Los organizadores de los Juegos Paralímpicos de Tokio anuncian que el 40,5% de los participantes en esa justa serán mujeres, lo que concuerda con el esfuerzo japonés —ya apreciado durante la Olimpiada Tokio 2020, cuando se escenificaron eventos mixtos en varios deportes— por conseguir la mayor paridad de género en la historia de estos juegos.
Y mientras eso sucede a nivel internacional, aquí en Cuba se advierte un retroceso en lo concerniente a los lauros obtenidos por las deportistas de la Isla en las citas olímpicas, especialmente a partir de los juegos celebrados en la ciudad griega de Atenas en el año 2004.
Todos concuerdan con que el esplendor de las deportistas cubanas en Juegos Olímpicos coincide con las tres medallas de oro alcanzadas por el equipo de voleibol durante las citas de Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sidney 2000. Las legendarias Morenas del Caribe lograron en Sidney una de las dos medallas de oro alcanzadas por las deportistas cubanas; la otra fue lograda por la judoca Sibelis Veranes. De las 29 medallas obtenidas por Cuba en Sidney, un total de ocho fueron logradas por mujeres, para un 27%.
Cuatro años más tarde, en Atenas 2004, las deportistas cubanas lograron su mejor resultado en lo que va de la actual centuria. Allí la balista Yumileidi Cumbá y la jabalinista Osleidys Menéndez ganaron medallas de oro. El resto de las deportistas de la delegación obtuvieron cuatro medallas de plata y cinco de bronce. Entonces, de las 27 medallas alcanzadas por Cuba, a las mujeres les correspondieron un total de 11, lo que representó el 40%.
Ya en Beijing 2008 comenzó el declive de las deportistas de la Isla. En la capital china únicamente la martillista Yipsi Moreno se alzó con la medalla de oro. Y esta medalla vino tiempo después de concluidos los juegos, al ser declarada dopada la atleta que había obtenido el galardón durante la competencia. En Beijing otras cinco cubanas lograron medallas de plata, y tres de bronce. De las 30 medallas que alcanzó Cuba en esa cita, nueve les correspondieron a las mujeres, para un 30%.
La cita de Londres 2012 marcó un bajón apreciable en lo relativo a la cosecha de medallas por parte de las deportistas cubanas. En la capital británica la judoca Idalys Ortiz logró una medalla de oro, mientras que la pertiguista Yarisley Silva y la judoca Yanet Bermoy obtenían los metales plateados. La otra medalla fue un bronce de la discóbola Yarelys Barrios. De 15 medallas logradas por Cuba, a las mujeres les correspondieron cuatro, para un 26%.
Las dos citas olímpicas más recientes han constituido casi una debacle para las deportistas cubanas. En Río de Janeiro 2016 no hubo medallas de oro para nuestras atletas, y solo la judoca Idalys Ortiz obtuvo una de plata. La segunda medalla lograda en la cita por las mujeres correspondió al bronce de la discóbola Denia Caballero. De un total de 11 medallas ganadas por Cuba, solo dos fueron logradas por mujeres, para un discreto 18%.
Y en la recién concluida Olimpiada de Tokio tocó fondo la débil actuación de las deportistas cubanas. En suelo japonés volvió Idalys Ortiz a alcanzar una medalla de plata, y el magro botín se completó con el bronce de la discóbola Yaimé Pérez. De las 15 medallas cubanas en la cita japonesa, dos fueron logradas por las mujeres, para tan solo el 13%.
A lo anterior se añade que ningún deporte colectivo de mujeres aparece con perspectivas suficientes para aspirar a clasificar para las próximas Olimpiadas de París 2024, y también habría que agregar el tiempo perdido con el levantamiento de pesas femenino —que se incorporó tarde a las competencias internacionales—, y con el boxeo femenino, que aún no se practica en la Isla.
Lo cierto es que resulta contraproducente que mientras a nivel internacional se amplía el horizonte de participación femenina, en Cuba disminuya el rendimiento de sus atletas olímpicas.