Back to top
Poesía

Libélula muerta

'Antes de Mahler/ la escuché percutir/ ligera, pero sentida/ hasta el frontón...'

La Habana
Libélula.
Libélula. Freepik

 

Lo muerto provoca la escritura,
el poema…
el poema vive en lo muerto
y en lo vivo …
sonidos que anticipan
a este escenario,
fracciones de música
que solo podrán
ser calculadas
en el exceso,
sea cual sea la válvula
que lo deja salir.

Eso es Mahler,
lo siento porque tengo que medir
hasta el oxígeno,
se congestiona
toda vía
para expresar afectos,
vuelven las partes duras
a reinar
como un paisaje impostergable,
es dejarse conducir
comprender que las palabras
son vientos,
extrañas ranuras
en donde encaja
el ojo celado
y la boca tiesa
después de una nevada.

Antes de Mahler
la escuché percutir
ligera, pero sentida
hasta el frontón,
ante un hipo sospechoso
que le gana al sueño
y no llega
a nombrar victrola  
ni las consecuencias
de su símbolo atrofiado.

Vertiginoooooso…

El compás raro
(Inexplicable)
me sorprende
una y otra vez,
no es Charles Watts
con su escobilla
anunciando un retorno;
en elegancia contra el techo
ya la veo,
solo ese acto
podría definir
el sentido de casi todo,
la manera de caer
los cuerpos,
el declive,
las ideas se fraccionan
como frutos maduros
salpican
pigmentos
el tejido se mancha
esa cuestión
vuelve lo impuro singular
ileso,
es un asunto de muerte
o vida,
vida en la muerta;
tan solo una pata robusta
de las diversas
que la escritura enseña
al trepar por la pared
o por la vértebra dorsal
de la página…

Hablemos del cambio de coloraciones
después del fallecimiento,
del violeta queda su alarma
su voluntad de ceder
ante un trance incoloro
o de un croma impuro
traicionado por sí mismo.

Ah libélula
el que pueda salvarte en la inmensidad
del pantanal
tendrá certificada y densa
la pupila.
Ese conoce
que no tienes derecho
a una imagen vertical,
te condena tu naturaleza,
alas
sin poder pegarlas
al cuerpo;
helicóptero trazado
en tinta china
ya fumigas
con sangre de guerreros,
se hace a un lado
la rígida brillantez
del esqueleto.

 


Ricardo Alberto Pérez nació en Arroyo Naranjo en 1963. Sus libros de poemas más recientes son ¿Para qué el cine? (Unión, La Habana, 2011) y Vengan a ver las palomas de Varsovia (Letras Cubanas, La Habana, 2013). Publicó una antología personal, Los tuberculosos y otros poemas (Torre de Letras, La Habana, 2008). Ha traducido a Paulo Leminski y otros poetas brasileños. Este poema pertenece a su libro en preparación Distintas maneras de esperar la muerte.

Más información

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.