Continuamos eligiendo a los tres mejores jugadores por posición que han pasado por Series Nacionales. Después de escoger a los que más impactaron en la receptoría, la inicial, la intermedia, el campo corto, la tercera base y los jardines izquierdo y central, hoy le llega el turno a la posición número nueve en el campo: el jardín derecho.
Brazo poderoso, exactitud en el tiro, buen desplazamiento y sobre todo, productividad al bate, son algunas de las características más importantes que debe tener un pelotero para adueñarse de la pradera derecha en cualquier equipo de pelota.
En Cuba, desde que comenzó a practicarse este deporte en el siglo XIX, hemos tenido múltiples peloteros de calidad en esa parte del terreno. Aquí les traemos los tres mejores de Series Nacionales, computando los 59 campeonatos posteriores a la suspensión de la Liga Profesional en la Isla, a principios de la década del 60 del siglo pasado.
Luis Giraldo Casanova, consistencia y versatilidad
Llamado con justeza el "El señor pelotero" por su desempeño en los terrenos, Casanova está entre los tres mejores jugadores de béisbol de todos los tiempos en la Cuba de las últimas décadas.
Extremadamente talentoso, podía desempeñarse en todas las posiciones del campo, mientras en la caja de bateo resultó un fenómeno. También fue un jugador de mucha inteligencia y un líder de los equipos pinareños en campañas nacionales, con un puesto siempre seguro en el equipo nacional.
Seis veces campeón con sus Vegueros, Casanova dejó unos números excepcionales en su paso por Series Nacionales, al conectar 312 bambinazos con 1.069 carreras impulsadas, un promedio ofensivo de .322 (5.288-1.705) y cometer solo 104 errores en 5.076 lances, para un excelente promedio defensivo de .980.
Casanova es el pelotero que más cuadrangulares ha conectado en campeonatos mundiales, con 32, tres de ellos en un solo partido, y es el único que pudo ganar la triple corona de bateo en una Copa Intercontinental (Edmonton-81).
Durante sus catorce años en el equipo nacional participó en seis mundiales, igual número de Copas Intercontinentales, dos panamericanos y dos centroamericanos, ganando la medalla de oro en la mayoría de esas competiciones.
Una última estadística ofensiva que revela su calidad fue la cantidad de boletos que negoció a lo largo de su carrera (1.049), muy superior a la de las veces que se ponchó (604).
Wilfredo Sánchez, estirpe y productividad
"El Gamo de Jovellanos" fue uno de los mejores primeros bates que ha tenido la historia del béisbol cubano. Rápido, disciplinado en el home, con un olfato tremendo para conectar imparables y un tremendo tacto para chocar la bola, Sánchez fue el primer jugador en arribar a la marca de 1.000 y 2.000 indiscutibles en Series Nacionales, dejando una huella imborrable en su época.
Once veces líder en hit en clásicos domésticos, promedió para .331 (6.565-2.174) en sus 19 campañas, conquistando el título de bateo en cinco oportunidades, dos de ellas de forma consecutiva.
Su récord de 13 triples en una serie se ha mantenido vigente durante 50 años, y además fue líder estafador en cuatro ocasiones, superando los 300 robos de por vida, lo que lo ubica entre los cinco mejores de todos los tiempos en ese departamento.
Durante 12 años, Sánchez integró las filas del equipo nacional y participó en 40 torneos internacionales, entre ellos ocho Campeonatos Mundiales y tres Juegos Panamericanos y Centroamericanos, dejando un average ofensivo en todos ellos superior a los .360.
Ermidelio Urrutia, integralidad y rendimiento
Sin tener un físico apropiado para la pelota, Urrutia supo imponerse desde chico en los terrenos de béisbol. De poca estatura y tórax pequeño, con largas extremidades, rindió al máximo nivel durante 16 temporadas, integrando en múltiples ocasiones el equipo nacional, a pesar de no ser del agrado de los técnicos de su época.
Con potencia en el brazo y efectividad en los tiros a las almohadillas, el tunero siempre fue un puntal ofensivo dentro de su equipo provincial. Terminó su carrera con un promedio total de .310 ,con 1.558 hits, 221 jonrones y 865 carreras remolcadas.
Urrutia fue el máximo productor de cuadrangulares en dos temporadas seguidas (1990-1991), y un año más tarde lideró los boletos recibidos. Con su velocidad de piernas, robó 180 bases en 249 intentos, ostentando un récord que dura hasta nuestros días, el de seis estafas en un único desafío.
Vistiendo los colores del equipo Cuba ganó la medalla de oro en tres mundiales, unos Juegos Olímpicos (Barcelona-92), y dos Juegos Panamericanos, Centroamericanos y Copas Intercontinentales. Impuso récord de bateo en un mundial, con .613 de promedio, siendo elegido en esa ocasión como miembro del conjunto Todos Estrellas, selección que también consiguió en la cita olímpica.
Urrutia será recordado, entre otras hazañas, por aquella noche perfecta en el Latinoamericano, cuando conectó seis imparables en igual cantidad de oportunidades, incluido tres jonrones, en la final de los Juegos Panamericanos de 1991.
A Casanova le dediamos el capirro en Pinar. Daba gusto verlo jugar. Le gustaba el ron, muchas veces lo vimos salir del hotel pinar del rio e irse para el estadio a prepararse para el juego de esa noche. Cuando le veiamos con un palillo de dientes entre los labios, sabiamos que se habia metido unos trancazos. Eso no era obice para que metiera par de hits. Famosa fue la noche en que jugando en el latino (con mas de dos tragos), se la boto a Lazaro de la Torre.