Con la puesta de Omiyiero (Remolinos en las Aguas), del santiaguero grupo Gestus, y la "reencarnación" de La Lupe en la portentosa voz de Lizandra Echavarría Hurtado, concluyó la última jornada del Mejunje Teatral, celebrado durante cinco días de enero. En la gala de clausura, orquestada por Ramón Silverio con su Proyecto Zona Rosa, los transformistas más relevantes de la provincia hicieron un vistoso homenaje a la actriz matancera Miriam Muñoz, el más reciente Premio Nacional de Teatro.
Al evento anual de las artes escénicas acudieron más de una docena de grupos del país. Sin carácter competitivo, mostró obras icónicas atenidas a la convocatoria abierta para hacer un repaso de la memoria, esta vez con las compañías La Rosa, Trotamundo, el Portazo, Del Caballero, Sobre El Camino, Caminos, Adentro, A Dos Manos, D'Sur, Escambray, Gestus (Del Muelle), La Totalidad, Mejunje, La Proa y Papalote, además de los infantiles Guiñol de Santa Clara y Remedios.
Cuatro Premios Nacionales del Teatro —Verónica Lynn, René Fernández Santana, Dagoberto Gaínza y Miriam Muñoz— asistieron en esta ocasión, y sus trayectorias fueron resaltadas.
"La sala Margarita Casallas resulta siempre espacio insuficiente para el público de variadas edades y profesiones, ávido por recibir espectáculos motivadores. Verónica Lynn dirigió una de estas noches a su colega Jorge Luis de Cabo (la misma pareja de la exitosa Frijoles colorados, reestrenada aquí el pasado año) en Lo mío es el tango, un programa que fusiona la poesía arrabalera del género porteño —cantado con estilo muy singular por él—, con voces líricas del patio, en versos declamados por ella con toda su sabiduría histriónica. El resultado es muy íntimo, notablemente empastado dentro de su sencillez", escribió el periodista Padrón Nodarse en un comentario para Cuba Escena.
El 22 de enero, Día del Teatro Cubano, que conmemora los sucesos del Villanueva, en 1869, cuando los asistentes puestos de pie ovacionaron una soflama contra el dominio colonial español, fue la jornada en que actores locales como Idania García, veterana del grupo sede, con el monologo Que me quiten lo bailao, dejó a todos complacidos. Idania y Nelson Águila, volvieron a reunirse (tras intervenir en Perico y yo), con otros más, también dirigidos por Ramón Silverio, el creador de El Mejunje, que este 26 cumplió 41 años de fundado.
El unipersonal santaclareño tuvo otras muestras en Teatro La Rosa, que dirige Roxana Pineda Labairo, tras abrir el evento con Hojas de papel (en torno a las desgarraduras de la nostalgia, el no retorno, o la erosión existencial), a manos de la propia directora en despliegue de virtuosismo y polifacética proyección escénica. Otro texto suyo, Aquiles frente al espejo, retomó el mito del guerrero griego para discursar sobre la introspección y la condición humana, desdramatizando el concepto del héroe y focalizando el amor despojado de sentimentalismo.
"Echando mano a tan sencillos como eficaces recursos escénicos, Pineda Labairo sacó partido al actor Dorian Díaz de Villegas, quien nos acercó un personaje enriquecido y que trasciende la leyenda", dijo el crítico Frank Padrón.
Fue precisamente Pineda Labairo la encargada de las palabras de cierre del encuentro: "Somos privilegiados del arte que amamos, somos privilegiados de tener dos patrias: Cuba y el Teatro, por eso, no vamos a clausurar nada, lo que vamos a hacer es abrir nuevos espacios".
Una mención del cierre, a su aire, hizo la emisora oficialista CMHC, que describió el evento como "un bálsamo sanador que por estos días convirtió a Santa Clara en capital del teatro cubano".
"El cierre del Mejunje Teatral, contó con las actuaciones de talentosos transformistas que han hecho carrera a lo largo de los 41 años de la 'casa de todos', como muchos llaman a las ruinas que Ramón Silverio convirtió en bandera de aceptación, equidad y esperanzas cuando no pocos lo creyeron imposible", añadió, aunque se abstuvo de mencionar algún nombre.
El Mejunje es un centro abierto a todas las propuestas culturales, creado el 26 de enero de 1985 por el promotor y director teatral Ramón Silverio. En 1991 y hasta la fecha estableció su sitio en el número 12 de la Calle Marta Abreu, donde sigue siendo una de las instituciones más dinámicas, influyentes e inclusivas del país, porque sus propuestas mezclan música, poesía, teatro y hasta artes plásticas y transformismo.
Los aseguramientos materiales y otros recursos, otrora abundantes para eventos de esta naturaleza, estuvieron signados por la más estricta austeridad, en consonancia con las múltiples crisis que afectan al país, y en especial a ministerios subsidiados por el esmirriado presupuesto estatal, como el de Cultura.