Katherine Bisquet, una de las personas que estuvieron plantadas en la sede del Movimiento San Isidro, fue desalojada este jueves por décima vez de una vivienda de alquiler, según denunció la joven poeta en su perfil de Facebook.
"Hoy en la mañana, los dueños de la casa donde vivo actualmente en Centro Habana vinieron y me comunicaron que me tenía que ir. Venían con el insomnio de una noche de desvelo, tras descubrir que yo era parte de los huelguistas de San Isidro y parte también de las más de 500 personas paradas frente al MINCULT el pasado 27 de noviembre", escribió la joven.
"Traían en el rostro el saldo de un terror histórico enquistado en los cubanos hace ya muchos años. Porque esta vez no fue la Seguridad del Estado la que acosó o presionó a esas personas para que me expulsaran a la calle, bastó solo una patrulla parqueada frente a esta casa por más de 24 horas para que surgiera y se propagara dentro de ellos la desconfianza y la separación definitiva con respecto a mí", relató.
El Gobierno cubano, amparado en la prensa oficial, ha lanzado una intensa campaña de descrédito contra los activistas del Movimiento San Isidro. Ha calificado a los activistas que se plantaron de "mercenarios" pagados por el "imperialismo yanqui" y su huelga de show mediático para desestabilizar al sistema impuesto en la Isla.
"En un brevísimo lapso de tiempo dejé de ser persona común o persona social, y me convertí en persona política. Y esa persona, dentro de Cuba, es el equivalente a persona no persona, o persona demasiado persona, al borde casi de la radioactividad, de la transmisión de la epidemia, de la propagación del mal, del desastre o de la mala suerte", lamentó.
"Eso he sido yo durante mucho tiempo, dos años ya, eso he sido desde que decidí manifestar públicamente mi disenso con el Estado cubano. He sido una peste deambulante por más de diez alquileres, pero ha sido precisamente ese nomadismo el que me ha dado el impulso para la movilidad", aseguró.
"La movilidad y la velocidad en el cuerpo y en el alma, que se dispara ahora en las mentes de los futuristas. Yo quisiera que todos pudiésemos tener una mente y un corazón palpitante, inquieto, que nunca más se paralizase bajo las pulsaciones del terror", concluyó.
En una reciente entrevista con DIARIO DE CUBA, Bisquet contó que solo en 2019 sufrió cinco desalojos, una situación que se agudizó al colaborar con este medio independiente.
"He vendido o regalado casi todas mis pertenencias, electrodomésticos. Trato de andar con lo imprescindible. Trato de tener cada día menos cosas que perder. Esta es una manera de andar ligero y de ganar libertad. Porque si te aferras a esas casas, a tus cosas, entonces te autocensuras, te mutilas expresiones y acciones por tal de mantener esas cosas que posees. Y a la larga esas cosas no son la que te hacen plena, libre, solo son cosas que te atan, te someten a una tranquilidad y paz aparente que no es más que desidia", dijo la poeta.
El desalojo es uno de los mecanismos que utiliza la Seguridad del Estado para hostigar a opositores, periodistas, activistas y otros miembros de la sociedad civil independiente incómodos para el régimen, fundamentalmente mujeres.
Además de Bisquet, también han sufrido esta táctica la curadora del arte Anamely Ramos, las periodistas Camila Acosta, Adriana Zamora, Sol García Basulto, o la opositora Karelia Mercedes Manzano.