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Poesía

Encaje duro

'Hace cien vidas perdimos la otra orilla— y era una tira de encaje.'

Miami
Encaje de Venecia.
Encaje de Venecia. Dreamstime

                                  El agua es igual al tiempo
                                                 Joseph Brodsky


I

Manoseo flor de lis, encaje llano
del brocado que llevaré a casa.
Las bordadoras de Venecia tejen
toda una vida hasta quedar ciegas o
enloquecer. Son reemplazadas por
sus hijas. (En Miami comenzaba
el mango a frutar cosido a las ramas.)

Las manos dóciles
que
lo hicieron
los ojos estropeados —tal vez
ya no hacían
tanta falta los ojos—
así como
la memoria
táctil
con que
puedo delinearme
los labios
rellenar
de carmín—
ellas no habrían
necesitado
mirar
la labor
para
completarla.


II


El puente de Rialto
es encaje fluvial
—alela el Canaletto vivo
bajo el hilván de blancos.


III

 

La columnas
encajerándose en chantillí
y capiteles rizados
por hojas de acanto.

Los capiteles bizantinos
son encaje a mano
coronando las pilastras
sobre la Plaza
de San Marco
¿arbotante o hilos?

Las cuatrocientas ventanas
de arco
dan la visión-encaje
puntadas de tallo y vuelos.


IV

 

Las vestiduras litúrgicas
—velo humeral y mitra—
los altares
atestados
de
nardos
rosalinas
geranios
pequeñas velas rojas
sobre tapetes
de pintura di acqua
pasamanerías florales
de encaje.


V

 

El caldo del risotto
ahuma en la cocina
burbujea
encaje punto in area
vertiendo en la casa
la laguna.


 

VI

 

La gaviota
posada en
las marismas
sobre vuelillo de
encaje.


VII

 

Al atardecer
la góndola
es aguja
prieta
su reflejo
la duplica
en randas paralelas
sobre la redecilla diáfana
rasga la tela
blonda
del Adriático
la brecha que deja
es
la llaga stigmata:
la miramos
avanzar en punto encadenado
sin agite
hacia el Gran Canal.

Todo es destello:
descosidos sobre la malla
de agua
¿o es seda líquida?

Hacia el poniente
van
nuestros afanes
en puntada dentelles
sobre el dedal
nudo final
y oro en polvo.

La visión es fúnebre
lleva consigo
al bolillo
el tejido
de algo nuestro
—la condición flotante—
cuatricromía y luciérnagas.

Hace cien vidas perdimos la otra orilla— y era una tira de encaje.

El exiliado de
una isla
conoce la eventualidad náutica:
tras sí
una isla se cierra a cal y canto.

 


Rosie Inguanzo nació en La Habana, en 1966. Escritora, actriz, performer, puede vérsele caracterizando a su alter ego, Eslinda Cifuentes, en las performances que realiza junto al violinista y compositor Alfredo Triff. Administra el blog tumiamiblog. Ha publicado la novela La Habana sentimental (Bokeh, Leiden, 2018), y los libros de poesía Deseo de donde se era (Nos y Otros Editores, Madrid, 2001) y La vida de la vida (Hypermedia, South Carolina, 2018).

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