Desde las alturas se intenta desperezar las salas de cine de La Habana. La tarea es inminente porque, además de la pérdida económica que significa tener al menos cinco salas grandes funcionando para nada, algo tienen que hacer: no escuchan a los cineastas, enrarecen la asignación de presupuestos… Al menos alguna apariencia de funcionalidad tienen que dar los de arriba.
El nuevo presidente del ICAIC, Alexis Triana, es el sujeto ideal para esta clase de tareas pues obedece en todo lo relacionado a la distancia hacia la Asamblea de Cineastas Cubanos, no sabe mucho del séptimo arte, pero se desenvuelve bien organizando eventos culturales.
De manera que lo que oficialmente llaman "octava edición del Festival de Cine de Verano" (evento que el pueblo ignora minuciosamente), este año tiene pretensiones: 150 películas durante julio y agosto, distribuidas en 25 ciclos en todo el país. Los ciclos comprenden películas musicales, de fantasía, infantiles…
Las etiquetas de la temporada son #Vamosalcine, #ModoVerano, las cuales demuestran una vez más la fe en los eslóganes del oficialismo. Se planifican conversatorios con premios nacionales, premieres de películas que serán proyectadas antes de su programación televisiva; en el cine Yara se convoca al circo y el teatro; también a la expectación de la Olimpiadas…
El diligente Alexis Triana se felicitaba así en su cuenta de Facebook: "Casi 70.000 espectadores acudieron a los cines en solo 15 días que inició el 8vo #FestivalCineVerano… Y es que cada semana del #ModoVerano hay estrenos de filmes cubanos, junto a funciones de circo, teatro, presentaciones de artistas aficionados…”
Lo triste es que este promotor cultural tenga también función de árbitro en el maratón de películas cubanas que estimula, vetando sin autoridad aquellas que le representen un peligro.
