Un experimento genético para crear el "hombre nuevo socialista" termina creando unos seres humanos inquietantes en una Cuba donde nunca luce el sol: ese es el argumento de Corazón azul, de Miguel Coyula, una película atípica desde muchos puntos de vista.
Presentada en el Festival Cinelatino de Toulouse, en Francia, Corazón azul es el cuarto largometraje de Coyula, autor de Cucarachas rojas (2003), Memorias del desarrollo (2010) y Nadie (2017), películas que le trajeron más problemas que beneficios con el régimen de Cuba.
"Tardé diez años en rodar Corazón azul", explicó el director en la presentación al público de la película en la noche del sábado pasado en la Cinemateca de Toulouse, según el reporte de AFP.
La película arranca con un discurso de Fidel Castro en el que asegura que cualquier hombre del futuro debería asemejarse al "Che" Guevara. Proyecto Guevara es el nombre de ese "sueño": manipular genéticamente a los niños con la ayuda de una siniestra multinacional.
"Empecé a rodar en noviembre de 2011 y acabé en abril de 2022", explicó el cineasta de 44 años. Diez años plagados de obstáculos de todo tipo, y producto también del perfeccionismo artesanal de Coyula y su novia y actriz en la película, Lynn Cruz.
"Filmé de forma totalmente clandestina. Cuando estábamos en el exterior no podíamos permanecer más de 15 minutos, por eso hacía que todo el proceso se retrasara", explicó.
Un actor, que interpretó al padre de uno de los niños genéticamente modificados que busca la verdad, abandonó el rodaje al cabo de dos años.
"Él tenía que ser el personaje principal", recordó Coyula. Por ello, el guion tuvo que adaptarse a ese contratiempo, y a muchos otros, a medida que pasaban los años.
Corazón azul tiene elementos de ciencia ficción. "No es lo que se espera del cine cubano", dijo Coyula con una sonrisa irónica. Pero en la película caben además dibujos animados de estilo japonés, que Coyula diseñó y dibujó por su cuenta, así como fragmentos de noticieros televisivos falsos, que aluden a cadenas internacionales muy conocidas, o páginas de internet inventadas, a la manera de las "fake news" que circulan por las redes.
Coyula no duda en utilizar a figuras como Fidel Castro, su hermano Raúl, el expresidente estadounidense Barack Obama, para sus narraciones fílmicas. Toma fragmentos de sus discursos para adaptarlos a la temática de su película: el fantasma de un desastre científico de consecuencias insospechadas.
"Las primera escenas que se filmaron fueron las protestas en Nueva York de 2011", afirmó el cineasta.
Coyula, que vivió unos años en Estados Unidos antes de volver a Cuba, se encontraba en la ciudad de los rascacielos y aprovechó las protestas del movimiento Ocupar Wall Street para grabar en directo.
"Los que hablan sí son actores, pero los que están en el fondo son gente real", añadió. "Los personajes tienen un punto de vista anarquista", subrayó.
"En mi infancia, en Cuba, siempre nos hablaban de la justicia social. Ya cuando éramos adolescentes, como no encontrábamos la justicia social, nos volvíamos muy críticos, primero de la sociedad cubana y luego de otras sociedades en el mundo", explicó.
Coyula puso dinero propio para hacer la película. Cuando ya no le quedaba, hizo una campaña de crowdfunding internacional. Pero los 5.000 dólares recogidos se quedaron bloqueados en Estados Unidos a causa de las sanciones del embargo.
Corazón azul no se puede ver públicamente en Cuba ni fue invitada a participar en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, en diciembre pasado. No obstante, el Segundo Festival INSTAR, organizado por el Instituto de Artivismo Hannah Arendt de Tania Bruguera, sí la exhibió de forma virtual.
A pesar de todo, Coyula organiza pases del filme en su casa todos los domingos, para grupos reducidos de personas.
"Te quedas un poco solo, pero al mismo tiempo tienes libertad absoluta", resumió, en referencia a las consecuencias que supone hacer el cine que hace.