Quizás no haya una palabra que identifique tanto a los cubanos como el "béisbol". Con más de 120 años de historia en la Isla, no solo es un deporte; también forma parte de la cultura cubana. Desde Nemesio Guillo hasta Esteban Bellán, Martín Dihigo, Minnie Miñoso, Adolf Luque, Rafael Palmeiro, Orestes Kindelán y Omar Linares, entre otros grandes peloteros, los anales de nuestro pasatiempo nacional están llenos de glorias.
Pero no tapemos el sol con un dedo, la última década no ha sido fácil: mientras José Abreu ganaba el premio a Jugador Más Valioso (MVP) de la Liga Americana (2020), Aroldis Chapman era el mejor cerrador del nuevo circuito (2019), y Randy Arozarena (2021) y Yordan Álvarez (2019) eran elegidos novatos del año, los torneos nacionales pasaban por su peor momento.
Son muchos los factores, desde un éxodo que muestra la realidad de un país colapsado hasta la falta de atención: Una liga amateur que no es rentable en pleno siglo XXl y un canal de televisión pública que pone a competir el fútbol de más alta calidad con un béisbol de muy baja gama.
Soy un joven de 22 años que sueña cada día con una Cuba mejor y al mismo tiempo, quiero que mi béisbol sea tan bueno como el de México, República Dominicana e incluso, Venezuela. Pero sé que eso será muy complicado. Por lo menos llegué a la siguiente conclusión: El Clásico Mundial de Béisbol (WBC) 2023 marcará una nueva era.
Solo teníamos que salir a la calle para darnos cuenta de algo: casi todos estaban hablando de béisbol. Como dijo el mismo Rey Vicente Anglada en el programa previo a los juegos del WBC (La Esquina del Clásico): "Se nota que más niños están jugando en las calles y casi todos, disfrutan de los grandes juegos que se están dando por la TV".
Por otro lado, la Federación Cubana de Béisbol (FCB) abrió la puerta a los jugadores de MLB, pero la abrió solo tres cuartos y no por completo. Ahora, debemos aceptar que el movimiento salió bien.
Es cierto que el equipo Cuba cayó en uno de los grupos menos competitivos y tuvo menos obstáculos para llegar a la semifinal, pero finalmente se coló entre los cuatro mejores del torneo. Entiéndase que no quiero restar mérito a la actuación, solo quiero que el resultado no se use como una venda en los ojos. Sí, igual que en 2006.
El equipo Cuba cumplió hasta donde pudo. Cuando jugó la semifinal contra USA, se notó que era un nivel muy alto para competir. Tampoco creo que juguemos mejor béisbol que Venezuela, Puerto Rico, México, República Dominicana y Colombia. Pero, una vez más, quedamos entre los cuatro grandes del torneo.
La moraleja de este Clásico es que cuando se intenta ir por el camino correcto se pueden ver los frutos. La FCB llamó a diez jugadores para reforzar al plantel; de ellos, dos pertenecían al roster de 40 en una organización de MLB (Luis Robert y Yoan Moncada). En comparación con otros torneos, Cuba jugó mucho mejor y al menos se notaba un club-house más alegre.
El traer jugadores profesionales no solo cambia la calidad de un roster, también te induce una forma de vivir el béisbol distinta. Los jugadores van al WBC a representar a su país, pero también disfrutan al máximo del torneo; no hay mucha presión.
¿Qué debería cambiar la FCB de cara al otro WBC?
La idea de reclutar a más profesionales se debe mantener. Incluso, se debe hacer la invitación a todos los jugadores (el que abandonó una delegación o el que no está de acuerdo con el sistema político). Al fin y al cabo, el jugador que represente a Cuba en un evento no cambiará su manera de pensar; su objetivo es jugar béisbol.
Por otro lado, creo se debe reclutar a entrenadores de otras ligas. Me gustaría ver a un manager con más experiencia y con otra filosofía de juego. Los timoneles de MILB o MLB saben cómo lidiar con jugadores profesionales; también saben cómo manejar de una mejor forma los egos en un dugout, algo esencial.
En tercer lugar, quisiera que no se olviden de los que hacen el trabajo de mesa y los análisis sabermétricos. Esos ayudan a ganar juegos y en Cuba se desechan. La sabermetría y la analítica van de la mano con el éxito de los jugadores y, especialmente, con los peloteros de MLB.
Por último y no menos importante es tratar de desvincular el béisbol de la política. Ya no solo se trató un meeting con el presidente, también hubo un recibimiento y un acto político. Algo debe quedar claro: el jugador de MLB que viene solo lo hace para representar a su país en un evento internacional, no para vincularse con la política. Si por un lado está mal que les pregunten si apoyan la frase "Patria y Vida" en Miami, tampoco quieren que el equipo tenga un tratamiento tan político en la Habana.
El WBC ha terminado y las principales ligas se preparan para comenzar. Por su parte, la Serie Nacional de Béisbol está a solo días de comenzar, pero no parece que presente grandes cambios con respecto a los últimos años. De este lado, muchos aficionados cubanos le suplican a Tele Rebelde que transmita béisbol de calidad, sencillamente no hay excusa para no hacerlo.
