La Caja de las Letras del Instituto Cervantes recibió el legado in memoriam del escritor y artista cubano Severo Sarduy (1937-1993): su máquina de escribir marca Olympia splendid 6, con motivo de la Semana del OrgulloLGTBIQ+.
"Homenajear al meditador de la escritura se representa muy bien en su máquina", describió Luis García Montero, director del Instituto, en el homenaje realizado este lunes en la sede de la institución, en la calle Alcalá de la capital española.
Según una nota de prensa publicada por el Cervantes, también se ha guardado en el Cajetín 1288 el catálogo de la exposición El Oriente de Severo Sarduy, que se presentó en el centro en 2008 y que reúne textos de Gustavo Guerrero (comisario de la muestra), Rubén Gallo, Juan Goytisolo, Roberto González Echevarría, François Wahl, Andrés Sánchez-Robayna, Nelda del Castillo, Jaime Moreno y Tania Pagola. La muestra está ilustrada con fotografías de sus viajes, reproducciones de su obra pictórica y objetos de su colección personal.
En el acto participaron también el escritor, editor y albacea de Severo Sarduy, Gustavo Guerrero; el director general para la Igualdad real y efectiva de las personas LGTBIQ+ del Ministerio de Igualdad, Julio del Valle de Íscar; el subdirector de Relaciones Internacionales del Instituto y representante de Exteriores Diverso, la plataforma de apoyo al personal del colectivo LGTBIQ+ al servicio de la Administración en el Exterior, Philippe Robertet, y como testigo de honor, la directora de Cultura de la institución, Raquel Caleya.
Orgullo de ser homosexual
García Montero hizo un repaso de algunas de las obras de Sarduy de todos los géneros como Gestos (1963), Big Bang (1974), Flamenco (1969), Daiquiri, (1980) o Escrito sobre un cuerpo (1969). En palabras del director del Cervantes, "demuestran sus indagaciones en el acto de la escritura, sus meditaciones que con frecuencia se convirtieron en el verdadero argumento de sus obras".
"Escribía y daba testimonio de la escritura y reflexionaba sobre las palabras, siempre con orgullo de su condición de homosexual", añadió.
Para Gustavo Guerrero, tres aspectos de su obra definen a Sarduy perfectamente: "Por un lado, su amor a la lengua (su libro preferido, el Diccionario de la lengua española), trabajó la lengua española hacia el pasado, pero también para entender cuál podría ser la innovación. Por otro, la apertura: era profundamente cubano, pero siempre atento e implicado con lo que pasaba durante la transformación de España tras el franquismo".
Guerrero señaló que Sarduy siempre estuvo atento al tiempo que estaba viviendo, al que se anticipó: "Nadie escribía en los 70 sobre tatuajes, sobre la cuestión de género, la diversidad y el grupo LGTBIQ+ (En Cobra, publicada en 1971, el protagonista es un travesti) o sobre la relación entre literatura y tecnología. Todo esto le hace un escritor muy actual".
Defender lo alcanzado
"El Orgullo no consiste en sentirse orgulloso y sí en sentirse agradecido por nuestra lucha y comprometido para defender lo alcanzado para que no nos lo arrebaten con el peligrosísimo avance la de extrema derecha", dijo por su parte Philippe Robertet.
"El Orgullo va también de lo que representa para muchos chicos que se sienten incomprendidos y humillados lo que tienen en común con Federico García Lorca, Luis Cernuda, Juan Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, Vicente Molina Foix. Emilia Hernández (de la librería Berkana) o Eduardo Mendicutti. Todos ellos entregaron su legado a esta Caja de las Letras", concluyó.
En su intervención, Julio del Valle habló del compromiso de la literatura en español con el sector LGTBIQ+: "Ante una Europa más reaccionaria, el compromiso del Gobierno de España está claro a través de este acto del Instituto Cervantes».
Original, libre y comprometido
Narrador, poeta, ensayista, hombre de teatro y de radio, gran viajero y versátil artista, Sarduy exhibió como pocos un itinerario tan rico y original, libre y comprometido. Debido a ello está considerado como una de las figuras más singulares y apasionantes de la cultura hispánica del siglo XX, destacó el Cervantes.
"Siete novelas, ocho libros de poesía, seis de ensayo y cinco piezas de teatro constituyen, junto a su obra plástica, lo esencial de un legado que remite a horizontes tan sugestivos y diversos como las religiones afrocubanas, el barroco hispánico, la pintura taoísta, el estructuralismo o el arte del disfraz y el tatuaje", añadió la nota.
Antes de fallecer, Sarduy dejó escrita una novela de ficción Pájaros de la playa en la que narró cómo enfrentaba la enfermedad del Sida, que finalmente le causaría la muerte. "Allí quedaron registrados los tintes exploratorios del autor que con humor y desparpajo daba cuenta de su propio coraje", precisó la nota de prensa.
Severo debe estar revolviéndose en su tumba al ver este insulto a su memoria y a su obra, y la payasada LGBTQ organizada por la Señora Guerrero en el Gran Teatro Lírico de Muñecones, de la que seguramente Sarduy se hubiera burlado en un soneto. La máquina de escribir de la Zebro Zardoya entra al Valle de los Caídos de la peor izquierda tergiversadora. Compañeras que reparten aretes y adjetivos: el Sarduy entendido fue machucado por la izquierda castrista, por el socialismo real, por la dictadura leninista, no por la derecha. Los que se lo arrebatan para fines políticos son ustedes, y la arrebatiña da pena.