'Participar en estas protestas me sirve para estar bien conmigo mismo': cubanos en Madrid exigen el cese de la represión en la Isla

"He vivido en carne propia lo que es la represión y el abuso de poder, por lo que participar en estas protestas de algún modo me sirve para estar bien conmigo mismo", afirmó a DIARIO DE CUBA el artista Nonardo Perea, quien por más de diez días consecutivos ha exigido desde Madrid junto a un grupo de cubanos el respeto a los derechos humanos en la Isla.

Para Massiel Rubio, una actriz cubana radicada en la capital española, participar de las manifestaciones es "un deber". "Sé que parece panfleto, pero realmente es así, necesito mirarme mañana con respeto y saber que hice todo lo que pude, que no volteé el rostro ante el horror, que soy la persona que creía ser antes de que la desesperanza se apoderara de ella", explicó a DIARIO DE CUBA.

Lázaro Mireles, coordinador de Somos + en España y uno de los organizadores de las protestas considera que ser parte de ellas "es entender que la presión y la denuncia constante puede afectar al régimen cubano y generar cambios de comportamiento sobre millones de los residentes en la Isla", por lo afirmó a DIARIO DE CUBA que es "vital" participar de estos llamados.

La primera de las manifestaciones tuvo lugar el 22 de noviembre en la plaza de Sol y luego en la entrada del Congreso de los Diputados. Desde entonces decenas de cubanos se han reunido por más de diez días consecutivos en diferentes puntos de Madrid pidiendo la liberación del rapero contestatario Denis Solís, además del respeto a los derechos humanos en la Isla.

Yanelys Núñez, historiadora del arte y fundadora del Movimiento San Isidro (MSI), contó a DIARIO DE CUBA que los participantes en las protestas han mantenido el interés por los sucesos que han ocurrido en la Isla, como fue la huelga de hambre de un grupo de personas en Damas 955 o la unión de cientos de artistas frente al Ministerio de Cultura cubano.

"En las manifestaciones en Sol muchos cubanos que pasaban por ahí de manera casual se nos sumaron. Hay mucha gente en Madrid que no está articulada pero también les duele Cuba", contó Núñez, quien agregó que también se unieron personas de nacionalidad europea y latinoamericana.

Tras ser cuestionada por su participación en dichas acciones a pesar de no vivir en la Isla, Massiel Rubio afirmó que es difícil desentenderse de la realidad cubana mientras sus allegados siguen allí "sin conseguir ser totalmente felices".

"No te vas si el mismo daño que recibiste se sigue repartiendo a los que vienen, cuando lees las noticias y la tensión te sube, cuando lloras y entiendes que por mucho que lo cuentes del otro lado del mundo, tu dolor lo entienden de verdad los tuyos. Quieres irte, sí, y hasta te tomas la Coca-Cola del olvido, que tanta falta hace para seguir en pie en una nueva realidad, pero no te vas nunca. La Isla vive en ti, es lo que hay", explicó Rubio.

Las exigencias de cada uno de los participantes en las protestas varían, en el caso de Nonardo Perea su principal deseo es "que el actual mandatario salga del poder y que la familia de los Castro deje inmediatamente de ser dueña de Cuba".

Además, el artista visual y escritor señaló como exigencias que lo mueven a protestar "que se realicen elecciones libres, que elijan un presidente que brinde soluciones reales a las demandas de la población y que liberen a todos los presos políticos".

Lázaro Mireles señaló que las acciones realizadas por el grupo no se han limitado a las protestas, sino que "han intentado sistemáticamente establecer contactos y puntos de diálogo con plataformas políticas, organizaciones e instituciones cuyo vínculo con Cuba o actitud podría cambiar el hilo de la historia".

"Generamos convenios de colaboración en la esfera internacional para accionar juntos por Cuba, buscamos una coalición que nos lleve hacia la puesta en práctica de un solo idioma en el trabajo por la restitución de la democracia y las libertades que desconoce la sociedad civil cubana en la Isla bajo el yugo del castrismo", agregó Mireles.

Para Rubio estos días han significado "algo parecido a la sororidad". "Ese abrazo de esperanza renovada, de mirarnos y pensar que se puede, que hoy no estamos tan solos como estuvimos ayer cuando protestamos ante lo injusto y todos los que nos rodeaban daban un paso atrás por miedo, y quedabas solo frente a lo terrible. Hoy no estamos solos, y creo que queremos que ellos sepan que tampoco lo están".

El pasado 4 de diciembre, tras una emotiva peregrinación hacia la Parroquia de Santa Bárbara, los activistas decidieron poner fin a las protestas de forma diaria para preparar una con mayor convocatoria que tendrá lugar el próximo 10 de diciembre, día internacional de los Derechos Humanos, frente al Ministerio de Asuntos Exteriores de Madrid.