Es la granada demasiado asombrosa,
el poeta se dice.
Gira sobre sí misma repleta de escondrijos.
Llena perfectamente el hueco de la mano
y desborda la mano perfectamente también.
Es vejiga, bolsillo, un puñado de agua,
pero puede partirse como si fuese un pan.
Se come a dentelladas mientras quiere libarse.
Sale de entre los velos que arrebujan a un hombre,
cuando el sol de ese día
está por esconderse en los pliegues de arena.
Allí calma la sed de un desahuciado, allí lo nutre,
hasta que el moribundo vuelva a ver en su pulpa
un reflejo de alhajas,
hasta que lo reanime la insidia de esos jugos,
su dulzura sangrienta.
Valga que tenga historias.
Que ruede en las tabernas.
Que llene las pinturas
con enmarques labrados y de oro
la fruta cavernosa,
desgranada en manteles junto a jarras y pavos,
junto a uvas y nueces.
Que caiga en los escudos
su gordura de cuero, con un lustre,
su ondulante corona.
Las historias son siempre un buen desvío,
algo de disimulo ante lo muy dotado,
ante lo muy asombroso,
se repite el poeta.
Alessandra Molina nació en La Habana en 1968. Sus últimos libro de poemas publicados son Otras maneras de lo sin hueso (Leykam Verlag, Graz, 2008) y Algodón del sueño, cuchillo de los zapatos (Rialta Ediciones, Querétaro, México, 2017). Rialta Ediciones ha publicado su Poesía reunida.