Hace unos días, alguien me contó que en la Asociación Hermanos Saiz (AHS) se estaban realizando una serie de debates sobre democracia, pluralidad y diversos temas relacionados con el acontecer político y social de estos tiempos. No pude asistir al primer encuentro, pero este miércoles 25 de agosto decidí llegarme al Pabellón Cuba, donde tendría lugar el segundo, e intentar participar.
Poco antes del comienzo del evento la periodista Lisbeth Moya, que trabaja en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y a quien llamé por teléfono, me dijo: "Mauricio, no te aparezcas allá; nos vas a poner esto malo". Era tarde, yo ya estaba en el Pabellón Cuba y solo necesitaba precisar en qué parte exactamente sería el encuentro.
Mi llegada generó una tensión en el ambiente que no me sorprendió. No me enteré de estos debates por la televisión ni los medios oficiales. Sabía que se habían orquestado con la presencia de personas que se identifican como "de izquierda" y cuyas críticas no llegan a un punto que los invalide como interlocutores para los representantes de las instituciones.
Al activista comunista Yassel Padrón Kunakbaeva le cambiaron los colores del rostro cuando me vio llegar. Él también consideró que "por el tipo de medio" para el que yo trabajaba, no era conveniente mi presencia en ese evento que era "de izquierda".
Leonardo Romero Negrín, el joven que alzaba el cartel con la frase "Socialismo Sí, Represión No" en la calle Obispo, fue el único de la triada que aseguró no tener problemas con mi presencia en una sala de debate con él. Pero como sus dos compañeros, me dejó claro que ese era un evento al que yo no había sido invitado.
Romero Negrín me explicó también que el objetivo de ese segundo encuentro era intentar ejercer presión para que en próximos debates participaran otras personas que las instituciones deslegitimaban por sus posturas más críticas. Pero como todo, dijo, tenía que ser "poco a poco".
En medio de nuestra conversación, apareció Luis Emilio Aybar, quien se presentó como uno de los especialistas de la AHS que estaba al frente del encuentro. No quiso darme muchos datos sobre sus funciones en la institución y ni siquiera su apellido. De este me enteré más tarde a través de las redes sociales y de una búsqueda en Google.
Solo se había acercado para comunicarme que yo no podía asistir a ese debate, porque no había sido invitado ni era miembro de la Asociación. Ante ese argumento, intenté explicarles a él y a todos los presentes que en un conversatorio en el que iban a tratarse temas de interés público para todos los cubanos, como la democracia y la pluralidad, no era justo que un periodista independiente no pudiera participar. Estaba dispuesto a permanecer como oyente e intervenir solo al final.
Aybar me respondió categóricamente que él no estaba dispuesto a debatir en una misma sala con una persona que era pagada por el Gobierno norteamericano para "tumbar" el sistema actual. Su objetivo era que yo me fuera. Pero me propuso planificar un dialogo para otro momento. Me dio un correo electrónico para planear una cita el próximo martes. Dejó claro también su desagrado ante una posible participación de personas como Tania Bruguera y Luis Manuel Otero Alcántara, quien de todas formas no habría podido acudir porque está preso.
Una vez más, en un círculo donde hipotéticamente se pretende hablar de democracia y aperturas, se comete un acto de exclusión y discriminación política aceptada por quienes participan. Mi objetivo no era armar un show, por tanto, me marché.
Con respecto a la propuesta de Aybar sobre un debate conmigo en otro momento, tengo que expresar que los problemas de la prensa independiente en Cuba no son asuntos que se resuelvan a puertas cerradas con un grupito escogido de periodistas.
La exclusión y el descrédito que enfrentamos deben ser ventilados públicamente, con las máximas entidades del país y el acceso libre a todos los compañeros del gremio que deseen estar presentes. Si Aybar está de acuerdo con esto, yo accedo a un debate público televisado, y por supuesto, él será tratado como un interlocutor válido sin importar su posición política.
Esto es con TODOS o no es con nadie. No importa cuan en desacuerdo esten estos de izquierda que se reunieron, si excluyen estan cayendo en lo mismo que el regimen.
¿De qué asombrarse? El presidente designado, Díaz-Canel S, lleva varios días reuniéndose con un público escogido que no lo critica ni con el pétalo de una rosa, y esto es lo mismo. Después dicen que hubo un "debate".