"Un pesado cansancio histórico que se concreta en un presente que no se parece al futuro que nos prometieron, el que nos merecíamos luego de años de trabajo y sacrificio", escribió hace pocos días el escritor cubano Leonardo Padura en su columna del diario El País. La frase de Padura enhebra perfectamente con un diálogo de la serie española Los Farad, estrenada en diciembre en Amazon Prime. "Son muchos años dejándome la vida en ilusiones, y uno se cansa", dice Henry, un agente de la Contrainteligencia cubana en Europa, interpretado por el actor Héctor Noas.
La serie, dirigida por el español Miguel Barroso (que estudió cine en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños), y en la que participan, además de Noas, otros cuatro cubanos —el guionista Alejandro Hernández y los actores Laura Ramos, Vladimir Cruz y María Isabel Díaz—, sigue los movimientos de una familia que se dedicaba al tráfico de armas en la convulsa Marbella de los años 80.
Entre mafias, pactos y bandos enfrentados en medio de la Guerra Fría, la serie se acerca a la presencia militar de Cuba en Angola y hay, por supuesto, quienes pierden la fe en el comunismo, quienes cuestionan sus excesos y, "por sobrevivencia", prefieren "mirar para otro lado", quienes cambian de bando, quienes dicen que las revoluciones siempre necesitan un culpable, un traidor, quienes creen en la importancia de hacer cambios en Cuba y son ninguneados.
"La Unión Soviética está en bancarrota. Eso lo saben hasta mis compañeros de la KGB, de hecho, ellos son los que están impulsando el cambio. O hacen algo o todo se va a la mierda. Pero Fidel Castro sigue en su mundo, y aunque mañana se caiga el campo socialista y se termine el comunismo en Europa, él va a seguir atrincherado allá en Cuba", dice Henry (Héctor Noas), a lo que el personaje interpretado por el actor español Miguel Herrán, protagonista de la serie, pregunta: "¿Nadie le dice la verdad?". Es entonces cuando Noas le responde con una frase que sirve para entender el caos cubano: "Sí, y a los que la decimos nos tachan de pro-perestroika, así que en cualquier momento a mí me destituyen y me mandan de vuelta pa' Cuba".
Muchos han dicho la verdad, incluso algunos al más alto nivel, incluso se la dijeron a Fidel y Raúl Castro, pero la testarudez, la miopía política y la decisión inamovible de aferrarse al poder, así como las ideas y consignas gastadas, echaron por tierra todo lo que parecía que podía ser y nunca fue: "un presente que no se parece al futuro que nos prometieron".
Recientemente, el periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, opinó que Los Farad tergiversa la participación cubana en la guerra de Angola. "Da vergüenza", "hollywoodismo barato", "grimoso", "reduccionismo más rampante", "relativismo moral", "cuento de ciencia-ficción", así se refiere a la serie un artículo publicado por el medio de prensa.
Lo que a Granma le molesta es que se cuestione la propaganda que siempre ha vendido el Gobierno cubano sobre la contienda de Angola. Le molesta que se exhiban los vínculos con el comercio de armas y otras actividades de contrabando, que se muestre la deserción de dos agentes de la Inteligencia cubana. Pero les molesta, sobre todo, que se demuestren las contradicciones entre la historia oficial y lo que sucedió en África.
"Esta es una guerra tribal, donde no pintamos un carajo", dice el coronel Patricio, interpretado por Vladimir Cruz, en el capítulo siete de la serie, y Granma no concibe que ahora, más de 40 años después, la gente cuestione, como muchos también cuestionaron en esa época, la disparatada presencia de Cuba en una guerra en la que murieron más de 2.000 hijos de la Isla y a la cual se destinaron ingentes recursos materiales.
En Angola hubo heroísmo, sí, pero también hubo miedos, corrupción, manejos turbios, tráfico de armas, de marfiles, de diamantes, y que una serie de Amazon Prime, disponible en 190 países, lo haga público, entre la investigación histórica y los necesarios elementos de ficción (y algún que otro melodrama de más) para hacer avanzar la trama, es algo inconcebible para el medio propagandístico.
"Conozco la cofradía de los valientes, los que en el fragor avanzan siempre hacia el frente, los que esconden sus hazañas tras la modestia, a otros que se apuntaron más de la cuenta, algunos que con la guerra se enriquecieron y los domingos organizaban safaris, también amigos que no volvieron", canta Frank Delgado en Veterano y ahí está, en la armonía de una canción, el resumen de aquella guerra: los hijos de nadie muriendo en una guerra en la que nunca debieron estar, mientras otros, de altos grados militares, traficaban y eran magos en el despreciable arte de la corrupción. ¿Pruebas? Este articulista no tiene, los servicios de Inteligencia se han ocupado de que no existan. ¿Dudas? Ninguna. "Lo que dio mi gente en esa batalla, perdónenme el adjetivo, pero no cabe en la calamina de una medalla", concluye el cantautor.
La Operación Carlota, como el Gobierno cubano bautizó a la intervención en Angola, ha sido el mayor despliegue de fuerzas de un país del Tercer Mundo en tierras africanas. En la época de mayor conflictividad, Cuba tuvo destacados más de 70.000 soldados, 1.000 carros de combate y decenas de aviones en ese territorio. La intervención duró alrededor de 15 años (1975-1991) y unos 350.000 hombres salieron de la Isla, durante su servicio militar obligatorio, hacia el país del sur de África. La extinta Unión Soviética ofrecía el armamento y subsidiaba buena parte de la logística de la guerra, pero los muertos los pusieron los cubanos y ahora, tanto tiempo y tantos fracasos después, al periódico Granma le molesta que una serie cuestione aquel despropósito.
Los Farad, que recuerda por momentos la serie Carlos, del francés Olivier Assayas, termina con el fin de una época, con la retirada cubana de Angola (a través de un pacto con Sudáfrica y no por medio de una victoria militar como expone el Gobierno cubano), con la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la Unión Soviética. "En apenas tres meses, acaban 45 años de Guerra Fría. La ideología, la lucha de clases y el sueño comunista se convirtieron en un pasado que todos quisieron olvidar", dice el personaje que interpreta Miguel Herrán y sí, el sueño comunista se fue a bolina, pero en Cuba siguieron aferrados a la "construcción del socialismo", a la promesa de un futuro luminoso que hacía aguas por todas partes y las consecuencias, terribles desde todo punto de vista, no hacen otra cosa que enloquecer este presente que nada tiene que ver con el futuro que nos prometieron.
Empecé a ver la serie y me gustó. El protagonista es uno de los que trabajaron en La Casa de Papel. Aunque no es el tema central, le sacan los trapitos sucios al Fifo sobre la guerra de Angola. Gracias por avisar.
El respeto que le tengo a los Países Africanos de habla Portugués es inmenso. Contrario a los Países Africanos de habla Inglés que juntos con Países Caribeños de habla Inglés formaron la ideología del Pan-Africanismo para derrocar el sistema de opresión racial contra los negros y crearon comisiones para ir al diálogo con sus colonizadores para lograr su libertad los Países Africanos colonizados por Portugal fueron a la guerra. También le doy ese mismo respeto a los Países Africanos de habla Francés quienes hicieron lo mismo especialmente Argelia quienes suministraron todos los movimientos anti-coloniales en África incluyendo Angola con armas en contra de sus colonizadores después de haber vencido Francia en guerra. Lo irónico es que lo que logro la Independencia de las colonias Portuguesas Africanas fue un golpe de Estado en Portugal contra el régimen Portuguese. Eso es semejante a Cuba porque no fue la Guerra Larga, Corta o Necesaria sino la Guerra Español-Americana que libero Cuba
Obvio está de más decir que sin el agotamiento de los Gobiernos involucrados en guerras eternas como fue el caso en Cuba con los Mambises que hizo la victoria Americana contra España fácil y en Portugal con las guerras constante en las colonias Portuguesas que creo las circunstancias para un golpe de Estado en Portugal contra su régimen la libertad nunca hubiera sido logrado. Los detalles específicos de ciertos conflictos es lo que creá la historia. Nada es simple. No le creas a nadie quien te dice que lo es.
La EICTV le sigue pasando la cuenta a la Involución cubana, aquella idea de F.C. y García Márquez de tratar de "exportar y extender" el cine "involucionario" por todo el mundo resultó por completo contaproducente para la Dictadura, los estudiantes escogidos siempre han sido "pichones recalcitrantes de izquierda" pero la realidad por la que ha atrevesado el pueblo cubano, el hambre y la miseria, la apatía al régimen por los trabajadores de San Antonio de los Baños (pueblo orgullosamente Gusano), fué transmitida a estos futuros cineastas, si le sumamos la "gusanería" de los miembros del ICAIC, acabaron por convertir a estos jóvenes de la izquierda a una posición francamente contra la Dictadura. Los Castro lo tienen bien merecido
¡Bravo por la EICTV, de mi aldea!
"Quien siembra vientos recoge tempestades".
Cien por ciento de acuerdo. Trabajé en la EICTV antes de salir de Cuba y sé lo que usted dice. El problema es que Cuba es un planeta especial en la Galaxia de este mundo, y dentro de ese planeta anormal estaba la EICTV, con características propias por mezclar cubanos y extranjeros, y regulaciones propias también. No se le puede decir a un joven creador, nacido en otro país, sea de izquierda o derecha, "camine de esta manera", "escriba así", o "hable asao", enseguida tratan de sacudirse las presiones. Y los cubanos por su parte se sentían más libres en "la escuela de San Antonio".
El experimento del “Cine Latinoamericano” fue todo un desastre para la Dictadura; la EICTV logró formar verdaderos “contestátarios” contra el régimen.
Mis saludos Sra. Ana.