Back to top
Urbanismo

Santa María del Mar: playa y reparto residencial de excepcional diseño

A solo 20 km del centro de La Habana, en este barrio destacan el trazado urbano moderno y las viviendas, como muestra del potencial de la arquitectura cubana de los años 50 del siglo pasado.

Madrid
Reparto Santa María del Mar, La Habana.
Reparto Santa María del Mar, La Habana. Manejando por Cuba/YouTube

Si algo sobrevive casi ileso la hecatombe económica cubana son las playas. Ese tesoro natural del que siempre ha presumido Cuba y que sigue siendo oasis de nacionales y extranjeros. Para estos últimos ha sido, desde hace un siglo, el principal atractivo turístico del país, no obstante el afán por fomentar un turismo cultural que en las últimas décadas ha permitido visibilizar una parte de su vastísimo y heterogéneo patrimonio. Por su parte, para los cubanos, la playa suele ser el sitio preferido de descanso y recreo, y uno de los espacios con los que se ha perdido menos apego. Para muchos es incluso motivo de orgullo nacional.

Las urbanizaciones de playa, en cambio, no comparten esa imagen positiva. Han sufrido el mismo abandono, falta de mantenimiento y mala gestión urbana y económica que el resto de las poblaciones. Eso dificulta apreciar los valores arquitectónicos de repartos que muchas veces acompañan con singular distinción la belleza de amplios tramos de playa.

Santa María del Mar, por ejemplo, debería ser un lugar a visitar tanto por el encanto de sus aguas cristalinas y finísima arena, como por el de su trazado urbano moderno donde destacan no pocas viviendas de excepcional diseño arquitectónico. A solo 20 km del centro histórico de La Habana Vieja, modela el potencial de la arquitectura cubana de la década de los años 50, cuando el Movimiento Moderno estaba en su etapa de más alto desarrollo.

Con la construcción de la Vía Blanca se favoreció el vínculo con el este de la ciudad y el disfrute de su excepcional litoral costero. Más tarde, el túnel de la bahía lo hizo de manera expedita. Santa María del Mar surgió como reparto en 1952, una vez que definido su trazado según plano del ingeniero Gustavo Bécquer, comenzaron a venderse los lotes para viviendas. El terreno pertenecía a los descendientes de Dionisio Velazco, quien lo había adquirido en 1919.

Concebido como barrio residencial, tiene un trazado regular con manzanas de 150 por 80 metros aproximadamente, divididas por calles primarias y secundarias, donde destaca la Vía Blanca que atraviesa la urbanización. También incorporó calles de servicio para un mejor tratamiento de los residuos y de las instalaciones eléctricas, telefónicas, etc.

Santa María se situó sobre un terreno inclinado que desciende hacia el mar, posibilitando excelentes vistas de la costa incluso para los inmuebles más distantes. La simbiosis con el paisaje natural es absoluta. La naturaleza mantiene su protagonismo gracias al bajo perfil de las edificaciones y a la profusión de áreas verdes. Por otra parte, impuso retos a la construcción, requiriendo un sistema de balsas para los cimientos de las viviendas próximas al litoral; y en las que están en la loma, adecuaciones de la composición volumétrica para acoplar el inmueble a las irregularidades topográficas. En estos casos, una solución recurrente fue el uso de pilotes para una planta baja libre, por lo general destinada a terraza o aparcamiento.

Las amplias parcelas dedicaron un 40% a áreas libres, que junto a los parterres, los parques y las anchas vías, conformaron un paisaje verde y despejado, pincelado por los volúmenes ortogonales de las construcciones modernas. Algunas fueron diseñadas por arquitectos reconocidos del momento, como la de 17 e/ 3ra y Paseo, de Nicolás Quintana; la de 10 e/ 3ra y Vía Blanca, de Manuel Tapia Ruano; y la de 5ta e/ 1ra y 3ra, de Nicolás Arroyo y Gabriela Menéndez. Nombres de otros arquitectos cubanos como Frank Martínez, Raúl Álvarez, Enrique Gutiérrez, María Elena Cabarrocas y Virgilio Chacón están asociados a este reparto.

Inicialmente toda la urbanización tenía carácter privado, lo que incluía su tramo de playa, protegida por cercas y garitas. Como era habitual, se constituyó una Asociación de Propietarios y Vecinos que velaban por el progreso del barrio y su mantenimiento. La mayoría eran médicos y abogados. Al triunfo de la Revolución aún quedaban muchas parcelas sin construir, aunque estaban vendidas, y así permanecieron al emigrar sus propietarios.

En 1959, la playa se abrió al uso público y las casas decomisadas por el Gobierno se destinaron al recreo de militares y trabajadores de la CTC. En las décadas siguientes se construyeron nuevas instalaciones turísticas como el balneario Mégano, el hotel Mar Azul, el Itabo y el condominio Vista al Mar, al tiempo que se mantuvieron en explotación las existentes, como el Hotel Atlántico, antiguo Club Bancario Nacional.

En un inventario realizado por la gestora del patrimonio Yadira Ramírez, se constató que el 70% de las edificaciones de Santa María actualmente pertenecen al Estado. De conjunto con las áreas públicas, padecen el abandono y la falta de mantenimiento acumulado por años, que se agrava por la proximidad del mar.

Las calles y la luminaria se encuentran en mal estado, y la vegetación descuidada en ocasiones inhabilita el tránsito y uso de áreas libres. Está prohibido construir obras nuevas o ampliar las existentes en tanto no se establezca una planta de tratamiento de residuales, ya que el alcantarillado y el sistema de acueducto actuales son deficientes. Sin embargo, se han hecho transformaciones en algunas viviendas para su explotación turística, lo que ha afectado el diseño original. Las más importantes son la eliminación de la carpintería y las celosías originales, el tosco cercado y el cierre de garajes, porches, portales y terrazas para crear más habitaciones. El resultado, con un fin más práctico que estético, elimina el atractivo diseño original y, por tanto, su valor arquitectónico. En cambio, las pocas viviendas privadas que quedan se encuentran en mejor estado de conservación y mantienen un alto nivel de autenticidad e integridad.

Por otra parte, el 20% de las edificaciones del reparto se encuentra completamente abandonado o en ruinas. Caso especial y lamentable son el anfiteatro y la capilla de los padres franciscanos, en 3ra e/17 y 16, que en su interior conserva un mural pictórico de Rolando López Dirube.

Santa María del Mar es una de las mejores playas de La Habana, pero es también un valioso reparto residencial construido en la década de 1950. Hijo del Movimiento Moderno cubano ha sido de los menos transformados, aunque dejado a su suerte y a la mala gestión pública desluce y se pierde entre el salitre y la desidia. 

Más información

3 comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.
Profile picture for user Siento un bombo mamita me esta llamando

Los castros han acabado con todo, son una plaga maligna...

Profile picture for user Ana J. Faya

Santa Maria y Boca Ciega son los mejores tramos de playa en esa área, no por gusto eran privadas. Es una lástima el deterioro de ese reparto que menciona la autora. Las edificaciones frente al mar requieren de mayor mantenimiento que otras, por el efecto del salitre, y "mantenimiento" es una palabra ausente en el diccionario del régimen.

Bueno, dicen que de ilusión también se vive.