A veces en la historia pequeña, manoseable, impredecible y subterránea, ocurren hechos que anticipan el comienzo de procesos que transitan, indetenibles, hacia un cambio radical de la sociedad. El golpe de Estado del dictador Fulgencio Batista en la Cuba de 1952, la creación de un sindicato clandestino en la Polonia comunista del siglo XX, o la inmolación de un vendedor ambulante en el Túnez del siglo XXI, tres hechos subestimados por la clase política, originaron modificaciones profundas en el equilibrio global.
Algo parecido ocurrió en La Habana la noche del 27 de noviembre cuando una cantidad considerable de personas, fundamentalmente jóvenes, se plantaron frente al Ministerio de Cultura para reclamar y después exigir, un diálogo con las autoridades. El alcance de este episodio protagonizado por diversas agendas culturales que convergieron a través de la palabra "Cambio", todavía está por determinar.
Pocas veces tengo la oportunidad de entrevistar a personas que me interesen más allá de la historia grande, la mayúscula, la que asociamos al tiempo transcurrido entre el pasado y el porvenir. Luis Manuel Otero Alcántara, Carlos Manuel Álvarez y Yunior García Aguilera son tres jóvenes unidos por el azar y la insensatez. Cuando me sumerjo en sus vidas, veo poquísimos vasos comunicantes entre las probabilidades de su encuentro o el reconocimiento intelectual entre los tres, sin embargo, las relaciones humanas son indescifrables para magos y sicólogos.
Nadie pudo intuir que un joven escritor, hijo de profesionales cardenenses, se sintiera cómodo, descansado, en una residencia desvencijada y asediada por las fuerzas policiales. Muchísimo menos se pudo adivinar que a un exitoso dramaturgo holguinero le picara el interés por conocer las razones que impulsan a un desconocido artista plástico y opositor habanero, a plantar una huelga de hambre para exigir la libertad de un colega, y desde esa posición exigir la libertad de todo un país a través de un cambio de gobierno.
He vivido como participante toda esta madeja mediática de intereses, inocencias y veteranías. Por eso, echando a un lado el abominable papel de la prensa y las redes sociales, o el entusiasmo de agencias de inteligencia nacionales y extranjeras, gobiernos y embajadas, chismosos y petulantes, hago esta entrevista como siempre digo, para mis hijos, y a través de ellos para todo el que quiera leer, de primera línea, la opinión de los tres incuestionables protagonistas de un solo lado del debate.
LUIS MANUEL OTERO ALCÁNTARA
Por la calle vienen dos hombres y un negro. ¿Qué te sugiere esa afirmación?
Primero que todo Cuba es un país muy racista, a través de la historia se ha demostrado. Una anécdota cuenta que a Batista, siendo un presidente negro no le permitieron entrar en un club. Pasa el 1959 y el Gobierno borra como por acto de magia el racismo en Cuba. Y todo el que hable de forma independiente al régimen, del racismo y de cualquiera de los males de la sociedad, es categorizado inmediatamente de contrarrevolución. Se crearon instituciones que respaldan lo que yo estoy planteando, esas instituciones que ven al otro como enemigo.
Si quieres hacer una institución independiente a la doctrina del régimen o un proyecto que luche contra el racismo, eso está categorizado como contrarrevolución. Todas las discusiones vienen por tu discurso mancillado. El racismo, como estructura cultural que es, debes erradicarlo desde la cultura. Cuando le hablas del tema a las personas, debes emplear energía doble para luchar contra el mal social que existe y contra el régimen que te oprime.
¿Por qué, después de oponerte al diálogo con el Gobierno, consideras que debes participar? ¿Crees que tienes méritos que legitimen tu presencia o algún programa que ofrecerle al país?
Yo no tengo un programa que ofrecer, no creo que deba existir un programa único para Cuba. Yo creo que debe haber mil maneras de muchos grupos. El país se está formando ahora mismo de una sociedad civil creciente, por ejemplo, la comunidad LGTBIQ representa a una parte de la sociedad LGTBIQ. Yo por ejemplo, no represento a todos. Tania [Bruguera] y [Carlos] Garaicoa representan cada uno por separado a un grupo de artistas, etc. No debe haber un solo programa de país, en Cuba hay la suficiente gente inteligente para generar sus proyectos. Ese sentir de cada uno es lo que está generando a una Cuba contemporánea.
La realidad cubana es muy primitiva. Yo, por ejemplo, quiero salir a la calle y que haya pollo, salir a la calle y que haya un carro, decir lo que pienso y que no me cueste prisión, ese es mi sentir, es un sentir básico. No se habla de las estructuras más profundas de las tendencias sociales y humanas más alante hoy, de los discursos más sofisticados del feminismo. Necesitamos libertad de expresión, libre mercado, comida, etc , y luego Cuba entrará en el siglo XXI.
Según tu experiencia, por qué inmediatamente después del 27N, personas que se suponen colaboradoras tuyas y que participaron en el diálogo fueron atacadas duramente por sus propios compañeros.
Primero que todo el Movimiento San Isidro (MSI) como estructura tiene dos años, está permeado de amigos que no son del movimiento, de personas que no soportan a un miembro del movimiento, pero que indiscutiblemente, están conectados por el compromiso con la libertad de Cuba. Hay un cliché con el concepto de unión, de no debatir, no discutir y quedarnos callados para mantener ese ideal de unión. La realidad está moviéndose y ese movimiento es lo que va a generar la ruptura del régimen. Si mañana esta persona se pelea con esta otra persona y no se llega a un consenso, entonces no estábamos preparados para asumir la libertad de Cuba. Todos añoran la libertad de Cuba, pero tiene que haber estructuras.
El 27N tuvo sus errores, los huelguistas tuvieron sus errores. El MSI tiene sus errores, a partir de esos errores y desencuentros seguiremos proyectando el futuro. Hay que coger un tiempo para oxigenarse, reorganizarnos, aprender de lo que pasó y ver qué podemos hacer y proponer por la Cuba inmediata y por la Cuba futura.
¿Realmente te consideras el líder de un movimiento?
¿El líder de un movimiento? Yo creo que eso es una palabra. Seré honesto. Yo lo que he hecho hasta ahora mismo es trabajar. Yo hago mi performance, mis esculturas, mis dibujos y, como es lógico que no soporto la injusticia ni la violencia a un amigo, ante eso he dado el paso al frente con mi arte. Mi arte es social. Como Cuba es tan rígida, que tú hagas una flor o un casco en la cabeza, eso hace que todo cambie.
Hice una escultura, levanté la cabeza y vi que le gustó a diez personas; hice una performance y vi que le gustó a 20 más; hice otra performance, levanté la vista y vi que eso estaba incidiendo en la realidad cubana, y así he seguido haciendo mi trabajo desde el mundo de la cultura, desde el arte, cuestionándome las herramientas para la construcción de la estética y sus paradigmas. No creo que sea la única herramienta, como te decía antes, los activistas por las mujeres, por los derechos de los animales, etc., toda esa sociedad está conectándose ahora mismo. No soy el líder de nada de eso que está ocurriendo, soy una persona que la gente puede querer o no, y ante todo algo muy importante, no creo que haya tal liderazgo que vaya a llevar todo el proceso, yo creo en el amor.
Amigos que tienen miedo y están lejos de la política, siempre me dicen: el día que te hagan o te pase algo, salgo a la calle.
¿Qué significa para ti el bloqueo o embargo impuesto por el Gobierno estadounidense?
El bloqueo o embargo a Cuba, creo ha tenido varias etapas. Estoy pensando en alta voz ahora mismo. Tuvo una etapa que no viví. La que estoy viviendo ahora es la que yo siento que le ha servido de justificación al régimen. Me cuenta mi familia que en los años 80 había más comida, pero más represión par a los artistas, a los intelectuales. A toda su incapacidad de gestión en un país le han echado la culpa al embargo. Yo vi a Raúl Castro dándole la mano a Obama. No puedes decirme que yo soy el enemigo tuyo porque le di la mano a un congresista americano.
¿Cómo es la Cuba a la que aspiras? ¿Quiénes caben y quiénes no?
Yo, en la Cuba que veo, todos caben, aún cuando tú seas un delincuente. Los comunistas tienen que caber en esa Cuba también. Debe haber mucho perdón, yo creo en la palabra perdón. Deberá haber muchos juicios a los criminales de Estado, pero no juicios sumarios ni fusilamientos. Habrá que construir un país del siglo XXI. Nadie tiene que sacar a nadie, nadie que recoger e irse. Si eres un corrupto, tendrás que regirte por las leyes, pero yo básicamente lo que propongo es un país del siglo XXI, y si quieres estar fuera, que ese país te permita estar fuera, pero que tengas la oportunidad de regresar a tu patria, no que a los dos años pierdas tu nacionalidad.
Alguien o alguienes deben encontrar la salida a este atolladero que es Cuba hoy, y sobre todo un proyecto de sanación nacional.
Ahora mismo se te da la oportunidad de conversar con el presidente Díaz Canel, ¿qué le dirías?
¿Yo conversar con Díaz-Canel? Si me invita, a Luis Manuel, a tomar café, creo que yo tomaría café y conversaríamos, como mismo si me invitara Trump. Le diría lo que pienso como ya lo he hecho con la Seguridad del Estado, que ya me ha invitado a tomar café. Pero si me preguntas qué le diría el artivista al presidente del régimen, ya eso es otra cosa. Yo no hablaría con él. ¿Por qué me invitaría a mí? Si eso ocurriera yo convocaría a otros activistas, una discusión nacional pero exigiendo cosas como sociedad civil.
Hablaría todo el mundo, hablarían Carlos Manuel [Álvarez], Rosa María Payá, Tania Bruguera, Eliécer Ávila, UNPACU, MSI. Hablaría todo el mundo para llevar al país por un camino de libertad, democracia, respeto, y de sobre todo, entender al otro.
CARLOS MANUEL ÁLVAREZ
Estuviste en San Isidro. ¿Qué cambió dentro de ti después de esta experiencia?
He recibido más ataques del régimen cubano que nunca antes, y ataques de distinta índole, pero, apartando esto, puedo decirte que cada vez que hablo con el primo de Denis Solís, quien me escribe en ocasiones por Messenger para conversar un rato, él termina diciéndome que ahí lo tengo para cualquier cosa que necesite. O sea, él me dice eso a mí, ¿qué más hace falta explicar?
¿Por qué tanta gente pobre vota por el autoritarismo o lo sigue?
Ya Lukács habló de esto. Pertenecer a la clase oprimida no te garantiza una conciencia correcta, si es que se puede hablar en tales términos. Creo que ese voto sucede un poco como una especie de reacción vengativa contra el mundo liberal dizque letrado que te ha despreciado y te ha hundido justamente en la pobreza. Me haces esa pregunta y pienso en EEUU.
Si quieres, en cambio, que hable de Cuba, tengo que decir que la gente no vota, pero ese gesto formal de los ciudadanos que cada cierto tiempo marcan una cruz en una boleta por los funcionarios o candidatos que previamente les han indicado, solo puede leerse como un gesto que proviene del miedo o, peor aún, del hartazgo, la ignorancia y la indiferencia.
Desde tu perspectiva, ¿se pueden superar la humillación y la ira?
Desconozco la humillación, ninguna difamación logra humillarme. La ira, en cambio, es algo que he experimentado cuando me sucedían cosas menos graves (verdaderamente insignificantes) que las que me han sucedido en el últimos mes. A saber: detenciones, asesinatos de reputación, interrogatorios, secuestros, fugas de la policía política. Quizá el cuerpo se optimiza y sabe que en una situación vulnerable no puede permitirse experimentar sentimientos tan inútiles.
¿El abuso de autoridad es innato al poder, o el mesianismo de falsos liderazgos es también una forma de autoritarismo?
El poder busca afirmarse en sí mismo, y el mesianismo es una deformación de las verdades concretas. La manipulación que hace Fidel Castro de José Martí en función de sus intereses no es totalmente gratuita, por ejemplo. Hay algo en Martí que lo justifica.
¿Además del poder absoluto, qué corrompe a los gobiernos?
La corrupción antecede a los gobiernos. Los gobiernos no se corrompen. De lo que se trata es de que un gobierno, cuando sea, se descorrompa, porque ya viene corrompido.
¿Es ciega la prensa o cada vez se mediocriza más?
¿Qué prensa? ¿La prensa del Estado? Cuéntame. Jamás la he visto.
¿Qué le falta al exilio cubano y qué le sobra para abandonar completamente el siglo XX?
Todo exilio supone una alteración del tiempo histórico, a veces hasta el punto de que los exilios se mueven, y esto lo digo como un elogio, en la zona irracional del pensamiento. En ese sentido, el exilio cubano también ha superado cualquier siglo, los ha desbordado. Ahora bien, la política histórica del exilio cubano debió rebasar la lógica cultural del castrismo para establecer una alternativa simbólica y práctica al imaginario y el estado de cosas de la dictadura. No lo logró, no era tarea fácil. No estoy seguro tampoco de que se hubiese podido lograr. Reconocer ese hecho hoy sí me parece, en cambio, un ejercicio bastante sencillo.
¿Qué le falta al Gobierno cubano y qué le sobra para abandonar completamente el siglo XX?
El Gobierno cubano está abandonando el siglo XX de puntillas, tratando de que la gente no se dé cuenta, pero todo el que escapa de puntillas se mete por el atajo equivocado. Es como un padre que le dice al hijo: "Espérame aquí en la parada, ahora vengo a recogerte". Pero es mentira, no van a regresar a recoger a nadie. Algunos se dieron cuenta de que por esa parada no pasaba ya ningún bus y salieron a caminar. Básicamente eso es lo que explica San Isidro.
YUNIOR GARCÍA AGUILERA
¿Exactamente, qué es el 27N?
El 27N es sobre todo una acción en proceso con el propósito de iniciar un diálogo horizontal, transparente y transformador que logre garantías reales para nuestras libertades artísticas y nuestros derechos ciudadanos.
No se trata, no debería tratarse, de una organización con un funcionamiento burocrático o partidista. No se trata de un movimiento que aspire al poder mediante algún tipo de golpe. No es una cuestión de liderazgos, caudillismos o intereses de grupo. Todo el que se siente parte de este proceso, ya sea porque estuvo aquel viernes frente al Ministerio de Cultura o porque lo ha apoyado luego, es consciente de la diversidad que nos caracteriza.
El 27N es, y debe seguir siendo, una acción plural, abierta e inclusiva que busca transformar la realidad, de manera pacífica, para lograr en Cuba más derechos y más justicia social. Y esto significaría un CAMBIO. Por eso es que a algunos nos gusta llamarle, aunque suene pretencioso, La Revolución de los Aplausos.
Los 30 es un grupo de trabajo muy heterogéneo que fue elegido democráticamente por los múltiples grupos que se congregaron frente al Ministerio de Cultura. En nuestro caso, solo somos tramitadores del diálogo y representantes de las distintas demandas que allí se plantearon. Pero el verdadero poder del 27N radica en cada artista o intelectual que se plantó en la Calle 2 de El Vedado durante largas horas, desafiando sus propios miedos y dispuesto a decir basta frente a la represión, la censura y la discriminación ideológica. Otros pueden creer o desear que se convierta en otra cosa. Para mí es esto. Y considero que, de mantenerse así, es legítimo, inédito y poderoso.
Según tu experiencia, ¿qué pasos tendrían que dar para el diálogo?
Es imprescindible, primero, la voluntad para dialogar. Y luego el reconocimiento entre ambas partes. También se necesita el cese de las hostilidades, porque resulta muy difícil sentarse a discutir sobre cualquier asunto sintiéndose amenazado, perseguido, difamado. La Constitución garantiza el respeto a la dignidad plena de todos los cubanos. Sin embargo, la prensa oficial viola ese principio con regularidad. Se han visto declaraciones discriminatorias por parte de las propias instituciones del Estado y sus funcionarios. Se han reportado detenciones arbitrarias, acoso policial y cortes de nuestros servicios telefónicos. Todas esas violaciones deben detenerse para alcanzar un verdadero diálogo, donde prime el respeto entre ambas partes.
Algunos pueden llamarnos ilusos por esperar tanta benevolencia por parte del poder. No importa. El primer paso para lograr cualquier cosa es imaginar que es posible. Y luego hay que tener el temple para enfrentar las adversidades. También se requiere el apoyo de figuras reconocidas dentro de la cultura cubana. Y a pesar del pesimismo, del escepticismo habitual, creo que esta vez la honradez le puede ganar al cinismo. Sería lamentable que se perdiera, una vez más, la oportunidad de alcanzar derechos por los que se viene luchando desde hace tanto.
La intelectualidad cubana conoce de sobra los errores y los capítulos oscuros de nuestras políticas culturales. La censura no ha desaparecido jamás de la práctica institucional cotidiana. Cada vez que ha ocurrido un episodio rebelde, se ha intentado resolver el problema con reuniones de desahogo, catarsis y regalías. Esta puede ser una oportunidad de lujo para romper el círculo vicioso. Dependerá de nosotros, de nuestra inteligencia y de nuestra capacidad para mantenernos insobornables.
Otro aspecto vital para alcanzar el diálogo es mantenerlo en soberanía. Que ningún interés foráneo logre manipular o condicionar a ninguna de las partes. Por supuesto, se agradece que la comunidad y los organismos internacionales participen como mediadores y garantes. Son bienvenidas la solidaridad y el aporte de ideas de todas las personas de buena voluntad. Pero los acuerdos que deberán consensuarse son, estrictamente, un asunto nuestro.
Tú me preguntas algo muy objetivo y yo evito responderte con poesía o abstracciones. Lo que pasa es que en un país como el nuestro, marcado por aquella noción de lo real maravilloso, resulta muy difícil el pragmatismo. De modo que, es probable que para lograr ese añorado diálogo, también necesitemos la ayuda de la creatividad, el ingenio y el arte. Hace falta un corazón enorme, un hígado firme y la fortaleza de nuestros genitales (femeninos y masculinos). Será de mucha ayuda, por supuesto, la fe, esa que incluye a Dios y a los Orishas. Pero sobre todo, una cabeza limpia y unas manos abiertas.
¿Crees que el Gobierno gana tiempo para maniobrar contra el 27N y deslegitimar la necesidad de dialogar?
El Gobierno hará lo suyo. Nosotros debemos concentrarnos, sin pecar de ingenuos, en nuestros objetivos.
¿Qué necesita un político para aceptar las diferencias?
No tengo la menor idea. No soy político, soy artista. Aunque la política está presente siempre, sobre todo cuando no nos damos cuenta. Como artista te contesto: se necesita ser humano. Con aquella humanidad que aprendimos de Martí y de otros grandes cubanos. Se necesitan ideas, no caprichos. Se necesita ser lo suficientemente grande para practicar la humildad, sin debilidades ni falsa modestia. Es por eso que no puedo ver todo esto como una guerra. En la guerra necesitas ganar a toda costa. Y estás dispuesto a todo por la victoria. Yo lo veo como se ven las cosas en el arte. Lo haces por ti, porque tienes una idea a la que necesitas darle forma, parirla, traerla al mundo. Pero mientras lo haces, por mucho ego que tengas, siempre estás pensando en los demás.
¿Consideras inalcanzable la utopía?
Para nada. Estoy con la mujer que amo. La acompaño y me acompaña. Si eso es posible, si puedo tocar la felicidad constantemente, ¿qué otra utopía no podría alcanzarse?
¿Pasarías a la acción?
Creo que desde que nos atrevimos a decir la primera frase incómoda, desde que escribimos la primera oración demoledora, pasamos a la acción. El 27N fue una acción en todo el sentido de la palabra. Llegamos, nos plantamos, y entramos. Ni los rebeldes lograron tanto en el Moncada.
Otra cosa es lo que cada cual entiende por acción. Yo no creo en la violencia. No le veo el sentido. Toda acción violenta demuestra frustración. Mientras exista un buen arsenal de ideas, la violencia es absolutamente innecesaria.
¿Qué te convoca a participar tan activamente en dos grupos diferentes: 27N y Articulación Plebeya?
Con el 27N me siento responsable. Nosotros lo iniciamos y nos toca evitar que se pierda el sentido profundo de esa acción en proceso, impedir que se contamine con ideas espurias y carentes de legitimidad, que pierda la pluralidad que lo caracteriza.
Articulación Plebeya fue una elección. Es el grupo del que me siento parte, orgánicamente, donde comparto ideas con personas que he admirado desde siempre. No hay contradicción. Son motivaciones distintas.
Ahora mismo estás sentado frente al presidente Díaz-Canel, ¿qué le dirías?
"Buenos días, presidente. 603 diputados votaron por usted. Yo formo parte de los millones de cubanos que nunca hemos visto su nombre en una boleta electoral. No obstante, nuestra conversación se basará, por supuesto, en el respeto a la Constitución y las leyes. Esas leyes, presidente, lo obligan a atender mis quejas como ciudadano y a ofrecer respuesta oportuna, pertinente y fundamentada. También es su deber garantizar la dignidad plena de las personas, sin discriminación. Le agradezco la cortesía de recibirme, pero entiendo que solo cumple con su deber. ¿Comenzamos?"
Y ahora comienzan a silbar y se cae la dictadura. Asi, al duro, sin guantes...y silbando, ja, ja, ja
¡¿CAMBIO sin sangre... y a cada rato matan a uno...?!
// ¿Y siguen concentrados, de diversas maneras, en pedirle o "exigirle" al castrismo que se vuelva bueno o menos malo? //
Lo que todos ellos dicen y piensan resulta razonable en medio del desierto de ideas en que vive Cuba desde hace años. Pero cómo piensan cambiar la realidad cubana desde sus propuestas y protestas en parte artísticas y en parte éticas... Está claro que la realidad cubana precisa de otras propuestas para cambiar radicalmente... 62 años de dictadura son muchos... y el pueblo ya no aguanta más, por mucho que sus dirigentes le mientan y les prometan un futuro que nunca llegará. Resulta complejo admitir que el Arte cambiará esto... Es un arte lleno de ideas al igual que sus propuestas, pero cuántos entienden lo que ellos quieren comunicar en ese país...
Juan Pin: Feliz Año Nuevo! Muy buen acercamiento al tema que mas inquieta a todo el que quiere un cambio en Cuba. Ojala estos muchacos levanten corazones y el pais vaya superando el miedo.Que venga un cambio sin sangre y esos viejos sean superados en todos los sentidos.
Bienvenido a DD, Juanpin! Buen comienzo.