De la tierra y del vuelo,
su pequeña coraza.
No anda nadie por el cielo.
Los pájaros bajan a la tierra
porque los ángeles no tienen patas.
Abren círculos de luz en los charcos,
parten al gusano por la mitad
como a un axioma.
Desafían la gravedad.
No tienen leyes sino las del aire.
Emily Dickinson vio la esperanza,
"esa cosa con plumas".
Mao Tsé Tung vio
el enemigo de la revolución industrial,
"esa cosa con plumas",
comedor de arroz,
el gorrión contrarrevolucionario.
Yo he visto pájaros
cantar y pudrirse
como cualquier obrero de la construcción.
Damaris Calderón Campos nació en La Habana, en 1967. Ha publicado más de 15 libros de poesía, entre ellos, Sílabas. Ecce Homo, El remoto país imposible, Las pulsaciones de la derrota, Duro de roer, Parloteo de Sombra y El tiempo del manzano. Este poema pertenece al libro La sombra del pájaro (Ediciones Dos Fridas, Chile, 2020).