La utilización de menores de edad con el propósito de extender la campaña mediática de difamación contra el Movimiento San Isidro, es rechazada por familiares cuyos hijos cursan niveles de enseñanza primaria, secundaria y preuniversitaria en La Habana.
Aunque no es una práctica novedosa dentro de los mecanismos de control del régimen cubano, madres, padres y abuelos consultados coincidieron en que "están aterrorizando a nuestros hijos con informaciones que apenas pueden comprender".
"Manipular a niños de esa manera es el verdadero crimen. Las escuelas son centros para la enseñanza y la educación, no unidades de reclutamiento", cuestionó fuertemente Beatriz Medina Oropesa, residente del municipio Cerro y madre de una menor que cursa el sexto grado de enseñanza primaria.
"La cuestión no radica en sí los hechos en torno a los jóvenes de San Isidro son ciertos o tergiversados, se trata de que ningún niño tiene que ser informado y manipulado de la manera que lo están haciendo en todas las escuelas y niveles de enseñanza. No hay que ser contrarrevolucionario o revolucionario para comprender que eso representa una traición a la confianza de la familia: enviamos a nuestros hijos a aprender, no a ser adoctrinados ni aterrorizados", ahondó Medina Oropesa.
Aunque las preocupaciones ciudadanas se centraron, mayormente, en criticar que para la propaganda gubernamental y difamatoria contra el Movimiento San Isidro se están utilizando a niños de primaria y secundaria, otras familias habaneras concordaron en que no importa el nivel de enseñanza sino la edad de los menores.
Según la propia Convención sobre los Derechos del Niño, se entiende por niño "todo ser humano menor de 18 años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad".
"El uso de menores para manipulaciones y propagandas mediáticas representa una franca violación a los derechos del niño, tal y como establecen las normas internacionales que los estados miembros de la ONU acataron en su momento", recordó Delia Domenech Ramos, licenciada en Bibliotecología y residente en el municipio Playa.
"Pero qué cubano puede demandar o quejarse al Ministerio de Educación sin que ese propio acto lo sitúe en una posición de indefensión o ser catalogado de simpatizar con acciones mercenarias, y hasta terroristas, y por consiguiente ser represaliado. Creo que estas son las interrogantes a discutir, porque no solo están sembrando el terror en nuestros hijos, sino que además se pasa por encima de los derechos de padres y madres a cuestionar cuáles tipos de enseñanza reciben los menores en las escuelas", recalcó Domenech Ramos, abuela de dos menores de ocho y 12 años de edad.
En un comunicado que circuló el Movimiento San Isidro, sus miembros señalaron que, como parte de la campaña difamatoria, "hemos sabido que en las escuelas se les está diciendo a los niños que los que estábamos dentro de San Isidro somos delincuentes y mercenarios".
José Ernesto Castellanos y Marilyn Cabello, vecinos de la barriada Romerillo y padres de una menor de 11 años de edad que cursa el sexto grado, relataron que su hija les comentó haber sido "regañada" cuando preguntó, a su maestra de Historia, por qué les llamaban mercenarios "si no eran soldados con trajes militares".
"Ya no estamos hablando solamente de usar a nuestros hijos como propaganda, de abusar de la inocencia natural de todo niño, sino que sus opiniones pueden ser también causa de ser sermoneados ante sus compañeros de aula con las consecuencias que conlleva", apuntó Cabello.
"Lo más jodido es que muchas familias creen que usar a nuestros niños como consignas vivientes está bien. Tuvimos una fuerte discusión con otros padres que alegaron que nosotros estábamos exagerando, ni siquiera podían percibir que el regaño a nuestra hija no le hacía daño ninguno", agregó por su parte Castellanos, quien decidió abrir un perfil de Facebook para unirse al rechazo de que los niños sean utilizados para las propagandas políticas del régimen de la Isla.
Como también señalaba el comunicado del Movimiento de San Isidro, a los niños en las escuelas "no se les explica y mucho menos se les enseña a pensar por sí mismos y a actuar en concordancia con su libre pensamiento", una práctica que desatiende al Artículo 13.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño, donde se señala que "el niño tendrá derecho a la libertad de expresión; ese derecho incluirá la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o impresas, en forma artística o por cualquier otro medio elegido por el niño".
Una madre de una menor de diez años de edad, identificada como Made, relató que su miedo a protestar o divulgar su rechazo públicamente tiene sus antecedentes en la represalia que obtuvo por parte de la dirección en la escuela de su hija al cuestionar la participación de su hija en los actos de repudio contra miembros del colectivo Clandestinos que derramó sangre en varios bustos de José Martí en La Habana.
"Mi temor no es la represalia contra mí, sino contra mi hija. La advertencia que me hicieron desde la dirección de la escuela fue fuerte, intimidante con amenazas veladas incluida. Determiné decirle a mi hija que no creyera nada de lo que digan sus maestros en la escuela, ni que hiciera ningún comentario fuera de la casa", contó Made.
El padre esta menor, identificado como Erick, añadió que "si eso fue por la sangre de los bustos de Martí, imagínate cómo será con este caso mucho más serio y que provocó incluso una fuerte militarización de las calles".
"Los adultos sabemos que toda la información está manipulada, como nunca antes se había visto, porque las acusaciones contra los huelguistas de San Isidro son muy serias y un niño, en Cuba, no tiene manera de contrastar 'la realidad' que le inculcan en las escuelas. Considerado que callarse ante esto es una cobardía, pero hay que entender que son los niños quienes están en medio y asusta bastante que las represalias recaigan sobre ellos, aunque sepamos que están violando sus derechos", explicó Erick.
La Convención sobre los Derechos del Niño, en su Artículo 17, advierte que "los Estados Partes reconocen la importante función que desempeñan los medios de comunicación y velarán porque el niño tenga acceso a información y material procedentes de diversas fuentes nacionales e internacionales, en especial la información y el material que tengan por finalidad promover su bienestar social, espiritual y moral y su salud física y mental".
// ¡Miren las caritas de desánimo, en la primera fila, que hasta con las máscarillas se nota! //
¿No debía ser eso sobradamente suficiente para que trabajáramos con efectividad para resolver el vergonzoso problema nacional que arrastramos ?????