Tenía tres puertas que daban
a una franjita de mar
que se veía desde San Nicolás,
pero tú las tapiaste
y solo quedó una al centro
abierta.
En las mañanas la luz se filtraba
por la lona naranja
que hacía de cortina al vidrio
encima.
Anoche me acosté con alguien
que se había depilado
con una cuchilla de doble hoja
que vi sobre el cemento del traspatio.
Seguro que la pusieron los vecinos
para cortar las patas de los gatos
a los que les doy comida allí.
Cada cosa llegó desde otra parte
con la imaginación que las fundió en el sueño.
Pero el cuerpo que acariciaba
no era el tuyo.
La luz sí era naranja
y el brocado del cristal
hacia rombos sobre el rostro del muchacho:
¿quieres seguir conmigo?
—me preguntaba— y yo, asentía
una y otra vez,
mirando la franjita de mar
que nos separaba en el tiempo,
entrelazados las manos y los pies
sobre la cama.
Reina María Rodríguez nació en La Habana, en 1952. Autora de numerosos libros de poesía, algunos de los más recientes son: O piano /El piano (Lumme Editor, São Paulo, 2014), Poemas de Navidad (Bokeh, Leiden, 2018), Achicar (Fondo Editorial de la Universidad Autónoma de Querétaro, México, 2021) y Dársenas (Ediciones Furtivas, Miami, 2022). Este poema pertenece al libro inédito La que abre las cosas.