Me gusta el grito foral
la ataguía al mar rizado
la música y el olor
donde recoda el pasado.
Me gustan las retahílas
y que la palabra suene
bien colocada en la rima
también un poco si duele
en una esquina de playa
y para un cabo de raza
cuando la palabra entalla
y al sentido le da caza.
Viviente vivirla vide
sin vida pero sin amo
sin patria pero me afano
desengendrada me cuide.
Me gusta desenrollar
y poner sobre la mesa
La Habana entera, alisar
un mapa que tanto pesa
—ola que va y no regresa—
el mapa color turquesa
el mapa que me atraviesa.
Llámese lo que se llame
¡que si géneros menores!
todo Bach reguetoneaba
bailes franceses sajones
¿y Leipzig? Se zarandeaba
uy, tremenda gozadera
lo importante aquí es la clave
—mostrar de lo que dispones—
ternario o binario son
montuno, ton tin tan
ton tin,
tin ton tan
tin ton.
Riendo con Louis Funès
cuando éramos chiquitos
tal descaro; obnubilados
lo vimos en el Payret
monjas encueras y ahíto
el corazón, desarmado
el adulto al que temer
y a toda hora apetito.
Me gusta al verbo entronar
ay mamá hité los predios
a las patrias de ultramar
sueña el violín buscavidas
fogueo, ya sin remedio
ni tristeza ni alegría.
Me gustan los declinados
grises, y escotes fractales
me gustan los cacaguayos
y saber que no se sabe
los animales furtivos
las marionetas dadá
de Emmy Hennings, la biofilia
líquenes, hojas y silos
y la belleza abatida
acentuada por la edad.
Me gusta el grito foral
la ataguía al mar salado
la música matinal
cuando termina el verano.
Rosie Inguanzo nació en La Habana, en 1966. Escritora, actriz, performer, puede vérsele caracterizando a su alter ego, Eslinda Cifuentes, en las performances que realiza junto al violinista y compositor Alfredo Triff. Administra el blog tumiamiblog. Ha publicado la novela La Habana sentimental (Bokeh, Leiden, 2018), y los libros de poesía Deseo de donde se era (Nos y Otros Editores, Madrid, 2001) y La vida de la vida (Hypermedia, South Carolina, 2018).
