'Esta es una lucha difícil, pero placentera': el rockero Frank Batista relata su arresto por una 'sentada'

La mañana del sábado 28 de noviembre no fue una mañana cualquiera para el rockero Frank Batista y su novia, Marián Ángel Martín. En una conversación con un amigo, Frank le comentó la necesidad de "crear un grupo donde podamos organizar, porque este país necesita que hagamos algo". Apenas 15 minutos después, ese amigo le compartió un enlace para un grupo de WhatsApp conectado con jóvenes con misma inquietud de casi todas las provincias del país.

Media hora más tarde surgió la idea de organizar grupos por cada provincia específica.

"Ni corto ni perezoso organicé el grupo de Matanzas bajo el lema 'es hora de actuar'. En menos de una hora se sumaron más de cien miembros. Me encantó la forma en que creció exponencialmente el grupo de Matanzas. Concluimos que, si había centenares de personas sentadas frente al Ministerio de Cultura en La Habana exigiendo cambios, por qué no organizábamos algo nosotros aquí, frente a la sede del Gobierno o en algún otro lugar", relató Frank, integrante de la agrupación Rice and Bean, y para quien "esta es una lucha complicada y difícil, pero placentera".

Frank reconoció que haberse manifestado públicamente trasciende las demandas iniciales del Movimiento San Isidro. "Todo lo que hicimos, y que estamos haciendo, va más allá de la solidaridad con el Movimiento San Isidro. Agradecemos y admiramos que hayan sido punta de lanza, la chispa que prendió esta llama. Como dijo Martí, yo no represento a dos o tres personas, sino que represento una ideología que exige liberar a 12 millones de personas. Voy por liberar a mi país, por liberar mi patria, por honrar la memoria de los mambises".

Respecto a cómo se organizaron para acudir al parque de la Libertad y realizar la sentada, Frank dijo que, a pesar de los temores, el compromiso por manifestarse fue determinante.

"En el grupo decidimos no decir hora ni lugares específicos, sino: 'al caer el sol nos vemos en el parque de la Libertad'. Fuimos con el temor natural y humano, pues sabíamos qué podía sucedernos. Pero no nos importó, como tampoco nos importa ahora y como no nos va a importar mañana. Más de 80 miembros del grupo habían confirmado que acudirían a la sentada, pero no todos llegaron al parque. Los que asistimos acordamos que, aunque nos provocaran o cometieran contra nosotros cualquier acción física, no responderíamos con violencia ninguna".

Según cuenta, por su parte, Marián, desde que el grupo de apenas 14 personas se sentó en el suelo del parque comenzaron a llegar decenas de personas que obviamente eran de la Seguridad del Estado.

"Sobre la 1:00 de madrugada vemos que ya se había reunido un tumulto de casi cien personas, y Frank nos alertó de que estuviésemos preparados porque podría suceder cualquier cosa. Nosotros no estábamos haciendo nada, ni performance, ni poniendo música ni consumiendo bebidas alcohólicas, simplemente haciendo una directa. Estos agentes llegaron, nos dieron las buenas noches y, sin mostrar identificación alguna, comenzaron a agarrar a las 12 personas que estábamos allí y a montarnos en una guagua".

Ya dentro del ómnibus, cada uno de los miembros del grupo iba custodiado por un oficial de la Seguridad del Estado, que inmediatamente procedió a ocuparle su teléfono celular, según relataron Frank y Marián. Las ventanillas estaban encortinadas y no les permitían abrirlas. No obstante, supieron que los trasladaban rumbo a la estación policíal de la playa en Matanzas.

"Allí bajaron a las muchachas primero y las separaron, como una especie de terrorismo emocional. Después bajaron a los hombres; primero a Yunior Bacallao y luego a mí. Según ellos, Yunior y yo éramos 'los cabecillas'. Dentro de la estación policial nos amenazaron: a mí con que mi pareja podía perder la carrera, y con perder yo mi trabajo como integrante del grupo Rice and Bean".

"Cuando nos preguntaron qué hacíamos sentados en ese parque, respondimos con la verdad: que estábamos sentados haciendo una protesta pacífica por estar en desacuerdo con las condiciones del Gobierno para con el pueblo. Que no éramos San Isidro ni continuidad, sino que estábamos exigiendo libertad de expresión, de prensa, que se acaben las tiendas en MLC; por una ley de protección animal, porque el cubano de a pie tenga una vida digna, porque tengamos derecho a todos los derechos".

Tanto Frank como Marián, aseguraron no haber sido golpeados, aunque sí sufrieron daños psicológicos y emocionales. Consideraron que contra ellos no hubo un arresto, sino un secuestro. Cerca de las 6:00 de la mañana las autoridades liberaron a Frank y a Yunior, y dos horas después al resto del grupo sin cargos judiciales ninguno. Solo a Frank le levantaron un acta de advertencia por "actos contrarrevolucionarios".   

"Respeto muchísimo a las 13 personas que junto a mí llegamos a ese parque, que fueron consecuentes con sus actitudes, y que en ningún momento o circunstancia se dejaron provocar", dijo Frank.

La represalia contra Frank ha excedido a su persona. La viuda de su padre, quien radica en la ciudad de Cárdenas, fue molestada por elementos de la Seguridad del Estado y, a consecuencia de ello, ha tenido problemas de salud.

Durante su interrogatorio, los oficiales de la Seguridad del Estado le dijeron a Marián que estaba siendo coaccionada y manipulada por Frank para participar de la protesta.

"Frank Batista, mi novio, este hombre no me ha coaccionado, no me está obligando a hacer cosas ni arruinando la vida", dejó claro Marián. "Yo estoy inmensamente orgullosa del gran ser humano que es y de compartir mi vida con él. No me está haciendo daño alguno".