Tú hablabas de la sal y de sus muertos calcinados
Del dolor del grano impregnado de sangre en la salina
De que había montañas enteras blancas y lejanas como el mar
Y de que el mundo se había ido fundando alrededor de ellas
Que su comercio abrió rutas nunca soñadas por el hombre
Y de que se habían escrito toneladas de historias sobre un mineral tan nuestro y tan de nadie
Yo miraba tu boca y pensaba:
¡Cuánta sal me he perdido!
Mientras soñaba la sal de tus labios, la sal de tu lengua y la sal de tu sexo que ya nunca sabré
Tu boca hablaba de la sal y la mía soñaba con triturarse allí dentro y ser sal para ti
Aleisa Ribalta nació en La Habana en 1971. Ha publicado los libros de poemas Talud (Ekelecuá Ediciones, 2018) y Tablero (Editorial Verbo Desnudo, Santiago de Chile, 2019). Este poema pertenece a un libro de próxima aparición: Cuaderno, bao y regala.