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Boxeo

El boxeador Mario Kindelán intenta sumarse a los campeones olímpicos cubanos que venden sus medallas

El monarca de Sidney 2000 y Atenas 2004 recibe dinero de un antiguo rival para construirle una casa a su madre en Cuba.

Madrid
Mario Kindelán (de rojo) y Amir Khan (i) con sus medallas de oro y plata, respectivamente, en Atenas 2004.
Mario Kindelán (de rojo) y Amir Khan (i) con sus medallas de oro y plata, respectivamente, en Atenas 2004. Getty Images

El bicampeón olímpico cubano de boxeo Mario Kindelán intentó venderle su segunda medalla de oro en olimpiadas al púgil británico retirado Amir Khan por 5.000 dólares, informó el medio deportivo TalkSPORT.

Kindelán fue el obstáculo entre Khan y el oro olímpico en el peso ligero durante los Juegos de Atenas 2004 y ahora quiso venderle la presea para comprarle una casa a su madre, según contó al medio deportivo el británico, que al principio pensó que su antiguo rival bromeaba.

"Ver eso me dolió. Me dolió cuando me dijo que no tenía dinero, así es que le di algo de efectivo", explicó Khan, cuyo encuentro con Kindelán tuvo lugar en un evento realizado en Bahréin.

"Pero entonces me dijo: ¿quieres comprarme la medalla?", continuó Khan. "Pensé que estaba bromeando, al principio"

Sin embargo, Kindelán le explicó que realmente quería venderle la medalla para construirle una casa a su madre en Cuba. El holguinero explicó que la familia era muy pobre. Cuando Khan le preguntó cuánto necesitaba para construir la vivienda, Kindelán respondió que 5.000 dólares y esa fue la suma que su antiguo oponente le entregó, a cambio de que nunca vendiera su medalla.

El británico se alegró de que Kindelán le contara la historia y aseguró que nunca lo dejaría vender su medalla olímpica. "Y me prometió que no lo hará", dijo.

Además de proclamarse campeón en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y, antes, en los de Sidney 2000, Mario Kindelán fue tres veces monarca mundial de boxeo amateur. Nunca saltó al profesionalismo, pues Fidel Castro eliminó el deporte rentado en Cuba, en 1962. Fue solo seis décadas después, cuando la carrera deportiva del holguinero había terminado, que el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) comenzó a insertar a boxeadores de la Isla en circuitos profesionales.

Los púgiles firman un contrato a través de la estatal Federación Cubana de Boxeo (FCB) y reciben el 80% de dinero que cobran por sus peleas. La FCB decide qué rivales enfrentan. El contrato estipula que los boxeadores deben retornar a la Isla después de los combates.

Kindelán no es el primer campeón olímpico cubano que intenta vender una medalla olímpica. En enero fue noticia que la presea dorada conquistada por el púgil Roniel Iglesias en los Juegos de Tokio 2020 fue el objeto más vendido en una subasta de 395 artículos relacionados con juegos olímpicos.

La casa de subastas RR Auction, con sede en Boston, había previsto que se vendiera al menos por 50.000 dólares, pero el precio final —83.000 dólares— superó ampliamente las expectativas.

Se desconoce si el propio Roniel Iglesias entregó su medalla de oro para que fuera subastada o si la había vendido antes.

RR Auction fue la misma casa que en enero de 2021 subastó las medallas de oro olímpicas del saltador cubano Iván Pedroso y el atleta de tiro deportivo Leuris Pupo.

La de Pupo, obtenida en los Juegos Olímpicos de Londres, en 2012, fue vendida en 73.205 dólares, y la de Pedroso, de Sidney 2000, fue la segunda más cotizada del grupo con un monto total de 71.335 dólares.

Las medallas plateadas de los luchadores cubanos Yasmany Lugo y Juan Luis Marén también participaron en esa subasta. La de Marén, quien obtuvo tres medallas olímpicas a lo largo de su carrera, se vendió en 11.251 dólares, siendo el noveno objeto mejor cotizado. La de Lugo no aparecía luego como vendida.

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