El domingo 10 de marzo de 2024 el poeta cubano Ernesto Delgado se subió por primera vez a un avión, atravesó el Atlántico y al mediodía del lunes ya estaba caminando por Madrid. El miércoles, en el lujoso hotel Ritz de la capital española, recibió el XXXVI Premio Loewe a la Creación Joven, uno de los galardones más importantes en el ámbito de la poesía en español. Días después, poco antes de leer sus poemas en la Fundación Antonio Gala, en Córdoba, al sur de España, conversó con DIARIO DE CUBA.
Nacido en 1996 en Placetas, Villa Clara, Delgado estudió Literatura en la Universidad Central Marta Abreu, fundó el grupo literario "La estrella en germen" y Pálpito, el libro premiado, es su primer poemario.
"Comenzó como un relámpago, un presentimiento", dijo sobre su cuaderno, que escribió y corrigió durante varios años, desde que tenía 18 hasta que lo envió al concurso, siete años después. "Fueron varios poemas que salían solos, prácticamente los escribía de un tirón, y los fui agrupando. Luego ya, con el paso del tiempo, fui cambiando poemas, agregando nuevos".
"Le di un margen de tiempo al libro para hacerse, porque sentía que todavía no estaba terminado. Hay poemas que uno escribe de un tirón, pero generalmente se deben trabajar, deben corregirse. Y luego, armar un libro, por supuesto, es mucho más difícil. Eliseo Diego decía que cuando tú vas a armar un libro, no puede tener una nariz de más, no le puede sobrar un ojo", precisó Delgado, quien es el tercer poeta santaclareño en ganar el premio, luego de que lo hicieran Sergio García Zamora en 2016 y Reiniel Pérez en 2022.
Sobre esta coincidencia Delgado dijo que no sabe qué pasa en Santa Clara, que es una ciudad fea pero increíble. "Al parecer el arte, con esa característica que tiene de convertir en hermoso lo terrible, la ha salvado. Y de ahí ha salido un movimiento cultural increíble, no solamente de poetas. También narradores increíbles, trovadores. Hay un movimiento cultural muy grande, de pintores, de todo. Entonces, no te sabría decir cuál es la magia de Santa Clara, pero sí, el que la visita se va encantado, porque tiene mucha propuesta cultural", comentó el poeta cubano, quien arranca su libro con una cita de Gastón Baquero que parece pensada para él: "Yo no sé escribir y soy un inocente".
"Gastón Baquero es, para mí, palabra santa. Es un gran poeta cubano que nos sigue acompañando siempre. Por suerte, en Cuba se ha logrado editar su poesía completa. Y el lector cubano ha podido acceder a ella de nuevo", dijo Delgado sin hacer referencia a las complejidades de esa edición cubana y a las tiranteces que existieron entre el poeta y las autoridades culturales del régimen.
Otro de sus referentes es el escritor villaclareño Frank Abel Dopico. "Yo le decía a Diego Roel, el otro ganador del Loewe de este año, que Dopico pudo ser el Neruda de Cuba. Era un poeta con mucho, mucho, mucho talento. Escribía poemas preciosos. Dejó tres libros que son ya patrimonio de la poesía cubana, que se los recomiendo a cualquiera", subrayó Delgado. A medio camino entre el timo y la inocencia, sostiene que "las influencias hay que tratar de soterrarlas".
Pálpito, su primer poemario, mezcla poemas en prosa y en verso y, ante las preguntas de cuál de los dos estilos prefiere y cómo saber que una idea se ajusta mejor a la prosa o la verso, Delgado asegura que depende del ritmo del poema, que "a veces te lo va dictando solo". "Hay veces que la prosa a mí se me pone un poco más coloquial. Entonces, hay poemas que llevan una carga metafórica de la imagen, que creo que es mejor en verso libre o en soneto o alguna otra estrofa".
"El joven Ernesto Delgado posee el don de descubrirnos la extrañeza del mundo y nuestra propia extrañeza; en su voz respira el inocente, germina la estrella y fluye la cañada de la temporalidad", escribió García Zamora y entre la inocencia, la estrella y la temporalidad hay algo muy claro en la obra de Delgado, un referente al que vuelve una y otra vez: la figura de la madre.
Fue ella, dijo, quien lo apoyó desde que comenzó y lo llevó a un taller literario. "Mi madre aguantaba que yo le diera todas aquellas barbaridades que yo escribía, que no tenían ni pies ni cabeza. Mi madre, para mí, no solamente es el centro de mi obra, sino el centro de mi poesía. Cuando escribo poemas en los que uso a mi madre como referente para hablar del mundo, de las cosas, creo que también le estoy haciendo un homenaje a ella", señaló, con señales evidentes de que el tema lo emociona.
En más de una ocasión, Leonardo Padura ha dicho que a veces le gustaría ser Paul Auster para hablar solo de literatura y que no le preguntaran sobre política. Ernesto Delgado no es Padura ni Auster y es, por tanto, quien suspira brevemente, piensa su respuesta y dice que "hacer un buen poema es el mejor homenaje que le podemos hacer a Cuba y es el mejor modo de salvarla".
"Cuba siempre está presente en nuestras obras. Uno, porque es lo único que yo conocía del mundo. Y dos porque, aunque uno hable de China, uno está hablando de Cuba. Borges, aunque estuviera hablando del mundo, hablaba de Buenos Aires".
"Creo que, al final, cada quien tiene que hacer lo que le toca. Uno es poeta. Creo que Cuba fue inventada por la poesía. Cuba fue inventada por Heredia, fue inventada por sus cantores, fue salvada por la poesía. La salvaron Lezama, Eliseo, incluso Bonifacio Byrne. Cuando los tiempos más oscuros de Cuba, la poesía fue ese farol que alumbró todo a su alrededor. Entonces, creo que Cuba siempre va a perdurar en la poesía".