficio que cada momento se hace menos tangible ... ojalá que pronto lo secuestren y le pongan un suero ... Las consecuencias no serian nada agradables si lo dejan morir ...
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Excelente trabajo de DDCUBA, realmente es una hormiguilla frente a la bota y peso de un gigante. Si muere o ke matan, Otero vencerá.
Q Dios le acompañe. No deseo q se exponga y atente contra su inmensa vida, pero solo él sabe razonablemente el porqué.